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Por Luis Fuenmayor Toro

            Según la participación que en el trabajo tengan la actividad muscular y la actividad mental, el trabajo del hombre se divide en trabajo manual y trabajo intelectual. En el primero, los músculos estriados y las manos tienen una participación principal, por lo que el trabajador despliega una intensa actividad física y utiliza un gran consumo de energía. En el segundo, la actividad fundamental es la mental con muy pequeña actividad muscular y, por lo tanto, mucho menos consumo de energía. Es claro de esta explicación que en ambos tipos de trabajo existe un componente muscular y uno mental. La clasificación se establece en función de cuál es el componente predominante y fundamental del trabajo realizado.

            Esta división del trabajo no es producto del sistema capitalista, sino del desarrollo permanente de las fuerzas productivas. En la sociedad esclavista griega o romana ya existía en forma muy clara: por un lado los esclavos, quienes realizaban el trabajo muscular-manual, y por el otro los calculistas y matemáticos, que desarrollaban los proyectos de construcciones y dirigían los trabajos hasta llevarlos a feliz término. Hoy, el trabajador manual por excelencia es el obrero, en la ciudad y en el campo, en empresas de extracción minera, de producción de maquinarias, de elaboración de productos químicos y alimenticios, de construcción de infraestructura y de prestación de servicios diversos.

            Pero, al mismo tiempo aparecieron otros trabajadores intelectuales: los creadores del arte (pintores, escultores, músicos, poetas y literatos), los difusores del mismo (cantantes, declamadores y artistas de la escena), los filósofos, quienes concatenaban todo el conocimiento producido para construir una explicación del mundo natural y del artificial creado por el hombre; los científicos, que en sus inicios buscaban la explicación causal de los fenómenos naturales en las distintas disciplinas que iban apareciendo, pero después también de los problemas de las sociedades y del Estado, cuyo nacimiento está indisolublemente ligado al del Derecho y sus trabajadores intelectuales. Otros intelectuales: los inventores.

            De la explicación sencilla dada es claro inferir a qué se refiere la gente cuando habla de los intelectuales, así como saber qué es un intelectual, pregunta que se hacía públicamente el presidente Chávez, con motivo del ahora muy famoso y publicitado foro del Centro Internacional Miranda: “Intelectuales, democracia y socialismo”. Fue una reunión de un grupo de trabajadores intelectuales, quienes trabajan como profesores universitarios en materia económica y social, investigadores y teorizadores sociales, politólogos y políticos, que presentaron las conclusiones de sus estudios sobre el proceso político venezolano, es decir sus aproximaciones a la realidad actual. El tenor de las mismas fue como sigue.

            “Creo seriamente que en Venezuela (...) no ha habido un repunte en la participación popular como la que ocurrió en estos diez años de proceso”. “En las candidaturas no se respeta el criterio de las bases”. “Nos proclamamos socialistas, pero somos capitalistas”. “Dentro del socialismo tenemos que crear un partido de cuadros”. “No se puede exigir sacrificios a unos mientras otros disfrutan de grandes privilegios”. “Darle espacio a los creadores” (Luis Britto García, 2-6-2009, Caracas).

            “Las dificultades (...) para pasar de Barrio Adentro I a los demás niveles de Barrio Adentro”. “La mayor parte de los mercales no son alimentados por la producción y la oferta interna sino por la importación”. “Los incentivos fiscales y financieros están siendo capitalizados por una burguesía emergente”. “Los centros comerciales en Venezuela son emblemáticos como polo de referencia ante las reuniones del PSUV”. “No creo necesario que nosotros carguemos con el legado histórico que debe defender la Revolución Cubana como un ‘handicap’ de la revolución venezolana” (Javier Biardeau, 3-6-2009, Caracas).

            Otros expositores se refirieron a los mismos y diferentes temas, entre los cuales estuvo algo que he venido criticando agriamente desde hace tiempo: ese discurso gubernamental contra quienes piensan debido a que sus pensamientos no son compartidos por el presidente Chávez; esa descalificación persistente de los intelectuales por tener un origen pequeño burgués, el cual los marcó definitivamente para toda su vida como seres de derecha. Cuando el Presidente tiene argumentos, los utiliza en forma despiadada para aplastar al contrario, lo cual en absoluto es criticable, pero cuando carece de ellos recurre entonces a la descalificación, la burla, la ironía y la condena en la hoguera de su discurso. Pareciera que se repite la historia de que las opiniones políticas son buenas no por estar macizamente cimentadas en realidades incontrovertibles y argumentos sólidos, sino simplemente porque me favorecen. Y son equivocadas cuando me desfavorecen.

            El sectarismo, primeramente desarrollado e instalado en la oposición venezolana, hoy también constituye una característica del aparato gubernamental y de buena parte de sus seguidores. Éste es el responsable de actitudes tan infantiles como la de descalificar a los intelectuales revolucionarios llamándolos “habladores de paja”. Biardeau denunció la actitud de Rómulo Betancourt para acabar con los intelectuales dentro de Acción Democrática, lo que hace que nuestro Presidente aparezca muy mal situado en este aspecto. Quienes por aduladores, por mantener u obtener cargos burocráticos oficiales o por débiles mentales, repiten como loros lo que dice Chávez, constituyen un estorbo a la prosecución exitosa de la revolución bolivariana. Su sectarismo les impide siquiera leer lo que otros señalan, mucho menos lograr acuerdos y consensos.

            Los vietnamitas, a pesar de estar bajo bombardeo norteamericano y de haber sido invadidos por un ejército de medio millón de soldados, nunca abandonaron la mesa de negociaciones con EEUU. Nuestros camaradas en cambio no tienen nada que hablar con casi la mitad de sus compatriotas.