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Todavía recordamos hace apenas dos años a muchos de los trabajadores de SIDOR recibir entusiastas al  ex ministro  Sanz y al presidente Chávez en Matanzas, Puerto Ordaz , a la  firma del decreto de estatización de la empresa. Pensaban ellos, ilusos, que con la estatización de la más importante empresa siderúrgica del país acabarían los conflictos con los patrones, y comenzaría una nueva etapa más próspera y productiva.  Hoy Sidor es una empresa  que da pérdidas millonarias,  con su producción en caída libre, con sus trabajadores-accionistas que no cobran sus dividendos,  y con deudas laborales que crecen día a día.  Sin ánimos de ser catastrofistas, la crisis eléctrica probablemente terminará por acabar con la más importante industria del país, vanguardia del desarrollo industrial de Venezuela.  

Hoy en día,  los sindicatos y los trabajadores de la Polar,  no importa si se dicen bolivarianos o no, si dicen ser “del proceso” o no; poco importa si laboran en Barquisimeto o en Táchira, o en Carabobo, o en Caracas, o Cumaná, se enfrentan a las amenazas directas de expropiación que el presidente Chávez intenta ejecutar contra ese grupo económico y contra sus trabajadores. 

La pelea que están desarrollando los trabajadores de la Polar en Barquisimeto, cívica, pacífica, democrática, se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza para las fuerzas de Atila, por la decisión que muestran los trabajadores y por su discurso firme en la defensa de  sus empleos y su fuente de ingresos.  Porque los trabajadores de Polar saben que si Chávez logra arrebatarles esos terrenos se acabará para muchos de ellos la estabilidad de la que han gozado, los beneficios laborales, los pagos oportunos, los programas de capacitación, en fin, todas las beneficiosas condiciones que han disfrutado durante muchos años.  En cambio, vendrán más promesas, y con ellas los atrasos en las quincenas, las demoras en los beneficios, el sectarismo ramplón que los obligaría a marchar cada vez que se le antoje a los jefes del Psuv,  las exclusiones, la sustitución de los gerentes y profesionales capacitados por comisarios políticos ignorantes y arrogantes. Ellos saben que vendrá la ruina de miles y miles de familias. ¡Ya nadie se come el cuento!

No sabemos, cuando esto escribimos, si la alcaldesa de Barquisimeto, punta de lanza local de los caprichos de Chávez por arrebatar esos terrenos a la Polar, con la ayuda de la Guardia Nacional y demás fuerzas represivas,  logrará o no consumar el atropello. Lo que si sabemos es que nunca antes se había producido una resistencia tan responsable, tan madura, tan unánime de los trabajadores frente a la guerra que, contra la propiedad privada, contra los sindicatos, contra los empresarios y contra los deseos de superación y progreso, tiene emprendida Chávez y su obsecuente cogollo, queriéndose llevar por los cachos a miles de trabajadores, a decenas de años de trabajo, de progreso y productos y servicios de calidad.

Para el chavismo esta pelea de los trabajadores de la Polar supone un gran riesgo. Terminó la etapa del engaño, el fin de la demagogia, el fin de las promesas incumplidas de la revolución bolivariana. Esta pelea es una señal más de que la fiesta “roja” languidece a paso de vencedores.       

Manuel Guevara
Caracas, 6 de mayo de 2010.

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