Por Antonio Grillet *
Siguen los atropellos en el aeropuerto internacional de Barajas, Madrid, con los venezolanos que visitan esa localidad como turistas, no emigrantes aclaro, que aun no llegamos a ese nivel, cuando esta semana dos damas sufrieron el desafuero de las autoridades aduánales. También con data reciente la periodista Solvy Hernández denunció trato vejatorio y violento en aquella localidad. Vaya usted a saber cuantos de estas arbitrariedades quedan en el anonimato.
En efecto, en las oportunidades que he viajado a Europa he sido testigo y víctima de esta situación cuando recobramos un status de mercancía humana al enfrentarnos en el mostrador de chequeo al guardia de Inmigración, encargado de sellar los pasaportes que nos acreditan para poder ingresar a cualquier país. Uno de los problemas radica en que el funcionario observa el pasaporte primero con estudiada displicencia luego ve el sitio donde va impreso el Escudo Nacional de la Republica Bolivariana de Venezuela y se inicia para el portador un período incomodo y un control riguroso en extremo que más bien podrían aplicar a cualquier terrorista o prófugo solicitado de la justicia.
Es una especie de ejercicio de humillación que no nos explicamos pues delante de nosotros pasan airosos pasajeros provenientes de USA u otros sitios de Europa que enlazan con destino a España. Una lección de desprecio que nos cargan como para engrosar un dossier embarazoso. Rosario de preguntas insólitas que carecen de fundamento y una inquisitiva búsqueda de cualquier fallo en el pasaporte conforma parte de la programación de bienvenida a la “Madre Patria”, si es que te dan acceso a ella para lo cual alegan cualquier absurda eventualidad que les venga a mano
Es bueno hacer notar a estos funcionarios que miran de lado a los viajantes y por ende irrespetan un documento oficial que las imágenes que están impresas en el interior del mismo, pertenecen en su casi totalidad a próceres de la Independencia que frenaron la avalancha inquisitorial de conquistadores que quisieron supeditar a su antojo a una población pacifica incitada a una guerra que nos liberó para siempre de la programada esclavitud que traían bajos sus yelmos. También, que sin albergar odios en este país se le dio acogida y albergue a cientos de millares de españoles que en desbandada escapaban de la miseria , de la huestes del franquismo y fueron recibidos con cordialidad en esta latitud donde hicieron fortuna, fundaron familias y muchos de ellos decidieron eternizarse a nuestro lado.
Propicia esta situación, para hacer llegar al ciudadano embajador de la República Bolivariana Venezuela en España, Isaías Rodríguez, la obligación de la Diputación que preside (lo cual no dudamos que así es) de hacer valer y respetar los derechos de sus connacionales que salen del país y asistirlos legalmente en cualquier problema que confronten fuera de su geografía.
* Periodista venezolano