Por Alberto Galeano

Jul. 23 (Télam).- Así como William Randolph Hearts fue uno de los padres de la prensa amarilla, el magnate australiano Rupert Murdoch dejó su marca en el Reino Unido con el escándalo de las escuchas ilegales.

Con algunas diferencias, el caso que provocó el cierre del diario News of the World (NoW, noticias del mundo) de Murdoch se asemeja a algunas de las operaciones de prensa que hacía Hearts para conseguir una noticia.

La vida del magnate estadounidense fue inmortalizada en una película dirigida por el director Orson Welles: “El ciudadano Kane”, uno de los mejores filmes de todos los tiempos.

Ambos practicaron el periodismo amarillo o sensacionalista; ambos conmovieron al mundo con sus noticias. Murdoch no ahorró gastos para lograr sus fines, ya que su grupo está acusado de gastar 100.000 libras esterlinas (unos 160.000 dólares) en sobornos a Scotland Yard (policía británica).

Murdoch, sin embargo, pidió perdón ante una comisión del Parlamento británico que lo interrogaba y dijo que no renunciará a la dirección de News Corporation, formado por docenas de diarios y cadenas de televisión, entre ellas la cadena Fox y el diario The Wall Street Jornal de Estados Unidos y el británico Sunday Times.

El caso de las escuchas ilegales salió a la luz gracias a Sean Hoare, ex reportero de The Sun y NoW, cuyo cadáver fue encontrado el lunes pasado en su domicilio, sin que se conozcan aún las causas de su muerte.

Según el periodista del diario The Guardian, Nick Davies, Hoare fue el primero en denunciar a Andy Coulson, ex director de NoW y luego consejero de Comunicación del primer ministro conservador, David Cameron.

Hoare, que nunca negó su adicción a la cocaína, denunció que el espionaje telefónico formaba parte del diario, así como el pago de drogas y corromper a agentes, con el fin de conseguir una primicia que luego se convertiría en el titular del periódico.

El escándalo de las escuchas ilegales -que afectó a unas 3.000 personas, entre ellas la actriz Gwynet Paltrow, el cantante George Michael y la ex esposa de Paul McCartney, Heather Mills- desnudó una serie de problemas que existen en la mayoría de las sociedades occidentales, donde la prensa amarilla cumple un rol estelar.

En News Internacional, Murdoch contaba con la ayuda de la consejera Rebeca Brooks (actualmente detenida), llamada la reina de los tabloides británicos, que renunció a su cargo a raíz del escándalo. Brooks pasó de ser secretaria a directora del diario NoW, entre 2000 y 2003.

Durante esos años, el periódico cometió numerosas escuchas ilegales para obtener información de políticos o víctimas de crímenes, como el caso de la niña Milly Dowller, que fue secuestrada y asesinada.

Dueña de una personalidad sin límites, Brooks fue muy amiga del ex primer ministro británico Tony Blair y del conservador Cameron, con quien pasó la Navidad el último año y anduvo a caballo en el condado de Oxforshire.

En un artículo en The New York Times, el analista Roger Cohen dijo que "no sólo Cameron se encuentra en una cloaca", a raíz de que Coulson fue su primer director de Comunicaciones de Downing Street.

“La cultura del Reino Unido está apestada. Su naturaleza venal, voyorista, reality-show-obsesiva está ahora bajo la lupa por las revelaciones que el tabloide hizo para satisfacer la lascivia de sus lectores, controlando ilegalmente teléfonos, incluso el teléfono de una niña de 13 años que fue asesinada”, afirmó.

Murdoch, que se presentó esta semana a declarar ante la Cámara de los Comunes, rechazó cualquier responsabilidad en el espionaje de miles de personas. (El escándalo) significa “la mayor lección de humildad de mi vida”, afirmó.

En un artículo editorial, el semanario The Economist opinó que Murdoch es “el último miembro de una raza agonizante” de los magnates de la prensa.

También señaló que Internet "está socavando el dominio de los medios de comunicación y entregando el poder a las nuevas empresas, bloger y compañías como Google y Yahoo para quienes las noticias son un negocio periférico, no una pasión devoradora”.

La prensa amarilla nació durante la guerra entre Estados Unidos y España por Cuba, en 1898, durante el cual magnates como William Randolph Hearts, del diario de Nueva York Journal, y Joseph Pulitzer -del New York World-, publicaron artículos sensacionalistas sobre el conflicto, apoyados en fuentes inexistentes.

Las supuestas atrocidades españolas en Cuba y el hundimiento del acorazado U.S.S Maine, el 15 de febrero de 1898, difundido por la prensa estadounidense como un acto de provocación, derivaron en la intervención de Estados Unidos y la posterior anexión de la isla caribeña. Además, Washington se adueño del Canal de Panamá.

En aquellos días, los diarios de Hearts y de Pulitzer empezaron a publicar historietas con color. Uno de ellos difundía un comic llamado “The yellow kid” (el chico amarillo)”. En consecuencia, el diario The New York Press llamaba despectivamente a ambos matutinos "yellow kid journalism".

Después del hundimiento del Maine, muchos periódicos norteamericanos enviaron sus corresponsales a La Habana, entre ellos Frederick Remington quien envió un cable diciendo que no había guerra.

Pero su jefe Hearst, que convocaba a sus lectores a vengar el honor de los estadounidenses, replicó: “Por favor, permanezca allí.

Usted tome las fotografías. Yo le suministraré la guerra”, según señalan algunos informes de prensa.

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