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La tienda de muñecos (1927), La tuna de oro (1951), La hoja que no había caído en su otoño (1979), La motocicleta selvática (2005) y El regreso de Toñito Esparragosa (2005), son los cinco volúmenes del cuentista venezolano Julio Garmendia, recopilados por la editorial Biblioteca Ayacucho y presentados en un libro de 292 páginas.

Los relatos que el lector encontrará se corresponden con las dos etapas de la vida de Garmendia en Caracas: la primera, entre 1917 y 1924; la segunda, de 1939 a 1977, fecha en que murió el cuentista, considerado introductor del realismo fantástico en la ficción hispanoamericana.

Oscar Sambrano, prologuista de la edición perteneciente a la Colección Clásica de la Biblioteca Ayacucho, señala:

“Emplea una dialéctica que opone personajes “perfectos, felices e inverosímiles” a “sujetos descompuestos” que pecan por el absurdo de no ser absolutamente ficticios. Establece también distancias precisas entre los héroes “ilusorios, fantásticos, irreales” y los devaluados personajes “verosímiles y aún verídicos”.

Sambrano explica que los cuentos iniciales de Garmendia se singularizan desde el comienzo, y lo presentan “como un narrador fuera de lo común que está poniendo en práctica su particular estética. Estas verdades realzan sus cuatro relatos principales: El camino de la gloria (1917), Una visita al infierno (1917), Historia de mi conversión (1918) y Opiniones después de la muerte (1922)”.

De acuerdo con el prologuista, los cuatro relatos breves coinciden en referirse humorísticamente a ciertos asuntos ultraterrenos, con exacta dosis de gracia, salpicados con pizcas de ironía y aderezados con una discreta irreverencia.

Entre algunos de los cuentos que se pueden encontrar en esta completa edición está El alma, una recreación de la leyenda del Diablo y el Doctor Fausto, en la que lo novedoso que incorpora Garmendia es un demonio tímido y caballeroso, interesado en comprarle su alma a un cristiano, que logra salvarse engañando al diablo, al que le pide que le conceda el don de “mentir sin pestañear”.

También está El cuarto de los duendes, fresca narración inverosímil, en la que los recuerdos de infancia y de viajes se materializan en traviesos duendecillos, de los cuales el lector no alcanza a saber si tienen existencia real, o si se trata de visones engañosas de alguien que ha consumido licor.

Julio Garmendia nació en El Tocuyo, estado Lara, el 9 de enero de 1898. Tras cursar el bachillerato, llega a Caracas con su padre en 1915. A los 17 años, comenzó una intensa labor como periodista en el diario El Universal y en distintas revistas de la época, al tiempo que participó activamente en los círculos intelectuales de la ciudad.

A través del cuento fantástico reaccionó contra todas las formas monótonas y documentalistas de la ficción del modernismo y criollismo.

Garmendia falleció el 8 de julio de 1977 en el Hospital Militar, en Caracas. /AVN

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