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Neurotecnología y salud

Convivencia armónica efectiva y solidaria

Dr. Luis Arocha Mariño

Periódico EL ESPACIO

Solemos suponer que si hablamos nos entenderemos. Y esto ocurre a pesar de que la experiencia demuestra lo contrario: lo que suele suceder, lo más frecuente, es que las personas no lleguemos a acuerdos con facilidad. A pesar de la conseja popular que señala “no intentes aclarar porque oscureces”, insistimos en dar explicaciones, así la otra persona no nos asienta en nuestra exposición. Con razón el gran filósofo Edoard Punset señala: “hablando se confunde la gente”.

Y es que solemos considerar que nuestro punto de vista, lo que nosotros tenemos en nuestra cabeza, es la realidad. Craso error, pues lo que demuestran los estudios de psicología (y el área de la percepción es la más estudiada de este campo) es que somos versionadores de la vida, no tenemos la capacidad de detectar las cosas tal y como son en realidad. Tan sólo ofrecemos un menú acerca de lo que ocurre, un mapa aproximativo que además es estrictamente personal, fundamentado en nuestra particular experiencia. Para hacerlo compartible, debemos disponer de habilidades comunicacionales que no son tan evidentes ni fácilmente accesibles. En nuestro equipo de trabajo hemos acuñado la siguiente oración para referirnos a éste fenómeno: la comunicación armónica, efectiva y solidaria no es natural ni espontánea y hemos de construirla y mantenerla de la misma manera que hacemos y mantenemos aviones, chicles, ropas o cualquier otro bien material o virtual que se nos ocurra.

Por eso, la posibilidad de entendimiento, participación o disfrute común es una tarea que requiere acuerdos previos para satisfacerse. Entendiendo esto, muchos estudiosos y conocedores de la materia comunicacional han propuesto maneras de llegar al ansiado acuerdo; y hoy día abundan propuestas que apuntan a la búsqueda de una convivencia feliz y en armonía.

Lo distintivo de todas estas propuestas es que debemos iniciar por aceptar que somos diferentes, pensamos, sentimos y actuamos de manera exclusiva y que la primera gran clave descansa en la aceptación de tal diferencia. Buscar la complementariedad en la acción dirigida hacia un destino que esté trazado muy clara y precisamente, es la segunda parte de la secreta receta que puede llevar a dicha sociabilidad. Reconocernos como seres complejos que podemos confundirnos en el camino de la interpretación de lo que acontece, es otro aporte valioso y asumir la responsabilidad y comprometernos en nuestro accionar en lugar de atacar o criticar al otro, constituye la guinda de tales propuestas.

En síntesis, educarnos en el arte de la autocrítica y de la buena comunicación de la misma manera en que lo hacemos en otras áreas (por ejemplo, mantenernos al día en materia de aparatos electrónicos) es fundamental para que cocreemos el mundo en que deseamos seguir viviendo. De lo contrario, nos espera el barranco de la disputa, el desacuerdo, los enfrentamientos, la guerra…