Querido Hugo, te escribimos aquí, desde la paila número 75 del infierno porque estamos sumamente preocupados por tu situación. Es que nos inquieta el hecho de que hay ciertos rasgos de ti que no terminan de definirte.
Cuando llegaste al poder, en el ‘98, dijimos “¡ajá, ahí va nuestro nuevo caballito de batalla!”, pero francamente (término que por cierto creamos para homenajear a uno de nuestros miembros) han pasado diez años y notamos mucha lentitud en tu proceso. En esa línea que divide a la dictadura de la democracia, estás como Juana, la cubana: “de aquí, pa’ ‘llá, de allá, pa’ ‘cá”.
Fíjate, hay momentos en los que realmente parece que fueras a despertar de una vez por todas, pero luego pasa algo y te echas para atrás. Por ejemplo esta última con la Fiscal. Ella aseguró que iban a meter preso a todos aquellos que alteraran la paz pública, pero luego salió eso en medios extranjeros, vino el allanamiento a Oscar Pérez, luego la marcha internacional de “No más Chávez” y te enfriaste nuevamente.
Hugo, no pensamos negociar contigo porque negociar no es parte de nuestra naturaleza. O te pones las pilas o no te vamos a admitir en nuestra exclusiva asociación.
De nada nos sirve que estés visitando a los dictadores más famosos del planeta para salir en fotos con ellos. De nada nos sirve que te lances sendos discursos de múltiples horas. De nada nos sirve que te vistas de militar en público. ¡Hace falta más! ¡Queremos hechos, no sólo palabras!
Considera esto un ultimátum. Ya está bueno que tanto los demócratas como los dictadores estemos molestos contigo. O estamos bravos nosotros o están bravos ellos, pero no los dos a la vez. ¿O es acaso parte de tu estrategia de tener a todos los gremios arrechos contigo a la misma vez?
Haciendo nuestra última apuesta en ti. Nos despedimos,
Adolfo, Augusto, Benito, Francisco, Idi, Joseph, Juan Vicente,
Kim, Mao, Marcos, Nicolae, Pol, Rafael Leonidas, Saddam y Vladimir.