Por Fernando Olivares Méndez
En 1985 Venezuela fue azotada por una de las sequías más devastadoras de toda su historia; durante los tres primeros meses de la época de invierno, mayo, junio y julio, casi no hubo lluvias en el territorio nacional. Incluso, en el sur del país, en Guayana, donde generalmente llueve en abundancia, apenas caía uno que otro chaparrón de corta duración; así mismo, la represa del Guri, donde se genera gran parte de la hidroelectricidad, estaba a punto de colapsar. En Caracas y Miranda la situación se hizo dramática pues los embalses que surten de agua a sus habitantes, se encontraban en un nivel crítico, prácticamente, esos embalses eran sólo barro. El gobierno de entonces declaró la emergencia e incluso se estudiaban medidas tan drásticas como instar a los habitantes de Caracas a emigrar al interior del país mientras durase la crisis.
Ante esa situación, el gobierno tomó una iniciativa que para muchos fue decisiva, bombardear las nubes con yoduro de plata, método para provocar la lluvia, que los israelíes han utilizado durante treinta años y que consiste en la utilización de aviones bimotores que arrojan sobre la parte inferior de las nubes ese químico, material noble que no interactúa con nada y que no tiene ningún efecto medioambiental. La fusión del yoduro con el agua provoca que este elemento ascienda a la parte superior de la nube, lo que hace que las gotas de agua se condensen, pesen más y, por efecto, de la gravedad, caigan en mayor cantidad. En efecto, la iniciativa dio resultado, tanto que en el mes de agosto de 1985 comenzó a llover en abundancia y los embalses fueron recuperándose progresivamente, la emergencia concluyó a finales de septiembre.
Hoy, en el 2009, Venezuela sufre una coyuntura semejante a aquella década, a lo que se suman permanentes apagones por la crisis hidroenergética. Para el gobierno, ésta es motivada al denominado fenómeno del “Niño”, que en efecto produce grandes sequías en los meses de invierno. Sin embargo, los críticos del gobierno señalan que tanto la escasez de agua en los embalses como los casi permanentes apagones y racionamientos de electricidad son responsabilidad de la falta de previsión, la ineficiencia, la falta de mantenimiento, a la nacionalización de empresas eléctricas en el 2007 y a la falta de inversión en infraestructura. El presidente Chávez, por su parte, ha expresado que con la ayuda de equipos y técnicos provenientes de Cuba, “vamos a comenzar a bombardear las nubes…ya llegaron con un equipamiento especial y ya estamos montándolo en los aviones Hércules nuestros y vamos a comenzar a bombardear nubes…nube que se me atraviese le lanzo un rayo para que llueva". Con estas medidas, el gobierno intentará aumentar el nivel de los embalses para reducir los racionamientos de luz y agua; sin embargo, hasta el momento de redactar este trabajo, inexplicablemente, el “bombardeo” anunciado por el Presidente Chávez, no se ha realizado.
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CRISIS ELÉCTRICA / DOS VISIONES
Sobre la la grave crisis energética que actualmente sufre el país, existen dos visiones, en la primera, se ha señalado que durante décadas, los habitantes de Caracas, por ejemplo, tenían un problema menos que el resto de la población nacional: el suministro eléctrico. El servicio prestado por la Electricidad de Caracas, empresa privada (y posteriormente de capital extranjero), aunque no perfecto, era regular y confiable; mientras que en el resto del territorio, el servicio eléctrico era provisto por empresas del Estado. Esto hasta principios de 2008 cuando la empresa fue nacionalizada; desde entonces, los caraqueños han comenzado a experimentar lo que el resto del país ya conocía: apagones y suministro irregular, ello debido a la ineficiencia y falta de gerencia de la ahora Corporación Eléctrica.
La nacionalización de la Electricidad de Caracas, según esta visión, no estuvo exenta de ocasionar obstáculos en los procesos administrativos y en el área de recursos humanos, aspectos que se suman a fallas en los procesos de transmisión, distribución y generación eléctrica que se vienen arrastrando por la gestión de AES Corporation. En un informe de gestión de 2007 se advierte cómo uno de los primeros problemas que afrontó la nueva junta directiva fue la adaptación del recurso humano, que debió adecuarse a laborar bajo el esquema de empresa pública y atendiendo los compromisos políticos e ideológicos que lleva adelante el actual Gobierno. Esta situación propició la salida de profesionales, en algunos casos por renuncia y en otros porque optaron por la transferencia hacia alguna de las filiales de AES en otros países de América Latina, principalmente hacia Panamá y República Dominicana. 'Hay limitación de recursos humanos para la ejecución de los nuevos objetivos planteados con la estructura organizativa vigente, y alta necesidad de personal especializado que dejó la empresa durante 2007 y no ha podido ser reemplazado', indica el informe.
Otro aspecto atribuible a la nacionalización son los retardos en la adquisición de servicios y materiales, debido a que la Electricidad de Caracas dejó de ser una empresa privada y ahora debe regirse por el marco legal de los organismos de la administración pública.'La adaptación a la Ley de Licitaciones ha extendido los tiempos de contratación y ha implicado la necesidad de adecuar los códigos de los materiales y servicios por comprar para cumplir con esta formativa', señala el documento. En lo que se refiere a la generación de electricidad en las plantas termoeléctrica de Tacoa y Arrecifes, los obstáculos recaen directamente sobre la empresa AES, que difirió inversiones, por lo que se han efectuado suspensiones temporales de esas instalaciones. 'El estado de deterioro de algunos elementos como tubos de pared y sobrecalentadores en las calderas de las unidades de ampliación de Tacoa han incidido en la disminución de la disponibilidad y aumento de la tasa de salidas forzadas de dicha planta', indica el informe. También se advierte que el sistema de interconexión nacional se encuentra en 'una situación crítica', por lo que se advierte cómo desde el año pasado aumentaron las fallas no sólo en la región capital, que es atendida por la Electricidad de Caracas. En lo que se refiere a transmisión, se advierte sobre las consecuencias de los hurtos de conductores e instalaciones, se señala cómo las condiciones de inseguridad personal imposibilitan el acceso de personal a zonas populares para hacer trabajos de reparación de averías, así como de reposición y mantenimiento de equipos. También se llama la atención acerca de la falta de empresas contratistas con capacidad de ejecución simultánea.
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LA VISIÓN REVOLUCIONARIA
Antes de crearse la Corporación Eléctrica, el ingeniero Ricardo Abud, articulista de izquierda estrechamente ligado al proyecto político de Chávez, expresaba que “la industria eléctrica vive una de sus mayores crisis estructurales, la ausencia de una gerencia (con algunas excepciones) revolucionaria y comprometida con la transición hacia una empresa socialista es una de las mayores debilidades, la burocracia ejecutiva (tecnocracia) es un cáncer, más 20 sindicatos de trabajadores que se agrupan solamente en Cadafe (sin contar los demás sindicatos de las restantes empresas filiales que suman 14 en total)”
Señala Abud que “a la multiplicidad de sindicatos y al cáncer de la burocracia ejecutiva debemos sumarle la herencia y la incompetencia recibida por parte de los gobierno adecos y copeyanos, acostumbrados a gestionar bajo crisis sin ningún tipo de planificación. Herencia que hoy persiste Los planes de la derecha son otro factor en el proceso de desestabilización de la empresa, los saboteos escalonados, programados, con miras a conducir al país hacia un nuevo caos, el paro del sector eléctrico, hechos comprobados, pero no informados al país, así lo demuestran. Paralizar a la sociedad como un todo. Jugar al desgaste de la conciencia de nuestro pueblo y su compromiso revolucionario con su proyecto político, comprometiendo el funcionamiento de la sociedad, y el subsecuente malestar en toda la población”
“La manipulación mediática –asegura- no deja de hacer el trabajo sucio y algunos medios del estado se parcializan con un sólo sector de los que han generado y mantienen el conflicto, no hay definición política, pero todos se hacen llamar “revolucionarios”.
A juicio de Abud, “la industria eléctrica, como la gran parte de la administración pública, es refugio de la contrarrevolución que, bajo el disfraz revolucionario, promueve el caos institucional, no hay ministro en 10 años de revolución que haya frenado la hipertrofia que representa la administración pública. La burocracia esta matando la esperanza. Algunos “líderes” sindicales actúan de acuerdo al patrón legado por sus predecesores adecos-copeyanos, aparecen sólo en la discusión de las contrataciones colectivas, cargados de vicios, luchando por las reivindicaciones económicas de los trabajadores tal cual como si de un gobierno de derecha se tratara el gobierno revolucionario. El chantaje es la norma, el discurso es lo absurdo, ayer derecha, hoy son revolucionarios, apoyan a Chávez, apoyan a todo aquel que los complazca en sus luchas reivindicativas de carácter económico. Nadie habla en el seno de esos sindicatos del poder popular, de los consejos comunales, del trabajo voluntario, de la formación político-ideológica, lo importante es cuánto dinero podemos conseguir, qué bono vamos a negociar, en cuánto podemos incrementar nuestras pólizas de seguro, no importa si el gobierno revolucionario hace esfuerzos en mejorar el servicio de salud, no, debemos mantener a la contrarrevolución que desde las clínicas privadas financia a la derecha, con el dinero que se proveen de esos seguros, de esas contrataciones colectivas. El clientelismo se mantiene como variante, así como la incidencia que deben de tener los sindicatos en las contrataciones del personal. La perversión es, sin lugar a dudas, un estigma que desmerita a la razón política de esas organizaciones.”
“Del otro lado –puntualiza- una burocracia ejecutiva que sólo entiende el porcentaje a percibir por las contrataciones y proyectos. Mantienen de igual forma el discurso revolucionario, visten camisas rojas y su humildad es la fachada ante el colectivo, encapillados no se reprimen ante una botella de escocés no menor de 18 años, son los nuevos “don Juanes” introvertidos que ha parido esta Revolución. Su compromiso son los negocios que les provee la Revolución”
Dice que “sólo algunos piensan en la transición de la empresa a empresa socialista, otros pregonan el discurso de la autogestión del sector eléctrico, otros pocos añoran involucrar a las comunidades en el trabajo conjunto, otros imaginan la unificación de los trabajadores en una sola organización sindical, otros la reestructuración total del sector y la disminución de la burocracia. Los menos, trabajan para mejorar el servicio y contribuir a sacar de la quiebra en la que se encuentra al sector eléctrico. Hay una grave crisis, cómo enfrentarla es la tarea que todos debemos asumir, de manera honesta y con un alto sentido crítico. Mientras todo esto ocurre, los opinadores seguirán sacando fruto al tema, los contralores sociales que no controlan, seguirán hablando paja y así seguiremos, hasta que nuestro Presidente se refiera a otro tema y todos salgan en cayapa”
Como hemos visto en este trabajo, nuestro país sufre una de las mayores crisis en dos sectores vitales para el desarrollo, agua y electricidad. ¿Será superada por el gobierno con medidas efectivas y duraderas?
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UNA CRISIS DE AÑOS
Nuestro país, con la segunda mayor reserva hídrica de Latinoamérica –después de Brasil- gracias a sus caudalosos ríos, con los que en el país se podría atender a una población 20 veces mayor que la actual. Sin embargo, no escapa a la escasez de agua potable, como bien lo podemos constatar a diario debido a los constantes racionamientos a que se nos somete. Los sectores humildes son los más afectados, ya que encima de que no tienen un servicio de agua corriente, son castigados periódicamente por rígidos racionamientos, con todo las consecuencias que la escasez conlleva en términos de enfermedades infecciosas y entéricas por una higiene deficiente, empeorando la ya crítica situación asistencial. Sin embargo, vemos a menudo cómo en casi todos los sectores urbanos se desperdicia descaradamente el agua potable, mientras hay tantas familias con dramáticas carencias del vital líquido. En efecto, en las ciudades venezolanas cada persona consume hasta unos quinientos litros al día, o sea el doble de lo estrictamente necesario, estimado en unos doscientos cincuenta litros diarios, caudal que se aplica incluso a muchos países avanzados más austeros. Si se compara con el volumen que utilizan las familias humildes para todos sus usos -entre veinte y cincuenta litros por persona- podemos constatar la poca equidad con que maneja el suministro del agua y una cierta inmoralidad asociada con el derroche del líquido.
Para colmo, las empresas hidrológicas regionales son a menudo incapaces o negligentes en evitar pérdidas groseras por roturas o filtraciones en tuberías, causando que una gran parte del líquido –quizás tanto como la mitad- nunca sea utilizado sino que pasa a engrosar las aguas servidas, algo incongruente con el esfuerzo y costo para llevarlo a las áreas urbanas. Más que eso, con este derroche se está cometiendo un verdadero crimen ecológico, gracias a nuestra apatía, desidia e incapacidad. Y encima de la escasez física, en las ciudades el costo del agua ha venido aumentado paulatinamente, siendo ya no un gasto menor sino una parte sustancial de los gastos familiares, junto con otros servicios esenciales como electricidad y gas. Y eso que el servicio lo provee el mismo Estado, que en principio no debe comerciar con el agua sino que debería suplirlo a precio de costo. Pero la tradicional ineficiencia en la burocracia hace que los costos sean bastante elevados, sin contar el alto precio que deben pagar los sectores humildes a los que suplen agua al detal por camiones cisterna, donde el precio se multiplica acorde con la codicia de los proveedores, verdaderos mercaderes oportunistas que se aprovechan de los necesidades humanas.
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MALA PLANIFICACIÓN
En un país como Venezuela, con ingentes recursos petroleros, sería aún más inmoral dejar de proveer agua potable para todos, pues con dichos ingresos debería poderse cubrir holgadamente un servicio tan fundamental. Así que, habiendo tanta agua dulce en nuestra geografía, la actual escasez de agua no se debe tanto a un castigo natural sino a la mala planificación de muchos gobiernos, pues ha sido ingenuo pensar que siempre va a haber siempre la misma pluviosidad, por lo que debió haberse planificado con antelación una serie de embalses suplementarios, ante la posibilidad de sequías. Asimismo, se debió establecer desde hace tiempo sistemas funcionales más ahorrativos (por ejemplo, control de fugas en tubería y viviendas, tarifas más punitivas para el derroche, etc.), todo para hacer que el líquido esté disponible a todos los que lo requieren, estableciendo un límite razonable de suministro diario, garantizado a base de unos doscientos cincuenta litros por persona, acorde con el número de integrantes comprobables del núcleo familiar, algo fácil de realizar con los sistemas de computación modernos. Los efectos perniciosos de la actual sequía, por ejemplo, pudieron haberse evitado no sólo con más embalses, sino con sistemas de bombeo de emergencia a los mismos desde ríos caudalosos, para mantener un nivel adecuado en dichos embalses y así evitar los molestos racionamientos, que para los sectores humildes sobrepasa el nivel de molestia para convertirse en una verdadera tragedia cotidiana.
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AGUA DEL MAR
Lo más absurdo es que en muchas regiones costeras escasea el agua potable, teniendo a la vista una reserva inagotable de agua líquida pero salada. En muchos países del mediano oriente se obtiene agua dulce desalinizando el agua de mar, aunque a un costo apreciable que todavía es mayor que el sistema convencional, o sea transporte del agua desde ríos y lagos y su posterior tratamiento, o mediante pozos artesanos. En Arabia Saudita, Kuwait y los Emiratos, países que no tienen problemas para pagar los costos debido a sus recursos petroleros, la desalinización es la fuente principal de agua dulce, pero a otros países menos ricos de regiones semidesérticas (Mediano Oriente, Asia Central, Norte de Africa) les cuesta recurrir a ese método para asegurarse el suministro de agua potable. Igualmente, en muchas naciones desarrolladas que pueden pagar los costos, hay grandes plantas de desalinización próximos a las costas. Los estados de California, Texas y Florida, por ejemplo, obtienen gran parte de su agua potable de esa manera. Sin embargo, cualquier familia de regiones costeras pudiera obtener una cantidad apreciable de agua dulce a través de equipos pequeños de desalinización por el método de la destilación, o sea la evaporación del agua pura y su recolección en recipientes, dejando incluso como subproducto a la valiosa sal mineral. Aún si el agua de mar puede estar contaminada por residuos fecales o detergentes, sólo el agua pura es la que se recolecta por este método, además de que el calor o los rayos solares ayudan a desinfectarla.
Los sistemas artesanales o caseros pueden requerir cierta atención, pero a una familia no sería un obstáculo manejar y vigilar estos sistemas poco eficientes en vista que la mano de obra lo proveen los mismos miembros de la familia. En países tropicales, el calor para la evaporación puede ser provisto por el mismo sol, siendo un recurso renovable y constante –sea convirtiendo los rayos solares en calor o en energía fotovoltaica, evitando así recurrir a los costosos combustibles fósiles o vegetales. Cabe señalar aquí que la leña proveniente de la tala de árboles, usados para la calefacción, constituye un factor negativo que está acelerando la desertificación –y luego la falta de agua- en muchos países pobres del Africa subsahariana, e incluso de Latinoamérica, destruyendo de paso la vegetación que hace falta para evitar el secamiento de ríos, riachuelos y lagos. Es bien sabido como más de la mitad de los ríos que fluían en el pasado, han desaparecido durante el último medio siglo, en vista de que sus cabeceras han sido devastadas por la tala indiscriminada o la actividad minera. De hecho, las cuencas de la amazonia y orinoquia están amenazadas por estas prácticas nocivas, sin que los gobiernos hagan mucho por evitarlo, sea por incapacidad, apatía o corrupción.
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EL RECICLAJE
El reciclaje y purificación de aguas servidas es otro método con gran potencial, que ya se utiliza en muchos países, a gran escala o en equipos compactos para residencias, hoteles, entre otros Por ejemplo, la ciudad de Londres recicla y trata sus aguas residuales, lográndose no sólo agua pura para uso humano sino también la energía requerida por el sistema, por el aprovechamiento del metano, un subproducto de residuos fecales eliminados. Aún con sistemas menos eficientes, se puede obtener un agua semitratada para usos industriales o el riego agrícola, donde se consume globalmente el noventa y ocho por ciento del agua corriente. En particular, el derrochador sistema de riego convencional podría reemplazarse por doquier por riego por goteo con poca inversión en tuberías y supervisión. Igualmente, se debería ir cambiando el ineficiente sistema de las pocetas corrientes, que usa 20 litros o más para bajar unos 200 cc de orina, cuando hay sistemas más eficientes que apenas usan unos 5 litros de agua. En el fondo, es una lástima que se derroche tanta agua pura en forma tan ineficiente, y todos los países –especialmente los avanzados- debería adoptar progresivamente sistemas ahorrativos para residencias y riego, reciclando el mayor volumen posible. En nuevos desarrollos residenciales e industriales, por ejemplo, se podría adoptar un sistema de dos tuberías, una con agua menos purificada que va para el sistema de enfriamiento, lavado y las pocetas, y otra tubería para el consumo humano (lavamanos y cocina), facturando a precios diferenciales para motivar el ahorro del agua potable.
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Escasez de embalses
En Venezuela, en vista de los escasos embalses y de las recientes sequías, habría una manera relativamente económica para proveer de agua potable para regiones secas, utilizando los excedentes de combustible residual que tienen todas las refinerías. El llamado combustóleo o ‘fuel oil’, que se obtiene como residuo de la destilación del petróleo, es un líquido pesado y oscuro que no tiene mucho mercado ni en el exterior ni en la economía local, siendo costoso su almacenaje y limitando incluso la obtención de otros destilados más valiosos como la gasolina, el kerosén y el gasóleo. En las proximidades de refinerías como las de Paraguaná, El Palito, Bajo Grande y Puerto La Cruz, podría instalarse sendas plantas desalinizadoras que aprovecharían todo producto residual para quemarlo y proveerse así de la energía necesaria para el calor y la electricidad. Esto es válido tanto para las que usen el método de la destilación o el de la filtración por membranas, generalmente más económico si no se dispone de combustible abundante y barato. Incluso, se puede transportar por cisternas este combustible lejos de las refinerías, para surtirlo a bajo costo a plantas desalinizadoras más pequeñas. Al menos es una iniciativa factible que conviene estudiar, económica y técnicamente, y que podría aliviar la escasez de agua dulce en regiones relativamente secas como algunas costas zulianas, falconianas, orientales e insulares.
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“Misión Totuma”
A los atribulados habitantes de las ciudades, con un suministro errático de agua potable, no nos queda otro camino que ahorrar el recurso hídrico, mediante un uso racional del mismo. A este efecto, ante todo hay que crear conciencia en la juventud –desde temprana edad- sobre la necesidad de prácticas ahorrativas, algo en que deberían contribuir tanto la familia como las escuelas. Adicionalmente, los medios impresos y radioeléctricos podrían aportar gratuitamente espacios informativos y persuasivos para este fin, como parte de sus campañas institucionales. En una labor tan importante, todos los sectores activos de la sociedad, deberían colaborar dentro de sus ámbitos para crear esta conciencia y difundir dichos mensajes para lograr reducir el derroche que actualmente se presenta en casi todas las viviendas que tienen servicio de agua corriente. Obviamente, las instituciones estatales que actualmente proveen el agua, deberían ser las que coordinen o promuevan estas campañas, sin que las demás instituciones públicas se desentiendan de un problema crucial que nos atañe a todos.
Recomendamos a todos los residentes, sean propietarios o inquilinos, que adopten estas prácticas de sentido común conducentes a la conservación del agua potable:
1) Reparar toda fuga continua de agua, sea de pocetas de inodoros o de goteos de llaves, que van agotando las reservas de forma lenta y segura.
2) No dejar abiertas las llaves mientras se enjabona, afeite o cepille los dientes, o mientras restriega la ropa y vajilla.
3) No abrir totalmente las llaves en cualquier actividad de lavado o higiene y no vaciar el tanque del inodoro a la ligera, usando el tanque completo solo para residuos fecales.
4) Tomar duchas cortas, cerrando la llave cuando mientras se enjabona. Si usa bañera, no llenarla totalmente. Y en períodos de escasez, usar un tobo.
5) Al lavar ropa en lavadoras automáticas, usarla a máxima capacidad y preferir los ciclos cortos de enjuague y lavado, más ahorrativos.
6) No lavar carros con manguera (use un tobo) ni regar excesivamente las matas de las jardineras, así como los huertos, jardines y la grama.
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