José Olalde, creador de la medicina sistémica

 

“Si soy un charlatán

es fácil desmentirme”

l “Estamos en capacidad de actuar como una misión a partir del momento en que el Presidente de  la República lo disponga Si se aplicara la medicina sistémica en forma masiva, en un plazo de dos a cinco años podríamos aliviar la carga hospitalaria del Estado a un 50 por ciento” l “La medicina sistémica nace como un aporte, no como una intrusión. No pretendemos saber más que el médico, pero sí decirle que también el cuerpo humano obedece a la tercera ley de la termodinámica, que es la ley más importante en el universo, incluso superior a la de la gravedad” l “De la gente que va a la medicina sistémica, el 80 por  ciento está muy feliz con ella. El otro 20 por ciento tiene tendencias antisociales, llega con escepticismo o con la condición de que  no cree en nada” l  “La consulta más barata en Venezuela la tengo yo y, pastilla a pastilla, nuestros medicamentos son 10 por ciento más baratos que los de la medicina ortodoxa” l “Los primeros cinco o seis años, la comunidad médica internacional se reía de la penicilina y tardó veinte en reconocerla. No sé  si el reconocimiento de la medicina sistémica se va a dar en esta vida. No estoy buscando premios, lo que quiero es que se implemente una tecnología. Le he dicho al Estado: no me crean, denme un hospital lleno de pacientes con pie diabético” l “La medicina tiene que ser gratuita” l “Los médicos cubanos que prestan su ayuda en los barrios de Venezuela tienen mi agradecimiento y mi admiración” l  “Estamos en conversaciones para crear un postgrado en la Universidad Autónoma de Guadalajara, en México” l “La Federación Médica no nos ha reconocido como especialidad  porque ha estado más metida en la lucha política”

Por Mario Villegas

Periódico EL ESPACIO

Rostros risueños y agradecidos nos dicen por la televisión que la medicina sistémica es una maravilla. Usted va a uno de los centros adaptógenos y verá montones de personas apostando su confianza –y sus escasos o abundantes recursos monetarios- a la milagrosa curación que promete esta vertiente medicinal que tanta polémica desata en el gremio de los batas blancas. En la calle hay también sus detractores, que con distintos tonos expresan su escepticismo o su frustración.

El ingeniero venezolano José Olalde, su creador, es hoy el blanco de nuestras interrogantes, para nada dirigidas a hacerle propaganda como tampoco a desacreditar a la medicina sistémica, sino a satisfacer la curiosidad periodística y a esclarecer las dudas e inquietudes que puedan anidar en nuestros lectores.

 

INTRUSIÓN NO, APORTE

 

La primera es una pregunta que seguro le han hecho a Olalde sopotocientas veces.

-¿Cómo es eso de un ingeniero dedicado a la medicina?

-La ingeniería tiene muchos años metida en la medicina. Los rayos x, las tomografías, los análisis computarizados, las prótesis, los procedimientos que se utilizan en la bioquímica, la laparoscopia, todo eso viene de la ingeniería. En los últimos cien años la ingeniería ha estado muy metida en la medicina…

-Esa es la ingeniería aplicada a la tecnología médica. Pero en este caso se trata de un ingeniero que está creando no tecnología médica sino medicamentos y proveyendo medicación al público. ¿Cuál es la diferencia?

-Es un ingeniero que está creando medicamentos, sin embargo, antes de hablar de mí quiero hablar de los antecedentes. Uno de los primeros equipos de ingeniería que se utiliza es el electrocardiógrafo, que mide la palpitación eléctrica del corazón. Podemos voltear la pregunta y decir: ¿Qué sabe un médico de electricidad? Sin embargo, hoy día la electrocardiografía es la interpretación de los estímulos eléctricos con un equipo diseñado por ingenieros. Lo que cuenta es la interacción de todas las ramas científicas para el avance de la ciencia. Es un gran error tratar de convertir una rama de la ciencia en monopolio de quienes estudiaron esa rama científica. Decir que el ingeniero no tiene nada que hacer en medicina es darle el monopolio únicamente a los que estudian medicina, pero entonces esa rama de la ciencia difícilmente puede avanzar.

Olalde reconoce que el médico “sabe lo que sabe, pero necesita de la interacción con otros”, y abunda en argumentos a favor de la ingeniería en la medicina.

-El cuerpo humano es un sistema viviente que usa energía y como tal obedece también a las leyes de la termodinámica. Pretender, porque se ha convertido en un tema médico, aislar el cuerpo humano de las leyes de la física y de la biofísica, que los ingenieros sí estudiamos, limitaría esa  rama de la ciencia. La medicina sistémica nace como un aporte, no como una intrusión. No pretendemos saber más que el médico, pero sí decirle: mira, ven acá, el cuerpo humano también obedece a la tercera ley de la termodinámica, que es la ley madre y universal, la ley de leyes, la ley más importante en el universo, una ley superior a la de la gravedad. Ella establece que todos los sistemas, sean mecánicos, electrónicos o vivientes, sean solares o intergalácticos, tienden a ir hacia un incremento en el desorden. Si ese sistema no tiene algo que busque contrarrestar el desorden, su tendencia natural será hacia el desorden, el cual se genera cuando el sistema pierde reserva funcional de energía y su inteligencia reguladora deja de ejercer su función. Cuando eso ocurre, el cuerpo humano comienza a envejecer. Una manifestación de la inteligencia biológica es el sistema inmunológico, que tiene una alta inteligencia y capacidad, con una megamemoria. Es el sistema que está peleando todos los días contra los virus y bacterias.

Explica que cuando la mitocondria de la célula disminuye su producción de energía, automáticamente se da en el cuerpo un incremento de la entropía, una tendencia al caos.

-Y si tú quieres revertir o al menos retardar la enfermedad de una persona para darle calidad de vida, tienes que aumentar su reserva funcional de energía e incrementar su mecanismo de inteligencia biológico. Esos son los fundamentos primarios de la medicina sistémica y nuestro objetivo primordial. Y esto en nuestros centros lo hacen médicos, no ingenieros.

-¿Por qué decidió dedicarse al tema de la salud?

-Para mí siempre fue incomprensible que no se tratara en el cuerpo humano el aspecto energético, ni el de la inteligencia biológica. Una medicina que no busca activar los mecanismos reguladores de la inteligencia biológica no está completa.

 

 

AMOR Y ODIO

 

-Entre quienes han acudido alguna vez a la medicina sistémica hay quienes la aman ardorosamente y otros que la odian con la misma pasión. ¿Por qué?

-Tú vas a encontrar que el 20 por ciento de cualquier grupo humano, y esa es una ley universal, tiene tendencias antisociales, mientras el restante 80 por ciento tiene tendencias sociales. Siempre hay un 20 por ciento que te va a criticar.

-¿Eso ocurre frente a cualquier cosa?

-En cualquier cosa que tú hagas, así sea lo mejor del planeta. Los grandes críticos de la medicina sistémica en su mayoría no la conocen. De la gente que va a la medicina sistémica, el 80 por  ciento está muy feliz con ella.

-¿Quiere decir que el otro 20 por ciento está compuesto por antisociales?

-La ley no la invente yo. Es una ley que existe y dice que hay un 20 por ciento de la sociedad, de cualquier grupo, no que son antisociales sino que tienen tendencias antisociales y que están muy volcados a unas críticas destructivas.

-Visto a la luz de esa ley, la satisfacción con la medicina sistémica es prácticamente del 100 por ciento. ¿Esa no es una exageración?

-Nuestra estadística de éxito es de un 80 por ciento. Una de las cosas que se necesita en un paciente para que pueda mejorar es que esté dispuesto a colaborar. De 100 pacientes que vienen, 80 están muy dispuestos a colaborar y 20 llegan con escepticismo o con esa condición personal de que  no creen en nada.

-¿Pero el paciente que va a ustedes no lleva ya una predisposición positiva? ¿No le parece que al dejar la medicina convencional e ir a la sistémica evidencia una inclinación a creer en ella?

-No, porque mucha gente va no sólo a la sistémica sino a cualquier cosa para demostrar que ésta no funciona. Mucha gente va porque la obligaron a ir, o por complacer a fulano de tal “porque yo no creo en esta vaina”. Tú ves que el tipo llega, hace un tratamiento por tres días y después no lo continúa porque en el fondo no estaba comprometido con hacerlo.

 

CONSULTA BARATA

 

-¿Por qué en los centros adaptógenos los consultorios son abiertos y no parece respetarse la privacidad de la relación médico paciente? ¿Hay alguna concepción teórica que lo justifique o es por ahorrarse la tabiquería o por alguna otra causa?

            -Hay una concepción teórica que le da soporte. En los centros donde se administra la medicina, la mayoría de las veces el paciente tiene que esperar mucho. De hecho, la palabra paciente viene de que hay que tener paciencia. El paciente tiene que esperar demasiado y muchas veces más allá de lo correcto. Antes de la medicina sistémica, cuando yo iba al médico tenía que esperar dos y tres horas. A veces el médico, incluso a sabiendas de que tú estás ahí, se va a tomar un café, tarda media hora o una hora fuera del consultorio, quizás haciendo relaciones públicas o cualquier otra cosa, mientras tiene una corte de pacientes esperando. La última vez que llevé a mi esposa a un médico, tuvimos que esperar casi nueve horas y la mayor parte del tiempo el médico estaba saliendo a hacer otras cosas, aún teniendo una hilera de pacientes. El consultorio abierto, donde el paciente ve a los médicos, genera una presión psicológica positiva sobre éstos de dar un tratamiento eficiente con el mínimo tiempo de espera posible. No es lo mismo estar encerrado en un consultorio si tú no le estás viendo la cara a nadie a que tú sepas que afuera te están esperando diez pacientes.

-¿Pero qué pasa cuando una persona padece alguna enfermedad que le avergüenza o que le incomoda exponer mientras otros pacientes escuchan?

-Todos los cubículos tienen una cortina en la parte de atrás que se cierra completamente… Si el paciente habla con voz normal no tiene problemas. Nosotros hemos atendido un promedio de millón y medio de pacientes en siete años y eso nunca ha sido  problema. En 100 o 200 encuestas que hemos realizado, jamás este aspecto molestó a alguno. Ahora, el tipo de servicio que damos es ambulatorio y la mayor parte de los ambulatorios en este país son abiertos como los nuestros.

-Pero se supone que en la medicina sistémica el paciente está pagando…

-Espérate: la consulta más barata de este país la he tenido yo. Hasta hace seis meses era de 15 bolívares, cuando cualquier médico estaba cobrando 150.

-En efecto, la consulta es muy barata pero los precios de sus medicamentos lucen sumamente altos…

-En promedio, una cápsula nuestra es diez veces más barata que cualquier medicamento. Lo que pasa es que hay un gran engaño psicológico. El paciente compra una cajita con 4 o 6 pastillas de antibióticos y paga 80 bolívares. Cuando saca la cuenta, cada pastilla de antibiótico le está costando 15 bolívares. Una fórmula nuestra que tiene 600 cápsulas puede estar costando 50 o 60 céntimos por cápsula. La cápsula nuestra no pasa de un bolívar, mientras la pastilla promedio del mercado está en 10.

-¿A cuánto ascienden sus ventas de medicamentos anualmente?

-Prefiero no hablar de esa cifra porque es algo sensible. Como está la seguridad en Venezuela, puede prestarse a malos entendidos.

-¿Qué opina de la gratuidad de la medicina?

-La medicina tiene que ser gratuita y por esa razón es que tenemos tiempo solicitándole al Estado que intervenga con algún tipo de ayuda hacia la población, porque la salud, al igual que el derecho a la vida y a la educación, es un derecho consagrado en la constitución venezolana. La única manera de que se cumpla con ese derecho al cien por ciento es que haya un financiamiento del Estado, porque éste es quien debe asumir la medicina, cualquier tipo de medicina, así como asumir la educación y garantizar los otros derechos fundamentales.

 

CURAR O AMPUTAR

 

A 10 mil asciende la espeluznante cifra de amputaciones que se realiza anualmente a venezolanos que sufren de pie diabético.

-Y resulta –se jacta Olalde- que nosotros somos los únicos en el planeta que tenemos la cura del pie diabético. Nosotros revertimos el 88,5 por ciento de todo pie diabético bajo régimen ambulatorio. El tratamiento para evitar la amputación de un pie diabético cuesta unos 3 mil bolívares si el paciente lo lleva a cabo por cuatro o cinco meses, pero se evita una amputación que, con su tratamiento posterior, cuesta unos 20 mil. Nuestro tratamiento le salva la pierna y le evita la muerte en los siguientes tres años.

Exalta, también, los resultados de la medicina sistémica aplicada en casos de cáncer y sida. Refiere que la quimioterapia y la radioterapia usadas en pacientes de cáncer reducen la fabricación interna de energía del cuerpo, con lo cual se le reduce la capacidad para resistir el impacto negativo de la quimioterapia “porque la quimioterapia es un veneno”. Afirma que en paralelo a ella, lo adecuado es proveer al paciente un grupo de plantas que incrementan el adenosín trifosfato y otro que incrementa el sistema inmunitario, con lo cual también se le evita la muerte provocada por insuficiencia cardíaca. En cuanto al sida, refiere que acaban de terminar un estudio en el hospital Pérez Carreño, según el cual “más allá de toda duda, si la medicina sistémica se aplica al lado de los antirretrovirales conque es tratado el sida, los pacientes colapsados inmunológicamente y al borde de la muerte, vuelven a la vida gracias a la combinación de las dos cosas”.

 

NO BUSCO RECONOCIMIENTOS

 

-Su publicidad dice que la medicina sistémica es un descubrimiento de Venezuela para el mundo. ¿Cuál es ese hallazgo o su componente venezolano?

-La teoría sistémica.

-¿Nadie había hablado antes de esa teoría en el ámbito médico?

-No. Si te metes en google y pones “teoría sistémica” verás que la Universidad de Oxford tiene cuatro publicaciones mías sobre la materia. Pero no nos quedamos en la teoría. Pasamos a la práctica y creamos tres categorías de plantas, que son las energizantes. Esa categoría es creada por nosotros los venezolanos: las plantas que estimulan la inteligencia biológica y las plantas organizacionales. La medicina herbolaria venía trabajando principalmente con plantas organizacionales. Los que agregaron plantas energizantes y el componente de las plantas que estimulan la inteligencia biológica a cualquier fórmula herbolaria para un tratamiento más eficaz, fuimos los venezolanos. Ese fue el componente venezolano y por esa razón tenemos ocho patentes de invención reconocidas en Estados Unidos, tres en Rusia y nos acaban de otorgar una en México. Tú puedes decir que una administración se equivocó o fue una casualidad, pero estamos hablando de doce patentes de invención.

-Si se trata de un gran descubrimiento ¿Por qué no han recibido, ni en Venezuela ni  en el exterior, algún reconocimiento académico, como el Premio Nobel de Medicina o alguno otro que certifique la eficacia de la medicina sistémica?

-El descubrimiento de la penicilina tardó casi 20  años en ser reconocido y aceptado por la comunidad médica internacional. Durante los primeros cinco o seis años de su uso, la comunidad médica se reía de eso. La medicina sistémica es muy joven. La publicación de la teoría sistémica la logramos en 2005 y las patentes empezaron a salir a finales de 2007. En esto soy pragmático: no sé  si el reconocimiento de la medicina sistémica se va a dar en esta vida, porque muchos descubrimientos se reconocen tarde y otros no reciben nunca un reconocimiento de ese tipo. Los que reciben un Premio Nobel o cualquier otro son la excepción, no la regla. Ahora, el Premio Nobel está sumamente sujeto a los intereses de los grandes laboratorios del planeta, que son los que manejan la medicina e incluso a la organización Nobel. En los últimos años, todas las personas que han recibido ese premio en medicina están ligadas a un gran laboratorio. No siempre el reconocimiento es prueba de que una cosa funciona. Yo no estoy buscando un reconocimiento personal ni un Premio Nobel. Lo que quiero es que se implemente una tecnología. Y le digo al Estado venezolano: si José Olalde es un charlatán, es muy fácil desmentirlo. Vamos a hacer los estudios clínicos que estoy pidiendo en pie diabético, en sida, en insuficiencia hepática, en insuficiencia cardíaca, en insuficiencia renal, y si lo que digo es mentira, con cualquiera de los estudios me desmienten. También le digo: no me crean, denme un hospital lleno de pacientes con pie diabético.

 

MISIÓN SISTÉMICA

 

-¿Qué puede ofrecer la medicina sistémica en auxilio al sistema público de salud?

-Podemos reducir la carga hospitalaria del Estado a un 50 por ciento si se aplicara la medicina sistémica de manera masiva, porque estaríamos aliviando esa carga en insuficiencia cardíaca, insuficiencia renal, insuficiencia hepática, en toda enfermedad crónico degenerativa, que termina en un hospital siendo una carga para el Estado.

-¿Cómo podría ser masificada la medicina sistémica?

-Le he propuesto al Estado que asuma la “Misión Sistémica”. Nosotros tenemos 50 centros a nivel nacional con médicos venezolanos entrenados para entregar una tecnología que perfectamente estaría en capacidad de actuar como una misión a partir del momento en que el Presidente de  la República lo disponga. Podemos dar  servicio a 100 mil pacientes mensuales.

-¿Su propuesta supone una integración de la medicina sistémica con la Misión Barrio Adentro o se trataría de dos misiones paralelas?

-Yo la concibo como una misión paralela a Barrio Adentro, aunque pudiera integrarse con ella. Esa ya es una cuestión de política de Estado.

-¿Qué piensa de la Misión Barrio Adentro?

-En principio y en lo que es su ideal, era muy necesaria para Venezuela. Para las familias de escasos recursos es una gran ayuda tener cerca un médico a quién acudir a la hora de una emergencia. Eso no existía en Venezuela y a mí me parece que es muy bueno. No conozco las fallas estructurales que pudiese tener la Misión, de lo cual no me atrevo a opinar, pero en su concepción primaria pienso que es muy buena. Ahora, así como existe una Misión Barrio Adentro, también es necesaria una que, más allá de la emergencia o la enfermedad sintomática momentánea, tenga la capacidad de tratar las enfermedades crónicas degenerativas que terminan colapsando los hospitales. Y ahí es donde entramos nosotros: la mayor y más efectiva tecnología para el tratamiento de enfermedades crónico degenerativas la tiene la medicina sistémica.

-¿Esa Misión Sistémica sería con  financiamiento del Estado?

-Con financiamiento del Estado. No hay otra forma de establecer otra misión en Venezuela.

-¿Y qué se requeriría? ¿Estructura física, equipos, sedes, personal profesional…?

-La estructura física ya la tenemos, que son nuestros 50 centros a nivel nacional. Ahora, si el Estado la asume, nosotros lo ayudaríamos a establecer 200, 300 o 500 sedes adicionales de medicina sistémica, las cuales permitirían en un plazo de dos a cinco años bajar la carga hospitalaria a un 50 por ciento o menos.

-¿Qué le diría al presidente Hugo Chávez para que decida crear esa misión?

-Le diría al Presidente que la medicina sistémica ha tratado a un millón y medio de pacientes en siete años. Hemos tratado con eficacia a más del 80 por ciento de esos pacientes, la mayor parte de los cuales no tiene capacidad económica para asumir la medicina sistémica de una manera consuetudinaria y que, por lo general, vienen a la medicina sistémica cuando tienen algún tipo de crisis, que no es el estado ideal, y que si esto se masificara ese millón y medio de personas, por lo general mayores de 45 a 50 años, que tienen enfermedades crónicas degenerativas, le estarían infinitamente agradecidas al Presidente porque se mejoraría su calidad de vida. Por encima de todas las cosas, nosotros lo que ofrecemos es una mejor calidad de vida. El ganaría un millón y medio de agradecimientos mensuales, le haría un gran bien a la población venezolana y reduciría notablemente la carga hospitalaria.

 

POSTGRADO SISTÉMICO

 

-Los galenos de los centros adaptógenos se autodenominan médicos sistémicos. ¿Tienen ustedes o existe algún instituto de cuarto nivel que los provea de esa especialización?

-Sí, sí. Absolutamente. Nosotros le entregamos una instrucción de 300 horas intensivas a un médico convencional para que pueda convertirse en médico sistémico. Y también le solicitamos en su oportunidad a la Federación Médica Venezolana que nos reconociera como especialidad. No lo ha hecho porque la FMV estaba más metida en la lucha política como para encargarse de una solicitud de este tipo. Y lamentablemente, el país está tan inmiscuido en este problema político que a los venezolanos se nos olvidan cosas de trascendencia que deberíamos estar atendiendo.

-¿Esas 300 horas de especialización previas al ejercicio del médico sistémico tienen reconocimiento de alguna universidad?

            -La Universidad Autónoma de Guadalajara nos solicitó a los venezolanos crear en su seno el posgrado de Medicina Sistémica. Estamos en conversaciones. Una de las condiciones que les puse a los directores de esa universidad mexicana es que los médicos venezolanos sean los primeros en recibir oficialmente ese postgrado. Los estudios teóricos los entregaríamos nosotros allá y las prácticas serían aquí en Venezuela.

EN NÚMEROS

1 millón 500 mil pacientes atendidos en siete años

50 centros médicos adaptógenos a escala nacional

200 médicos sistémicos

300 empleados entre técnicos, enfermeras y personal administrativo y obrero

4 centros médicos en Puerto Rico

1 centro en Florida, Estados Unidos

1 proyecto de intercambio con Rusia

 

LA SISTÉMICA A CUBA

-¿Qué opina de la masiva presencia de médicos cubanos en Venezuela?

-Yo no soy político, pero cualquier misionero, cualquier persona, que vaya de un país a otro a ayudar y a meterse en un cerro o a un barrio a prestar su ayuda, esa persona tiene mi agradecimiento y mi admiración.

-¿Habría la posibilidad de que usted lleve la medicina sistémica a Cuba?

            -Yo fui invitado en julio del año pasado por la Vicepresidencia de Cuba. Fui con un equipo médico nuestro y dimos una serie de charlas y conferencias. Ellos quedaron en implementar la medicina sistémica en Cuba y creo que estaban manejando el presupuesto para llevarla a cabo allá.

PUBLICIDAD Y LEGALIDAD

-¿Por qué atribuye tanta importancia a la publicidad?

-Porque toda idea nueva requiere que sea comunicada muchas veces para que se convierta en parte de la realidad del público que la recibe. La medicina ortodoxa no requiere de publicidad porque ha sido impregnada en las personas desde el momento del nacimiento, pero cuando te hablan de un concepto nuevo como la medicina sistémica, necesitas repetirlo muchas veces para que la gente entienda o le dé cabida en su propia mente.

-¿La medicina sistémica no confronta objeciones legales por parte del Estado o de algún ente gremial?

-No, porque el profesional que trabaja en un centro adaptógeno es un médico graduado, que es lo que se requiere para ejercer la medicina en Venezuela, y los medicamentos que recomendamos tienen todos los permisos sanitarios. Es una medicina absolutamente legal.

 

QUIÉN ES QUIÉN

 

José Olalde es ingeniero geodesta graduado en 1983 en la Universidad Central de Venezuela, donde también completó estudios de postgrado en investigación de operaciones. Estudió filosofía en Florida (EE.UU.). Una de sus mayores satisfacciones es tener once patentes de invención reconocidas internacionalmente, así como ocho publicaciones en reputadas revistas científicas.

Está casado y tiene dos hijos. Practica artes marciales, boxeo y natación.

-¿Ha pensado en irse de Venezuela?

-No, yo amo demasiado a este país.