Por Dahr Jamail
BAGDAD, feb (IPS) - "Sólo queremos una vida normal", suplica Um Qasim, residente de un edificio bombardeado de la capital iraquí. Hace años que ella y muchas personas más esperan que ese deseo se les haga realidad.
Qasim vive con su familia de 13 personas en los restos de un edificio de ladrillo en un extremo del que fuera un complejo del servicio de inteligencia militar en el distrito bagdadí de Mansur.
Cinco de sus hijos son mujeres. No tener un hogar no es fácil para nadie, pero es especialmente complicado para ellas.
"Mis hijas y yo tenemos que tener mucho cuidado", dijo Qasim a IPS. "Estamos cansadas de vivir con miedo porque en cualquier momento, cualquier día, puede acercarse un extraño y no tenemos ninguna protección. Cada día supone una nueva amenaza para nosotras".
Ni ella ni sus hijas se apartan mucho de la zona por temor a ser secuestradas o violadas.
"No me gusta vivir con miedo", dijo una de las jóvenes. "Pero mi madre siempre nos dice que tengamos cuidado. Ver su miedo me asusta".
El edificio, ocupado por Qusay Hussein, hijo del ex dictador Saddam Hussein (1937-2006), quedó bastante destruido tras el bombardeo estadounidense al comienzo de la invasión de Iraq en 2003. Lugares similares a ese se constituyeron en refugios para miles de desplazados.
Allí viven 135 familias, unas 750 personas.
"Es un sufrimiento", se quejó Qasim, quien debe compartir una habitación, casi sin muebles, con ocho familiares.
"El gobierno nos da 50 litros de combustible al mes, pero se nos acaba enseguida. Luego tenemos que tratar de conseguir dinero para comprar más para cocinar y no pasar frío".
El edificio está en muy mal estado. Los bloques de concreto cuelgan de las vigas de forma precaria, muchos techos están parcialmente derrumbados y las paredes exteriores no existen.
No hay agua ni electricidad ni saneamiento ni basurero. Pilas de residuos, pañales, restos de comida podrida y excrementos humanos están diseminadas por el lugar.
"No tenemos agua ni dinero ni trabajo", señaló Ahmed Hussein, de 15 años. "¿Cómo puede vivir un humano en esta miseria? Estamos hartos".
Los residentes no tienen posibilidades de buscarse un lugar para vivir mejor. El desempleo en Iraq es elevado, entre 40 y 65 por ciento de la población económicamente activa. Además cayó el precio del petróleo, fuente de 90 por ciento de los ingresos del Estado, por lo que las autoridades no tienen mucho para dar.
En enero, el gobierno comunicó su decisión de desalojar a todas las personas que habían ocupado predios estatales tras la invasión. Más de 250.000 personas viven en la calle u ocupan viviendas, estiman organizaciones no gubernamentales locales.
"El gobierno iraquí decidió desalojar a todos los ocupantes de sus propiedades: tierras, viviendas, edificios u oficinas. Les darán dinero para ayudarlos a encontrar otro lugar para vivir", reza la declaración oficial del 4 de enero.
El gobierno había dado a los ocupantes 60 días, a partir del 1 de enero, para desalojar los predios del gobierno, de lo contrario iniciaría acciones legales. Pero luego decidió ampliar el plazo, pero nadie sabe hasta cuándo.
"Queremos ayuda del gobierno", señaló Nasir Fadlawi, de 48 años, que oficia de administrador del edificio de Um Qasim. "Le pido al gobierno que se preocupe por nosotros, los hijos e hijas de Iraq. No estaríamos aquí si nos hubieran ayudado".
La mayoría de las personas no tienen casa por motivos económicos o porque la perdieron durante la violencia sectaria que arrasó Bagdad en 2006, indicó Fadlawi. "La policía y el ejército iraquí suelen venir a amenazarnos. Pero tenemos derecho a vivir", alegó.
Es difícil encontrar trabajo o vivienda a causa de la corrupción, añadió. La última vez que se presentó a un empleo le pidieron 700 dólares. "¿Dónde voy a conseguir ese dinero si no tengo trabajo?", se lamentó.
El gobierno tendrá de demorar sus planes de construcción de viviendas. El Ministerio de Migraciones y Desplazados pospuso hasta 2010 algunos de sus proyectos.
"Pedimos unos 34,2 millones de dólares del presupuesto del Ministerio, pero nos dijeron que sólo nos podían dar 6,85 millones", informó el director de planeamiento de la cartera, Ali Shaalan. "Por lo que es probable que no podamos cumplir con nuestros objetivos para este año".
Hay 1,6 millones de personas desplazadas en Iraq, según estimaciones de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), difundidas en enero.
Casi dos tercios de ellas, poco más de un millón, viven en Bagdad. Más de la mitad son mujeres y niñas, expuestas a violaciones y otras formas de abuso sexual, subraya el informe.
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