Jue, 14 de Enero 2010, 19:35:26 -- Actualizado: Dom, 12 de Julio 2009, 08:17:16
JERÓNIMO CARRERA / Desde Gómez no escuchábamos tanta adulancia hacia un Presidente
En entrevista especial para el quincenario El Espacio, Jerónimo Carrera, presidente del Partido Comunista de Venezuela, advierte que una revolución basada en una persona tarde o temprano va a fracasar. La política de constante confrontación interna y la división del país en dos podría conducirnos hacia la desgracia de una guerra civil. El Presidente Chávez no debería estar alardeando de una conflictividad innecesaria y permanente con Estados Unidos. Venezuela necesita diplomacia./ MARIO VILLEGAS


 
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* “Si el presidente Chávez logra desaparecer al PCV se ganaría el perdón de Estados Unidos”   

* “Es peligrosísima la conflictividad con Colombia y absurda la reclamación que Venezuela pretende contra Guyana, donde no tenemos ningunos derechos”  

* “Aquí todos los que actuamos en política somos o hemos sido golpistas”  

* “Chávez no es comunista y el socialismo del siglo XXI es una baratija ideológica”  

* “El PCV no está en el gobierno. Nuestros militantes designados para algunos cargos ejecutivos no han tenido la autorización del partido”   

* “Resistirse a la crítica es la mayor imbecilidad de una persona” 

* “Globovisión es un canal completamente prejuicidado, VTV es tan malo como Globovisión y La Hojilla es un programa contrarrevolucionario”  

* “Lo mejor del proceso ha sido la politización de las masas. Lo peor, la política económica. En vez de impulsar a la gran industria pesada se prioriza a la empresas artesanales y la elaboración de guayucos. Es hasta risible que se pierda la oportunidad de desarrollar el país” 

 

Por Mario Villegas

 

      El presidente del Partido Comunista de Venezuela, Jerónimo Carrera, se siente muy honrado de encabezar la organización de los comunistas venezolanos, al frente de la cual estará mientras sus camaradas quieran que así sea. “Lo que no va a lograr nadie es sacarme del PCV, porque a mí me costó mucho trabajo entrar al partido”

      Ha sido y es hombre de hablar clarito y raspao. Y es que a su edad, cerca ya de los 87 años, dice no tener nada que temer.

      Por estos días está algo indispuesto de salud, pero aun así exhibe su habitual cordialidad y permanente disposición al diálogo.

      La conversación fluye en su modesta residencia, desde donde da sus pareceres en torno a la gestión gubernamental del presidente Hugo Chávez Frías y otros temas.

      -¿Qué  es lo mejor que le ve a este proceso?

      -La politización de las masas, que antes estaban adormecidas y apáticas producto de las decepciones en los gobiernos anteriores.

      -¿Y lo peor?

      -La equivocada política económica. La vía de desarrollo que se ha experimentado en el mundo se basa en la gran industria pesada. Es el caso de Estados Unidos, Alemania, Japón, Rusia, entre otros. Nuestro camino debería comenzar, por ejemplo,  por un gran impulso al desarrollo de la industria siderúrgica y demás empresas de Guayana. En vez de pedirle a Argentina la construcción de nuestros barcos en sus astilleros deberíamos construirlos aquí en Venezuela. En vez de eso, se prioriza a las empresas artesanales y la elaboración de “guayucos”. Es hasta risible que se pierda la oportunidad. Me gustaría hablar con el ministro Jorge Giordani para que me lo explicara. Esa política económica es el mayor error. Queremos empezar por donde debemos terminar.

      -¿Y la corrupción?

      -Es parte del sistema. La corrupción siempre ha existido y existirá  mientras exista el Estado. 

CHÁVEZ NO ES COMUNISTA

      -¿Chávez es comunista, como se le señala desde la oposición?

      -Hugo Chávez es cristiano, como él mismo se ha proclamado y hay que admitirlo. Al mismo tiempo es bolivariano, lo cual también hay que admitir. Y dice que es marxista. Está mezclando tres cosas muy diversas. Pero allí está Hugo Chávez. O sea que sí es posible. Hay un caso anterior: el de mi amigo Luís Cipriano Rodríguez, quien siempre se ha proclamado cristiano, bolivariano y marxista.

      -Pero una cosa es ser marxista y otra ser comunista. ¿Chávez en efecto es comunista?

      -No. Para ser comunista se requiere llegar al fondo de pensamiento de Marx, que es el de una sociedad donde desaparece el Estado, donde no es necesaria una autoridad para que los ciudadanos cumplan con todos sus deberes, el primero de los cuales es el trabajo. No puede haber gente ociosa y al no haber gente ociosa es una sociedad que no necesita ni curas ni militares, porque esos son dos oficios que viven del trabajo de los demás. Una sociedad como esa, en la que no haya sacerdotes de la religión que sea, ni militares, quiere decir que ya allí está llegando el comunismo.

      -¿Por qué usted sostiene que el Socialismo del Siglo XXI es una baratija ideológica?

      -Eso es como si yo le digo al Presidente: “Hugo, ese cristianismo tuyo es el de Cristo del Siglo I y eso es anticuado. Vamos a crear un Cristianismo del Siglo XXI”. El socialismo no puede ir ligado al almanaque, no va variando de acuerdo con el tiempo. Lo que va es sencillamente perfeccionando su acción, pero básicamente es el mismo.

      -¿Cómo caracteriza a la sociedad venezolana de hoy?

      -Yo defino al gobierno actual como una revolución bolivariana dirigida por la pequeña burguesía, aunque se trata no de la pequeña burguesía urbana sino de la aldeana. Es decir, gentes venidas de provincia., hijos de campesinos aunque ellos mismos nunca hayan sido campesinos, de pequeños funcionarios públicos, maestros, etcétera, que lograron ir escalando socialmente, sobre todo, como en el caso actual de Venezuela, lograron entrar a la Escuela Militar. Para entrar a la Escuela Militar se necesitaba la recomendación de alguien de Acción Democrática o de Copei. En este caso de Hugo Chávez, es público y notorio que sus padres eran copeyanos. Indudablemente que para que un hijo de ellos haya podido entrar a la Academia Militar tuvo que haber alguna recomendación, quizás hasta del propio Rafael Caldera o de algún alto dignatario de ese partido. Y eso explica un poco por qué los ataques actuales del gobierno se dirigen fundamentalmente contra AD y muy rara vez contra los socialcristianos y en especial el caso de Caldera, que es casi como un intocable.

      -¿No será más bien porque Caldera indultó al hoy Presidente?

      -No creo, porque Caldera fue sobornando a ese grupo de oficiales del 4-F. Arias Cárdenas salió para un carguito por allá, otro salió para otro carguito y así sucesivamente. El único que se mantuvo rebelde fue Hugo. Tiene ese mérito. Y no lo podían mantener indefinidamente preso por el delito de rebelión o intento de golpe de Estado, porque si en Venezuela se fuera a condenar a la gente por golpista, todos los venezolanos, al menos los que nos hemos ocupado de la política, estaríamos presos. Yo quisiera conocer a algún venezolano que no sea golpista. Todos, incluso nosotros los comunistas, hemos sido golpistas. Nosotros entramos en el complot de 1962 con grupos militares, que fueron los golpes fallidos en Carúpano y Puerto Cabello. No conozco en Venezuela a alguien dedicado a la política que no sea golpista.

      -¿Entonces comparte que el presidente Chávez califique de golpista a todo aquel que disienta o realice una acción opositora?

      -No es que lo comparta, sino que esa es la realidad. ¿De dónde vienen estos opositores de hoy? ¿Qué hizo AD la primera vez para llegar al gobierno? Un golpe. Repito: aquí todos somos golpistas.

      -Pero cualquier opinión disidente, el Presidente la tilda de golpista y la vincula con una conspiración magnicida, aunque la oposición pareciera encaminada a las vías democráticas y electorales…

      -Al Presidente no le gustó una entrevista que me hizo en el Canal 8 nuestra amiga Vanesa Davies, quien me preguntó sobre esto del magnicidio y yo le contesté que, cuando salimos a la calle, todos los venezolanos estamos expuestos a que nos maten. Ese es un privilegio que lo compartimos todos. Yo no creo que el Presidente pueda ser una excepción. En este país, con la inseguridad que hay actualmente, todos estamos corriendo ese riesgo a diario. Claro, en Venezuela no ha habido ningún caso de eso que llaman magnicidio, que no sé por qué se utiliza esa palabra porque para mí todos los seres humanos somos iguales. El hecho de que alguien tenga un cargo creo que no nos diferencia. Todos somos iguales. Así como la Presidencia de la República aporta algunos privilegios y beneficios, también tiene que aportar algunos riesgos, algunos peligros. Una persona totalmente desconocida corre menos riesgos que alguien que sea conocido, pero a la vez esa persona tiene menos beneficios, menos privilegios. 

¿HIPERLIDERAZGO O JALAMECATISMO?

   Preguntado acerca del culto a la personalidad o el “hiperliderazgo” que se cuestiona al Jefe del Estado, el dirigente comunista responde sin ambigüedades.

   -En Venezuela el mayor peligro es el jalamecatismo. A Chávez lo van gradualmente erosionando como persona a base de alabanzas continuas y desmedidas. Desde la época del general Gómez yo no oía tanta adulancia.

   Pero Carrera tiene otras razones de mucho peso para objetar ese culto alrededor del Presidente.

   -Además de que me choca desde el punto de vista de la ética personal, pues yo nunca he adulado a nadie ni tampoco acepto que me adulen, como comunista estoy convencido que una revolución que se base en una persona es una revolución que tarde o temprano va a fracasar. ¿Por qué? Porque al acabarse esa figura, que evidentemente es mortal, se acaba la revolución. Un caso muy elocuente es el del Mariscal Tito. Él era todo en Yugoslavia. La República Socialista de Yugoslavia se acabó al acabarse Tito. Y tenemos muchos otros casos, quizás menos notables, pero también históricamente importantes. Es el caso de Gammal Abdel Nasser, en Egipto y el mundo árabe. Murió Nasser y se acabó todo. Es un hecho históricamente comprobado: una revolución no puede estar basada en una persona.

   -¿Qué  hace el PCV para que eso no siga ocurriendo en Venezuela?

   -En primer lugar, que nosotros no lo practicamos. Pero te admito que es un ejemplo un poco silencioso, porque no hemos hecho de esto una bandera. Y no lo hemos hecho quizás por consideraciones no políticas sino más bien politiqueras, para no crear conflictos, para evitar cosas, y como nuestros aliados sí lo practican, podría verse como una crítica muy dura para nuestros aliados. Pero yo personalmente sí me he permitido decirlo, como lo hice hace unos tres años en El Universal.

   -¿Pero lo correcto no sería que el PCV pusiera de lado esas razones politiqueras e hiciera sus críticas a cualquier costo?

   -En cierto modo yo lo he hecho como presidente del partido y sigo insistiendo en eso, porque creo que hacerlo favorece al proceso revolucionario. Esa situación ha llevado al partido a hacer la crítica pero indirectamente. El partido ha abogado varias veces por una dirección colectiva, para que haya una verdadera alianza, que no la hay hasta ahora entre los diferentes partidos que apoyan al proceso bolivariano. Esa es una crítica indirecta. No la hemos planteado en forma directa porque todo nos hace ver que eso no sería comprendido y aquí a quien critique en esa forma directa enseguida lo quieren arrojar a los leones.

      -En general, ¿Cómo calificaría la resistencia a la crítica?

      -Esa es una de las imbecilidades más grandes en las que puede incurrir una persona, porque la crítica es la que nos ayuda, la que nos hace progresar. La crítica es madre de la autocrítica. No nos podemos autocriticar si no nos critican. Entonces la autocrítica es indispensable para ir mejorando. No oír a alguien que nos critica es una imbecilidad. 

DIPLOMACIA VERSUS CONFLICTIVDAD

   Carrera cultiva especial vocación por los temas internacionales. Es de advertir, sin embargo, que la presente entrevista tuvo lugar cuando todavía no había ocurrido el golpe de Estado que desalojó del poder al presidente Manuel Zelaya, razón por la cual no se hace referencia al espinoso tema.

   Carrera refiere que dentro del gobierno existen corrientes que postulan una suerte de conciliación con Estados Unidos.

   -Las comprendo, porque yo tampoco soy partidario de un hostigamiento, de una pugna permanente con Estados Unidos. Tal vez por ser egresado en Estudios Internacionales, creo mucho en los métodos diplomáticos. Y efectivamente, Venezuela necesita diplomacia. Nosotros no podemos vivir en esa confrontación permanente.

   -¿No aprueba una confrontación con el presidente Obama?

   - El es el mismo musiú con diferente cachimbo. Es que ellos utilizan la diplomacia. Cuando les falla una vía tienen vías alternas. Todo lo que intentó George Bush les fracasó. Hay que ser realistas. Para ellos lo interesante es que siga llegando a los Estados Unidos ese petróleo venezolano. Aquí sacaron a Cipriano Castro, que fue el primer guachimán que tuvieron los Estados Unidos, precisamente porque no daba garantías. En cambio Juan Vicente Gómez sí las dio durante 27 años y todo gobernante de Venezuela que garantice la continuidad del flujo petrolero, puede ser de izquierda, de derecha o de lo que sea, pero esa es su tarea principal como guachimán.

   -O sea: Chávez y su gobierno no deberían estar provocando sistemáticamente a Estados Unidos…

   -Yo no diría provocando sino alardeando de una conflictividad innecesaria. Los Estados Unidos tratarán por todos los medios de apaciguar a Venezuela, porque a ellos no les conviene este conflicto. Pero a nosotros tampoco nos conviene. ¿Qué hacen los países? Buscan los medios adecuados. Ahí está China. La oposición entre China y Estados Unidos es mucho mayor que la que existe entre Venezuela y Estados Unidos, y los chinos tratan con el mayor tacto diplomático y sus relaciones con quién sea. Por ejemplo, ellos no rompieron con Pinochet, y eso se lo criticamos en su momento, pero yo creo que las relaciones diplomáticas no deben ser afectadas en ningún momento por situaciones políticas.

   -¿La conflictividad con Colombia es peligrosa?

   -Esa es peligrosísima. Recuerdo que en mis conversaciones con Hugo le señalé dos casos que a mi juicio había que corregir, y es que Venezuela había sido llevada por Estados Unidos y sus lacayos de aquí a un aislamiento muy peligroso con respecto a sus vecinos. Teníamos conflicto con Colombia, pésimas relaciones con Guyana, estábamos alejados de Brasil y ya no teníamos relaciones en el Caribe, porque eso era lo que a Estados Unidos le convenía. Hablamos del caso de Colombia. Yo apelé a las tesis bolivarianas y tuve la impresión de que en este caso él me comprendió, pero no me entendió en el de Guyana y la prueba es que en estos diez años el Presidente de Venezuela no ha estado en Guyana sino una sola vez, en cambio en los países más lejanos ha estado sopotocientas veces. Y es por eso que a la reciente reunión de San Kits y San Nevis no vino el presidente de Guayana. ¿Por qué? Porque ellos tienen dignidad. Y realmente Venezuela los ha tratado muy mal. Y creo que Hugo no me entendió esa vez porque los militares tienen una obsesión. Yo le expliqué que esa reclamación que pretende hacer Venezuela es completamente absurda, porque hubo un arbitraje y cuando nos sometemos a un arbitraje es con el reconocimiento previo de lo que el árbitro va a decidir. Sea a favor o en contra tenemos que aceptarlo. ¿Que ese fue un arbitraje manipulado por el imperialismo? Es cierto. ¿Pero por qué lo aceptamos? No tenemos ningunos derechos allí. Además, allí ha nacido una nueva nación que no existía para entonces, que es la nación guyanesa, un caso extraordinario en América, formado por Africa y Asia, donde la influencia europea es escasa. El imperialismo lo que ha hecho es tratar de dividir a los asiáticos de los africanos. 

PELIGRO DE GUERRA CIVIL

   -¿Esa misma diplomacia y coexistencia pacífica hacia el exterior, no debería practicarse también a lo interno respecto a la oposición, en vez de intentar pulverizarla?

   -En Venezuela se dice muy corrientemente que “gobierno no busca pleito” y que al gobierno lo que le conviene es la paz, y efectivamente es así. Pero yo creo que Chávez realmente no trata de pulverizar a la oposición. El necesita pelear con alguien y lo tiene como a los sparring en el boxeo. Fíjate que él no toma medidas efectivas, reales, para acabar con la oposición. Yo creo que más bien le da vida, le da aire. Ahora, esa es una concepción errada, desde luego, pero es novedosa. Y a mí antes de condenar lo nuevo me gusta siempre explorarlo y verlo según sus. Yo no he conocido ningún caso así de un gobernante que haya mantenido una pugna constante con los sectores opuestos. Más bien lo que hacen los gobernantes es tratar de atraer, de seducir a esos opositores para debilitarlos.

      -Así parece haber ocurrido en las últimas décadas de la llamada cuarta república, cuando había una coexistencia pacífica y relaciones entre los comunistas y el resto de las fuerzas políticas, incluso las gobernantes.

      -En una primera fase de la llamada cuarta república, la de Betancourt-Leoni, hicieron todo por acabarnos. Pero Caldera, hombre talentoso, cuando llegó a la Presidencia entendió que eso no era posible. Entonces apeló a la otra forma y efectivamente nos quitó mucha gente, sobre todo en el campo de los profesores, los intelectuales, y fue ablandando a mucha gente, y esa política fue continuada por Carlos Andrés Pérez y los gobiernos posteriores, porque esa política les resultó más efectiva que cuando nos atacaban de frente. Y hoy en Venezuela, que es efectivamente lo que yo veo con más temor, y quiero recalcarlo, es que hemos dividido al país en dos campos y eso es lo que engendra fácilmente esa terrible desgracia que es una guerra civil para un pueblo. Eso sucedió en España y eso no debe ser olvidado. También sucedió en varios países centroamericanos, así como en Colombia. ¿Por qué no puede suceder en Venezuela?

      -¿Esa política de Chávez de confrontación puede conducirnos a una guerra civil?

      -Estoy seguro que él no quiere eso, pero esa política puede ser aprovechada por el imperialismo para llevarnos a ese terreno. Ese peligro lo veo.

      -¿Sin proponérselo, él estaría abonando ese terreno?

      -Sí y eso es sumamente peligroso. 

EL PCV NO ESTÁ EN EL GOBIERNO

      -¿Por qué usted ha dicho que el PCV no está en el gobierno?

      -No es la primera vez que el PCV apoya a un Presidente. Apoyamos a Medina Angarita, le dimos apoyo a Rafael Caldera durante el primer semestre de su segundo gobierno y hemos estado apoyando a Hugo Chávez desde antes que llegara a la Presidencia. Ahora, nunca hemos formado parte de algún gobierno. A esos gobernantes que hemos apoyado lo hemos hecho basados en circunstancias históricas, o mejor en algunas expectativas, pero nunca porque haya habido un acuerdo para nuestra participación.

      -Pero en cargos del Poder Ejecutivo han estado hombres y mujeres del PCV. Es el caso primero de David Velásquez, luego de Roberto Hernández y María León. Además, el PCV presta apoyo irrestricto al gobierno en la Asamblea Nacional. ¿Cómo es eso? ¿El PCV está o no en el gobierno?

      -Nuestro partido no ha seguido lo que podríamos llamar las normas de los partidos comunistas, que cuando apoyan a un gobierno es previa una negociación, en la cual se ponen de acuerdo en un programa, en lo que ese gobierno va a hacer, en cuál va a ser su equipo gubernamental, una distribución de cargos  ministeriales, y entonces el partido designa de su seno a aquellas personas que considera apropiadas para cumplir esa labor. Así se hace en Francia, se ha hecho en Bélgica, en Italia, en Holanda, en Chile. Nosotros no. Nosotros le hemos dado la opción al gobernante de sustraer del seno del partido a determinada persona, que no sabemos por qué vía ha conseguido eso y finalmente perdemos a ese cuadro. Eso ha pasado aquí últimamente. Varias personas del PCV han sido llevadas a cargos diversos en la administración pública, pero sin consultar con el partido. Reconozco autocríticamente que hemos sido débiles en el sentido de aceptar esto, sobre todo en este caso de Hugo Chávez. Esas personas que tú mencionas han estado allí sin autorización del partido. Algunos de ellos dicen que han sido permisados, pero esa figura no existe en nuestros estatutos. Debo mencionar que ha habido verdaderos comunistas que han ido a cargos, han salido de éstos por situaciones de hostilidad y malas artes empleadas contra ellos y no se han ido del partido. Ahí está el caso de Otto Graterol, que estuvo en el Instituto de Nutrición, Fermín Toro Jiménez, que estuvo en la embajada ante la ONU. Otras personas no. Han optado por bajar la cabeza, aceptar los regaños del Presidente como niños pequeños, se quedan allí y se separan del partido.

      -¿Y cómo está el PCV?

      -En términos generales, bastante bien. Se ha probado que puede resistir la tentación de Chávez de absorbernos. Y todavía va a desarrollarse mucho más, y no lo digo en términos electorales sino en términos reales.

      -El PSUV le ha succionado algunos dirigentes, como estos que llegaron a ser ministros.

      -Es verdad. Se nos fue un grupo de camaradas a los que el Presidente nombró  sin consultarnos. María León, por ejemplo, hoy Ministra de la Mujer, fue la única que al menos nos escribió anunciando que se separaba del partido. En cuanto a Roberto, el Presidente lo nombró Ministro del Trabajo. Es curioso que, con vistas a las elecciones presidenciales de 1998, el comité central del partido estuvo por meses debatiendo y finalmente decidió apoyar la candidatura de Chávez, y fue precisamente Roberto Hernández quien se opuso férreamente a que el partido apoyara a Chávez. Su argumento era que Chávez es perezjimenista. Pero Venezuela es así. Este no es un país serio. Somos mamadores de gallo. Razón tenía Francisco de Miranda cuando nos describió con la expresión “Bochinche, bochinche, bochinche”. 

GLOBOVISIÓN Y VTV

      Es partidario de que los medios de comunicación “no estén bajo el control ni del gobierno ni de la oposición”. Cuenta que vivió la experiencia en los países socialistas y especialmente en Checoslovaquia. “Allí las noticias empezaban tal como ocurre hoy aquí con Venezolana de Televisión: `Ayer el camarada Gustav Husak, Presidente de la República, hizo tal cosa’. Ese día podía haber sucedido cualquier hecho más trascendente en el mundo pero esa era una rutina”

      -Eso no sirve. Ese es un gran error. Tenemos que crear una televisión que responda al conjunto de la sociedad y eso puede ser llevado a la prensa misma. Nada de periódicos en manos privadas pero tampoco en manos del gobierno. Uno se le da a los sindicatos, otro a la Fuerzas Armadas, otro a las universidades, otro a la iglesia, a aquellas colectividades que pueden reflejar una variedad de opiniones y que incluso ellas mismas van cambiando. Hoy esos sindicatos pueden estar en unas manos y mañana en otras. Eso para que haya equilibrio, porque la información tiene que ser sagrada, hay que respetar ese derecho del ser humano a saber no solamente lo que pasa en su entorno, en su parroquia, ni siquiera en el país y el continente, sino lo que pasa en el mundo.

      -¿Qué  opina de Globovisión?

      -Alberto Ravell era un hombre sumamente querido en Venezuela por todos los sectores. Tenía un programa en la radio que lo oía toda Venezuela. Yo creo que el hijo lamentablemente no conoció al padre. Ojalá él pudiera leer las cosas de su padre, porque ese es el tipo de periodismo que debe hacerse. Y Globovisión, que yo la veo, no lo hace. Es un canal completamente prejuiciado.

      -¿Y Venezolana de Televisión?

      -Es tan mala como Globovisión. Siempre he dicho que los únicos programas que se salvan son los de Vanessa Davies y Ernesto Villegas.

      -¿Y La Hojilla, de Mario Silva?

      -Ese es un programa contrarrevolucionario. 

 

 

 

 

QUIÉN ES QUIÉN

      Jerónimo Carrera nació en Cumaná el 14 de agosto de 1922, por lo que está próximo a cumplir 87 años. Aunque se formaría luego en Estudios Internacionales, desde muy pequeño tenía inclinaciones por el periodismo. En 1937, con apenas 15 años, comenzó a escribir crónicas deportivas en el periódico regional El Renacimiento, que después serían publicadas en Caracas en el diario Ahora, que dirigía Luís Barrios Cruz. Con los años, llegó a ser director de Tribuna Popular, órgano de los comunistas venezolanos fundado por Gustavo Machado. Es internacionalista, pero confiesa que su único “cargo diplomático” fue el de “embajador” en Europa del Partido Comunista de Venezuela (PCV), de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN) y de la Central Unitaria de Trabajadores de Venezuela (CUTV), de cuyo comité ejecutivo sería después  miembro.

      Tiene cuatro hijos: Luís José, Álvaro,  Hernán y Claudia. Nietos y bisnietos los tiene a granel, pero no atina a precisar cuántos, pese a su envidiable memoria y lucidez.

      Vive en un modestísimo apartamento en la avenida La Paz, cerca de San Martín, en condiciones muy diferentes a las que rodean a ciertos revolucionarios de nuevo cuño. En vez de ostentosos muebles y enseres, en el hogar de Jerónimo abundan apretadamente los libros, periódicos y revistas. Se nota, sí, el orden, tal vez impuesto por la cuidadosa mano de Angelina, una chilena revolucionaria tornada venezolana, quien le dio un nuevo impulso vital a este viejo roble desde que, años atrás, falleció su esposa Magda.

 

 
 

 

 

 



 

“SI LIQUIDA AL PCV SE GANA EL PERDÓN DE LOS EE.UU”

 

   -¿Qué  siente cuando en el gobierno que ustedes apoyan ve la misma intención que tuvieron otros de liquidar al PCV?

   -Eso viene dado por varias circunstancias. En Venezuela todos los gobiernos, prácticamente sin excepción, han intentado esto. Para ellos es como una tarea histórica incumplida. A veces utilizan mano dura. Cuando eso les ha fallado lo intentan por otras vías. Es decir, ha habido varias formas. COPEI, por ejemplo, buscó dividir al PCV, allá por el año 1974, cuando algunos dirigentes, entre ellos Eduardo Machado y Guillermo García Ponce, se fueron tras el señuelo de la candidatura de Lorenzo Fernández. En Venezuela hay quienes piensan que si ellos logran hacer desaparecer al Partido Comunista por métodos suaves ellos van a recibir la medalla más alta del Congreso de Estados Unidos, que todos estos episodios de choque con los gobernantes de Estados Unidos se borrarán ante ese hecho, porque habrá logrado quien considera hacer desaparecer al PCV en Venezuela lo que no consiguieron ninguno de los gobernantes anteriores.

   -¿Si Chávez lograra eso Estados Unidos le perdonaría todo?

   -Todo, todo, todo…

 

 

 


 
 
 

 

 

FRAUDE DE PUNTA A PUNTA

 

-¿Qué  opina de la proyectada nueva ley electoral, que es señalada por su partido de liquidar la representación proporcional de las minorías?

-Yo no me ocupo de eso porque no creo en elecciones. Fui un fervoroso partidario de elecciones cuando a fines de los 50 y a comienzos de los 60, Luís Corvalán en Chile lanzaba la  vía pacífica y aquí había camaradas que eran partidarios de la lucha armada. Yo creía en esa vía pacífica. Pero pasaron los años y me tocó ser miembro por única vez en mi vida de la Junta Electoral del Estado Sucre, en la que por cierto me metió Guillermo García Ponce. Allí me di cuenta de lo que son las elecciones: un fraude de punta a punta. Entonces me dije que nunca más me metería en ese negocio. Yo creo que nunca ha habido juego limpio.  

 

 

 

OPORTUNISMO EN EL PSUV

       Del Partido Socialista Unido de Venezuela afirma que lo menos que está  es unido y que está cundido de mucho oportunismo.

      -El PSUV está partido en muchos pedazos. Más que la cantidad de miembros, lo importante en un partido es su unidad y su claridad ideológica. Para la población de Venezuela, que es de unos 28 millones de habitantes, de los que hay que deducir los niños y los adolescentes, es inconcebible un partido de 7 millones de militantes. Eso equivale a decir que alrededor del 25 por ciento de todos los habitantes y cerca del 50 por ciento de las personas hábiles para militar en un partido, son miembros del PSUV.

      -¿Y   a qué lo atribuye?

      -Al oportunismo.

      -¿Qué va a pasar con ellos?

      -Yo no soy profeta, pero creo que la mayor parte se irá quedando en el camino. Ojala el final de Chávez sea pacífico. Lo que sí  creo es que por lógica estos 10 años deben considerarse la mitad del camino. No quiero ser pesimista, pero es probable que una vez que no esté Chávez allí ese partido cambie de nombre o adopte otras posiciones. Esa gente no es suficientemente firme. La experiencia histórica venezolana demuestra que los partidos formados desde el gobierno no tienen vida muy larga. 

 

Quincenario EL ESPACIO

Caracas, junio 2009

 

 
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Encuesta de la Semana
El paquete económico devaluacinista anunciado por el presidente Hugo Chávez, tendrá dos cambios
Tendrá consecuencias negativas que pagarán principalmente los pobres y las clases medias.
Evidencia el fracaso de la política económica del gobierno y aumentará la inflación.
Dinamizará la economía porque estimulará las exportaciones.
Golpeará al pueblo y seguirá la corrupción de Cadivi y los boliburgueses.
El gobierno quiere esconder las consecuencias hablando de "ajuste" y no de "devaluación".
 
 
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