Continuación de la carta de bienvenida al rey Juan Carlos a Colombia en 2007:
Tres hijos oficiales y reales tiene Juan Carlos: dos infantas y un principito, casados todos y en pleno delirio reproductor. El principito anda ya por los cuarenta y se ha convertido en un principote alto y largo como una cañabrava, que mandan a las tomas de posesión de cuanto presidentucho de América no alcanza a merecer rey (como Uribe), para que se destaque entre los invitados y los aborígenes por su gran altura moral. Lee bien los discursos que le escriben, a diferencia de su papá, que será muy bueno para la escopeta y la rapacería pero que nos ha resultado a los de la raza hispánica bastante torpe de lengua, así lo pongan a presidir los congresos de Academias de la susodicha, como el que viene a inaugurar en Medellín, ‘la ciudad de las orquídeas’, en el ‘país de los doctores’ (donde se le dice "doctor" a cualquier hijueputa).
Señor alcalde de Medellín: ahora que vaya el rey a mi ciudad y lo suba en su Metrocable para mostrarle desde arriba la bella villa toda despedorrada abajo por las obras de su Metroplús, muy respetuosamente le recuerdo que se debe dirigir a él como "Majestad", que es como le dijo Uribe en la última cumbre en que se vieron en el Cono Sur: "Majestad -le dijo con su vocesita, sumiso, el bajito mirando hacia arriba-, cómprenos nuestros productos pero no la coca, que nos hace mucho mal". ¡Pendejo! ¡Qué va a saber el Rey de España qué es la coca! Habrá pensado que son las Coca Colas que producimos en Colombia y no el polvito blanco que tan felices hace a muchos y que fabricamos con gran ingenio artesanal en nuestras cocinas repartidas por todo el territorio nacional como Tirofijo.
En fin, lo que el periódico rumano sacó a la luz no fue más que la punta del iceberg: la testa coronada estaba yendo a Rumania a cazar furtivamente desde hacía décadas, desde los tiempos de su compinche Ceaucescu, el tirano sanguinario de Rumania, que lo invitaba. Y a propósito de genocidas y tiranos, sabemos de una carta del 4 de julio de 1977 en que nuestro Borbón, recién encaramado al trono y en plena pobreza, le extiende la mano al sha de Persia: "Me tomo la libertad, con todo respeto, de someter a tu generosa consideración la posibilidad de conceder 10 millones de dólares como tu contribución personal para el fortalecimiento de la monarquía española". "Con todo respeto", como piden los mendigos de Bogotá… Y a la monarquía saudí le pidió un crédito de 100 millones de dólares, que la empresa kuwaití KIO le entregó a Manuel Prado y Colón de Carvajal, a cambio de que durante la ‘Tormenta del Desierto’ (la invasión gringa a Irak, la 1ª., la de Bush padre) la aviación estadounidense pudiera disponer a su antojo de las bases españolas de Rota y Torrejón. Y hasta el sol de hoy. Nunca pagó.
Otros amigos y cómplices del Borbón son el georgiano Zourab Tchokotua, procesado en Mallorca en 1978 y 1992 por estafas inmobiliarias; el dueño de la FIAT Giovanni Agnelli implicado en casos de corrupción en Italia; y Marc Rich, calificado como "el delincuente más inescrupuloso de la era moderna" (prófugo de la justicia norteamericana que lo perseguía por 65 delitos, enriquecido por sus suculentos negocios con la mafia rusa, Milosevic y la empresa Hallyburton de Dick Cheney, y nacionalizado español).
"El rey de todos los españoles" no tiene que rendir cuentas de sus acciones. No se le pueden fincar responsabilidades, goza de inmunidad penal ante cualquier delito y está protegido por la Constitución, que lo considera inviolable (como lo acaba de corroborar la vicepresidenta impuesta por Rajoy y el PP, Soraya Sáenz de Santamaría). Y como si esto fuera poco, el artículo 490 del Código Penal español amenaza: "El que calumniare o injuriare al rey será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años si la calumnia o injuria fueran graves, y con la multa de seis a doce meses si no lo son". Y así han llevado al banquillo entre varios, acusados de injurias al rey, a Jesús Zulets por una caricatura en la revista ‘El Cocodrilo’, y a Javier Madrazo por decir "ya que le pagamos policías, yates, viajes a esquiar y a montar a caballo, no habría estado de más que por una vez abandonase sus ocupaciones y compartiese con la sociedad su preocupación por la guerra de Iraq".
Sin embargo cuando José María Ruiz Mateos, prófugo de la justicia española, acusó desde Londres al rey, de haber aceptado "miles de millones", no sólo de su propio bolsillo, sino del de diversos empresarios, y el Fiscal General del Estado lo iba a procesar por el delito de injurias -lo que habría podido convertirse en un sumario contra el impúdico monarca, quedó reducido a nada-, le dieron carpetazo al asunto. De la secta tartufa y cazadora de herencias del Opus Dei, este Ruiz Mateos fue el artífice de ‘Rumasa’, un holding de infinidad de empresas que le expropiaron. La Audiencia Provincial de Madrid lo ha condenado recientemente a tres años de cárcel por los delitos de alzamiento de bienes y de insolvencia punible en la venta de la agencia de viajes ‘Mundo Joven’, pecata minuta frente a la inconmensurable magnitud de sus fraudes. Éstos son pues los que le untan la mano al monarca y los que lo han situado en un buen puesto, en el ranking de la revista Forbes.
Pero no nos desviemos y volvamos a los osos. No bien ‘Romania Líbera’ destapó la cloaca, los ecologistas pusieron el grito en el cielo. Pero no porque Don Borbón hubiera masacrado a mansalva a unos pobres animales que nada le habían hecho, sino porque estaba violando una ley internacional, ya que el ‘Ursus arctos’ (oso pardo), la especie de los osos que "abatió", está protegida por la Convención de Berna de 2001. Yo no tengo nada que ver con los ecologistas que creen -como ese libro imbécil del Génesis-, que los animales están ahí para el servicio del hombre y que para eso los hizo Dios. Dios no existe y me importa un comino que se vaya al diablo este planeta. Para mí, simplemente, los animales son mi prójimo, los quiero y considero una solemne ruindad ir a matarlos por diversión. ¡Pero qué! Educados como hemos sido los colombianos y los españoles, en la infame religión de Cristo, que no tuvo ni una sola palabra de compasión por ellos, ¿qué se puede esperar de nosotros?
Como les dijo a los ecologistas Demetre Janos, un funcionario rumano que participó en la cacería real, en declaraciones para el periódico ‘Crónica’ cuando la polémica pasó de Rumania a España: "Su Majestad estuvo de visita privada. No entiendo por qué los ecologistas montan tanto jaleo. ¿Por qué no se manifiestan cuando se mata el cerdo en Navidad, o en contra de que las sopas se elaboren con gallinas?".
No escarmentado con el revuelo que desató en España y en toda Europa, don Borbón volvió a sus andadas y en octubre pasado fue a Rusia invitado por Putin y en la región de Vologda, en el noroeste del país, mató de un disparo a 'Mitrofán', un oso domesticado que le soltaron habiéndolo emborrachado antes con vodka mezclado con miel. Y este hombre valeroso es al que hoy invita el alcalde de Medellín con la esperanza de que se monte en su Metrocable y suba al barrio Santo Domingo Savio, en nuestras sangrientas comunas, a ver si salimos en la prensa internacional ya no por los carteles de la droga y nuestros incontables asesinados, sino como anfitriones de todo un Congreso de Academias de la Lengua, que el zángano real va a presidir. ¿Y con qué derecho? ¿Qué ha hecho él por la lengua española, si ni siquiera sabe leer los discursos que le escriben? Piénselo bien, señor alcalde, antes de decirle "Majestad" a este bellaco, ya que (usted) metió las patas invitándolo a Medellín para arrodillársele. E infórmese y aprenda historia, por si no la sabe. Este Borbón es nieto del frívolo Alfonso XIII, que tuvo que salir huyendo a Roma. Y descendiente de Fernando VII, el déspota tarado que provocó la guerra de Independencia de América, convirtiendo a este continente, que estaba unido, en una colcha de retazos de paisuchos limosneros, y desgarrando a España. Y no se olvide de estos versos de Epifanio Mejía, que hoy cantamos en el Himno de Antioquia:
Nací libre como el viento
de las selvas antioqueñas,
como el cóndor de los Andes
que de monte en monte vuela.
No me vaya a salir ahora como el Cid, de quien se dice en su poema: "Qué buen vasallo sería si tuviera buen señor". ¡El héroe nacional de España soñando con ser criado! España no tiene redención y nuestra gran desgracia ha sido que nos colonizara esta raza, la más cerril de Europa y la más cruel con los animales, la de la Inquisición de Torquemada, la gran lacaya de la puta vaticana de Roma, la nación de los tiranistas que fueron capaces de gritar, cuando los franceses los querían liberar de Fernando VII: "¡Vivan las cadenas!" España, capaz de tirar cabras vivas desde los campanarios de las iglesias.
En Tordesillas (provincia de Valladolid), el martes de la segunda semana de septiembre y durante las fiestas que se celebran desde hace siglos en honor de Nuestra Señora la Virgen de la Peña, se corre el famoso "toro de la vega": sueltan un toro para que una horda de católicos de a pie y de a caballo y armados de lanzas que terminan en afiladas hojas metálicas lo persigan y lo alanceen una y otra vez en cualquier parte del cuerpo, pero eso sí, sin matarlo ni usar vehículos de motor por prohibición expresa del Ayuntamiento que es muy civilizado. Al toro lo obligan a cruzar un puente que desemboca en una vega y por ella sigue la persecución hasta que el animal cae al suelo exhausto. Entonces el que llega primero lo remata acuchillándolo en la nuca, le corta los testículos que enarbola en una lanza y como premio del Ayuntamiento recibe otra lanza, ahora toda de hierro, y una insignia de oro. En cambio en las fiestas de San Juan en Coria(provincia de Cáceres), al toro no lo alancean: lo acosan por las calles durante horas bajo una lluvia de dardos que la chusma católica y borracha le lanza con cerbatanas hasta que lo matan. Y en Medinaceli (provincia de Soria), ni lo alancean ni lo asaetean: echan el toro a correr vuelto una bola de fuego. Son los "toros de fuego", de los que los hay también en las provincias de Zaragoza, Teruel y Tarragona y por toda la comunidad valenciana: la turba arrastra al toro hasta un pilar donde lo inmovilizan, le atan en los cuernos un dispositivo metálico con bolas de material inflamable (como las candilejas de nuestros globos) que encienden y sueltanal animal que huye envuelto en fuego mientras el líquido encendido le chorrea por la cabeza y por los ojos. O como los toros "ensogados" de las provincias andaluzas de Almería, Málaga, Huelva, Córdoba, Cádiz y Jaén; o los de Lodosa en Navarra; o los de Cenicero y Cabretón en La Rioja; o los de las provincias aragonesas de Zaragoza y Teruel; o los de la provincia catalana de Tarragona, o los de San Sebastián en el País Vasco, víctimas todos de la crueldad más vesánica. O como las vacas "enmaromadas" de las provincias de Zamora y de Cuenca o las que sacrifican a la vista del que pasa por las calles de los pueblos de Extremadura. O como las becerradas de El Burgo de Osma (provincia de Soria) o las de Segovia, en que sacan terneros al ruedo para que la turba los golpee, les clave banderillas y los mate. Y todo ello en honor de las Vírgenes y los santos de nuestra infame Iglesia Católica, Apostólica, Carnívora y Romana, que calla y mama de la ubre grande de la vaca. Todo esto es hispanismo, cultura hispánica, de esa que tanto defiende mi taurófilo amigo Antonio Caballero, en lo cual, con todo y ser él la conciencia de Colombia, coincide con el difunto padre de nuestro reelecto Primer Mandatario, y padre asimismo del tenebroso Santiago, el de los Doce Apóstoles. Papá Uribe solía organizarles corridas de toros en sus fincas a los Ochoa, los del cartel de Medellín, nuestra inefable Medallo (conocida por los bogotanos como la Ciudad Perdida y por los Gringos ‘Our Pharmacy City’ -OPC-, es la capital del Imperio Paisa: Medellín) a la que dentro de unos días llegará el Rey entre centenares de agentes secretos españoles y un batallón de soldados colombianos, más cuidado que ni que fuera la chimba de la Virgen.
¿Juan Carlos Borbón es una vergüenza de España? No. España es una vergüenza de la humanidad. Él la representa a la perfección. España es eso: Crueldad con los animales, cerrazón del alma, servilismo de lacayos. Hay que sacarla de la Unión Europea rapidito, antes de que la pudra.
Señor alcalde de Medellín, paisano: por desinformación e ignorancia de la Historia (y no quiero pensar que por bajeza moral) metió usted las patas al invitar a mi ciudad a ese bellaco. No nos vaya a salir ahora de arrodillado con zalemas uribescas, lacayunas. Nada de "Majestad", que le va a sonar muy lambón y montañero. Dígale doctor. Doctor Borbón.
Ah, y no lo suba en su Metrocable que de pronto se le descula. Mejor llévelo a La Macarena, y que Santiaguito Uribe, buen hijo de su papá, le organice una corrida.Enfoques365/SOHO-FV/MR
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