Tawakkul Karman, conocida como la "mujer de hierro" o la "madre de la revolución", dedicó su inesperado galardón a todos los activistas que, como ella, protagonizaron la ola de revueltas conocida como primavera árabe.
Karman es madre de tres hijos que desde hace años es una activista de derechos humanos y cuyo arresto en enero ayudó a detonar un alzamiento contra el presidente Ali Abdullah Saleh.
En los últimos ocho meses, la mujer de 32 años estuvo al frente de las protestas casi diarias de cientos de miles de personas en Sanaá y otras ciudades de Yemen en exigencia de la renuncia del autocrático Saleh y de la creación de un gobierno democrático.
Ella y otros jóvenes activistas insisten en mantener el carácter pacífico de sus protestas, pese a que el país parece al borde de la guerra civil a causa del levantamiento.
Saleh, en el poder hace 33 años, se niega a renunciar, y sus fuerzas de seguridad han disparado muchas veces contra los manifestantes.
Sanaá, la capital, se convirtió en una zona de guerra donde se enfrentan el Ejército contra unidades rebeldes y milicias tribales opositoras al presidente.
"Dedico el premio a todos los activistas de la primavera árabe", dijo Karman en declaraciones a la cadena de TV Al Arabiya, en alusión a la ola de revoluciones prodemocráticas ocurridas este año en países del mundo árabe.
"Estoy muy feliz. No lo esperaba en absoluto", dijo, y agregó que "el proyecto de libertad y dignidad se convirtió en realidad".
"Esto es un honor para todos los árabes, musulmanes y mujeres. Nos dirigimos hacia un futuro hermoso para nuestra nación", señaló Karman, que desde hace cuatro meses vive en un multitudinario campamento de protesta en Sanaá por temor a ser arrestada.
"Seguiremos trabajando para alcanzar todas nuestras metas, sin renunciar a ninguna", añadió.
El activismo de Karman se remonta a muchos años antes de que la primavera árabe sacudiera Túnez, Egipto, Yemen, Bahréin y otras naciones gobernadas dese hace años por gobiernos autocráticos.
Karman presidió la organización Periodistas Mujeres Sin Cadenas, un grupo de derechos humanos que defiende a periodistas.
La mujer es una dirigente de primera línea del partido fundamentalista islámico Islah, usa el velo musulmán y desde hace años hace campaña en su país conservador por mayores derechos para las mujeres y por una mayor libertad de expresión.
Karman es oriunda de la sureña Taiz, una ciudad conocida por sus intelectuales universitarios de clase media que se convirtió en uno de los epicentros de las protestas contra Saleh.
Las primeras protestas contra el presidente yemenita comenzaron en enero, pero escalaron drásticamente luego de que Karman fue brevemente arrestada, el día 23.
Las detenciones de mujeres en Yemen son muy raras, y la suya indignó a muchos.
Karman compartió el Premio Nobel de la Paz con la presidenta de Liberia, Ellen Johnson Sirleaf, y la activista liberiana Leymah Gbowee, galardonadas por su exitosa lucha por poner fin a la guerra civil en su país del oeste de Africa.
Ciberactivistas egipcios que habían sido mencionados como candidatos a recibir el Nobel saludaron la premiación de Karman.
"Felicitaciones a Tawakkul -y a las mujeres árabes- por el Premio Nobel de la Paz", dijo Abdel Fattah, quien dirige una ONG que promueve la democracia y los derechos humanos en Egipto.
"Siento un gran orgullo por los jóvenes egipcios y árabes que se mencionaron como candidatos. Que Dios nos ayude a lograr para Egipto mucho más que un premio", agregó.
Otro ciberactivista egipcio, Wael Ghonim, felicitó también a Karman y dijo que "nuestro verdadero premio es que nuestros países sean más democráticos y respetuosos de los derechos humanos".
Ghonim creó la página de Facebook llamada "Todos somos Khaled Said", un hombre cuya muerte a manos de policías egipcios lo convirtió en un símbolo de la lucha contra abusos policiales y ayudó a desatar la revuelta que derrocó al presidente Hosni Mubarak, en febrero pasado./Télam
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