“Somos guardianes de las fronteras”, señaló casi una docena de indígenas barí quienes visitaron la redacción de La Razón en compañía de la abogada Marielba Barboza, estudiosa y defensora de los derechos de las etnias venezolanas.
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Por Carlos Díaz
El hábitat de la etnia zuliana barí está amenazado por culpa del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ). Desde el año 2002, los indígenas están esperando que la Sala Política-Administrativa ratifique el título de reserva barí (mil cuatrocientos setenta kilómetros cuadrados de la zona norte de la Sierra de Perijá) en donde esta población cultiva y caza sus alimentos, conserva sus costumbres y conocimientos ancestrales, y cría sus hijos.
El pueblo barí exige a los magistrados del máximo tribunal del país y al Presidente de la República, Hugo Chávez, que se haga justicia y les sean ratificados los títulos de propiedad de esta zona para preservar sus tradiciones y hacer su vida diaria. Macario Asotba Braisai, Abigail Achinida Asobrago, y Alirio Okiano y Mateo (los dos ancianos más respetados en la comunidad) visitaron la redacción de La Razón en compañía de la abogada Marielba Barboza, defensora de los derechos de las etnias venezolanas.
“Queremos que el TSJ escuche a los barí, este es un pueblo muy digno, que vive en armónica y pacífica convivencia, en una entrega sabia a sus bosques. Estos indígenas han sido objeto de los más acuciosos estudios de la antropología cultural. Son también herederos de la lengua chibcha y continúan aferrados a sus patrones de conducta originarios”, explica Barboza.
- Ellos han lanzado su grito de rebeldía desde la selva y en esta lucha no deben estar solos, los venezolanos tenemos responsabilidad también. Y el Estado tiene una deuda histórica que todavía no ha saldado con las poblaciones originarias de Venezuela, acota.
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REIVINDICACIÓN HISTÓRICA
Al respecto, los barí están solicitando al TSJ, que sea ratificada la demarcación que ya se realizó sobre dicho territorio, y establecida en los títulos de propiedad, conforme a los nuevos textos constitucionales y legales, para luego registrarlos ante las correspondientes oficinas catastrales. “Es una lucha de ocho años que han llevado adelante los barí. Mientras esperan respuesta, los carteles genocidas han intentado invadir su territorio para la siembra de sustancias ilícitas, y las fuerzas militares (guerrilleros y paramilitares) han pretendido imponer su ley del fusil a los pueblos indígenas que se resisten. También están los desplazados por la violencia de Colombia que buscan refugio en el territorio barí pero trayéndole enfermedades y socavando las bases de su cultura; y los ejércitos con sus teatros de operaciones quieren imponer sus códigos a través de la violencia y la represión. Esto no debe ser la política indígena del Estado, tiene que darse una clara sensibilización y compromiso para proteger nuestras poblaciones originarias”.
- El pueblo barí es guardián de la zona fronteriza. Esta exigencia al TSJ es, en realidad, una reivindicación histórica. Es primera vez en la historia republicana de Venezuela que un pueblo indígena lleva al Estado a un tribunal. Se piensa que los indígenas cuentan hoy en día con más apoyo gubernamental, pero la verdad es que los barí no han tenido respaldo de ningún organismo estatal para llevar este caso a los tribunales. Por el contrario, ha habido desinterés en atender este reclamo histórico de justicia. Por demás, a lo largo del juicio, ellos no han tenido derecho a traductores ni intérpretes cuando la Constitución nacional establece que los pueblos indígenas tienen derecho a traductores en estos procesos.
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GUARDIANES FRONTERIZOS
El 1 de febrero de 1999 el presidente Rafael Caldera firmó un decreto sobre la regularización de la propiedad de los territorios indígenas. Marielba Barboza y su esposo, Miguel Santana Mujica, estudiaron el alcance de la medida la cual, en síntesis, establecía un procedimiento administrativo para que los pueblos indígenas obtuviesen su título de propiedad sobre los territorios que ocupaban.
La demarcación ya realizada sobre tales zonas y demás documentación fue presentada para su adecuación a la nueva Constitución y leyes y luego proceder a inscribir los títulos en el registro catastral. La nueva Carta Magna establecía en sus disposiciones transitorias, y en el caso específico de los territorios indígenas, un lapso de dos años para adecuar los títulos de propiedad al nuevo marco jurídico. Una vez vencido el plazo en el año 2002, los barí toman la decisión de acudir al TSJ para demandar al Ejecutivo ante la Sala Político-Administrativa por carencia o abstención en dicho procedimiento. Han transcurrido ocho años y no han recibido respuesta.
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PRESERVACIÓN
Para trasladarse hasta Caracas tuvieron que viajar siete horas en chalana y más de doce horas por carretera. Sin embargo, no fueron recibidos por funcionarios de la Defensoría del Pueblo.
El pueblo barí se calcula en diez mil quinientas personas, es también considerado un grupo étnico vulnerable por el permanente hostigamiento que han soportado durante siglos.
Entre los años 1910 y 1945, las transnacionales, entre ellas Shell, les arrebataron un millón seiscientos mil kilómetros cuadrados de su tierra. En 1960 perdieron otra porción importante hasta llegar a nueve por ciento de su territorio original. Hoy apenas están ubicados en mil cuatrocientos setenta kilómetros cuadrados, que es la zona de reserva indígena barí.
“No está garantizada su supervivencia para las generaciones futuras. ¿En Venezuela estaremos en capacidad de preservar esta etnia indígena? Esta es una pregunta que me cuesta responder”, acota Barboza.
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AVANZADOS CONOCIMIENTOS
Durante muchos años la abogada Marielba Barboza y su esposo, el fallecido abogado Miguel Santana Mujica, dedicaron sus vidas a la investigación de las etnias venezolanas. La más interesante de las estudiadas fue la barí, según precisa, debido a la pureza de su raza (debido a que no se mezclan sus genes con otras etnias), el orgullo que tienen por su origen (narrados a través de una mitología propia), por sus conocimientos y costumbres. Estos elementos les han permitido sobrevivir durante siglos aunque actualmente es considerada una minoría étnica.
La comunidad cuenta con un consejo de ancianos que es consultado en la toma de decisiones, y un jefe de pueblo. Sabasebas es su deidad más importante, y tienen avanzados conocimientos en la agricultura, astronomía y, especialmente, propiedades medicinales de las plantas. De hecho, han establecido farmacias al servicio de la comunidad. También son avanzados en organización comunitaria y aprecian el valor del diálogo en la resolución de conflictos.
Asimismo, señalan que las misiones alimentarias y de asistencia médica del gobierno no llegan al territorio barí aunque sí a las poblaciones cercanas de los campesinos. “Estamos en presencia de una especie de etnocidio en la era moderna. Estamos a tiempo de salvar el conocimiento que tienen, por ejemplo, sobre las propiedades medicinales de las plantas”, apunta Barboza.
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CURAR ENFERMEDADES
Su dieta incluye plátano, yuca, pescado y lapa. Es uno de los pueblos indígenas que ha recibido mayor atención por parte de los estudios antropológicos. Tienen escuelas, viviendas comunales, y lugares de encuentros colectivos para celebrar asambleas.
Macario describe cómo es su relación con las demás etnias del estado Zulia: “Los hermanos yukpas son distintos a nosotros totalmente, pero nos llevamos bien con ellos a pesar que tienen otra cultura. Cuando hay problemas, hablamos con ellos y nos llevamos bien. Respetamos su cultura y ellos la nuestra”.
Víctor, por su parte, quien fue jefe del pueblo, dijo: “Han dicho que nosotros somos socialistas, bueno, que tomen en cuenta eso cuando somos maltratados por la Guardia Nacional y por el ejército”.
Antes de casarse la mujer y el hombre barí deben demostrar conocimientos y destreza para curar enfermedades. Asimismo, la mujer debe aprender a hacer canastas y cocinar en el fogón.
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“La GN nos maltrata”
Macario Asotba Braisai, joven de la etnia, habla castellano y afirma: “Venimos a Caracas para que las instituciones del Estado nos escuchen. Todos los barí que vivimos en la Sierra de Perijá nos echaron a las montañas cuando comenzaron a llegar esas grandes empresas y ganaderos. Ya nos queda poquito espacio para vivir, queremos que nos respeten. Los barí vinimos hasta Caracas para hablar y conversar, porque somos guardianes de las fronteras”.
Abigail Achinida Asobrago, enfermera y también domina el idioma castellano: “Nuestro temor es que nos quiten la poca tierra que tenemos, es por ello que cuidamos bien nuestra tierra. Porque, además, es un mandato de Sabasebas (deidad religiosa barí equivalente a Jesucristo). Queremos que el gobierno ratifique nuestra tierra como reserva indígena y la cual comienza en el río Santa Rosa y llega hasta Río de Oro”.
Aseguran que es permanente la represión de todo tipo por parte de efectivos de la Guardia Nacional: “En Santa Bárbara del Zulia hay un barí preso injustamente que la Guardia Nacional culpa de tráfico de drogas, y no es así. No hace mucho detuvieron a varios barí porque llevaban un saco de cemento. Nosotros entendemos que su deber es pedirnos la cédula y revisar nuestros bolsos pero por qué nos maltratan”, señala Abigail Achinida Asobrago.
A principios de los años sesenta, los ganaderos electrificaban sus cercas y eran muchos los cadáveres de barí que se encontraban, explican. “A los GN les daban cincuenta bolívares para arrancar orejas barí como en el caso de Alirio a quien le cortaron su oreja izquierda”, señala Barboza.
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“Nohelí no ayuda a las etnias”
Los viejos, considerados santos, se reúnen en asambleas para transmitir a las nuevas generaciones todo su conocimiento, anécdotas y episodios de la historia del pueblo barí. Ellos cuentan que el hombre y mujer barí salieron de una piña amarilla que fue cortada por la mitad por Sabasebas luego de haber trabajado durante muchos días.
Al cortarla, de la piña salió una familia barí: hombre, mujer y niño. “Ustedes van a trabajar la tierra para su futuro”, les dijo Sabasebas quien también les ordenó que fuesen un pueblo feliz y unido, aspectos que aplican a diario en su comunidad.
Mateo, uno de los ancianos de la etnia, narró en lengua chibcha que antiguamente su territorio era más extenso y afirma que han venido a conversar con las instituciones. “Queremos que nos escuchen los indígenas que están trabajando en el gobierno, porque esos indígenas no están viendo los problemas de las etnias, sólo se interesan en ella misma o él mismo. Nohelí Pocaterra está trabajando en Caracas, pero no está haciendo nada y no está ayudando, sólo recibe la plata. Ojalá que Sabasebas les de sabiduría, que reflexionen para que les den la mano al pueblo barí y a las otras etnias”.
De igual manera, Mateo le envió un mensaje al presidente Chávez: “Los bari esperamos una buena respuesta del Presidente, porque nosotros estamos viviendo ancestralmente en Venezuela”.
Alirio, por su parte, recordó las enseñanzas de Sabasebas de cuidar la tierra porque él dijo que “sin la tierra, los barí no son nada”. “Queremos que nos escuchen en Caracas, queremos una respuesta del gobierno para que nos ratifiquen el título de reserva indígena”, afirmó.
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Semanario LA RAZÓN
www.larazon.net
Caracas, 07.03.2010
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