De esa cifra, 1.154 corresponden a detenidos en Londres, la capital, mientras 892 ya han sido procesados, informó Scotland Yard.

`Fui contratado por el Gobierno británico para analizar con ellos el tema de los criminales, la violencia y la intervención policial desde la experiencia en Estados Unidos, y para ofrecer algunos consejos y asesoramiento´, confirmó el ex jefe de NYPD.

Richard Bowes, un británico de 68 años, murió ayer por las heridas sufridas al ser atacado durante la ola de disturbios en Londres, que se extendió a otras ciudades y dejó 5 muertos, más de 1.600 detenidos, 796 procesados y pérdidas por 180 millones de libras, según informó la policía.

Todos coinciden en que ha sido la peor ola de violencia de los últimos 20 años. Las cifras indican que hubo 922 detenciones. 240 de los detenidos han declarado y han sido procesados. 111 policías resultaron heridos. En cada barriada, sus residentes limpian las huellas de la violencia. Los coches calcinados fueron retirados de las calles, mientras la mayoría de establecimientos comerciales atacados han reabierto.

El anuncio de la quinta víctima fatal, un hombre de 68 años, llegó luego de la segunda noche consecutiva sin incidentes desde el sábado pasado, cuando comenzó la ya aparentemente domada ola de violencia callejera.

Durante el pleno de la Cámara de los Comunes dedicado al estallido social en Reino Unido se ha hecho referencia en varias ocasiones al uso del BBM y las redes Twitter y Facebook en la organización de los disturbios. El Gobierno busca prohibir el uso de máscaras, capuchas o gorras que oculten el rostro. Quiere que se pueda aplicar si la policía lo cree necesario para impedir que se cometan delitos.

En una sesión especial del Parlamento en medio de su receso veraniego, Cameron reiteró que la violencia es inaceptable, que no tiene vínculos con la muerte del joven baleado por la policía y que los responsables serán castigados.

"Necesitábamos un contraataque y un contraataque está en curso", dijo Cameron en conferencia de prensa frente a su residencia oficial en Londres luego de cuatro noches de violencia y saqueos y de su segunda reunión en dos días con su gabinete de crisis.

Testigos dijeron que los tres muertos, dos de ellos hermanos, habían salido de una mezquita junto a una multitud de hombres determinados a impedir una extensión hacia su barrio de los disturbios registrados en Birmingham.

Las violentas manifestaciones que han impactado al mundo, se desataron por el asesinato de Mark Duggan, padre de cuatro hijos, quien murió el jueves pasado presuntamente ejecutado por la policía.

La ministra británica del Interior, Theresa May, se le preguntó si consideraría permitir el uso de cañones de agua, la introducción de toques de queda o el despliegue de tropas del ejército para controlar los desordenes y respondió que a diferencia de otros países, la policía británica tradicionalmente no hace uso de esos métodos, pero, indicó que "en estas circunstancias", ella escuchará lo que la policía piensa debe hacer.

El jefe de la policía de Londres, Tim Godwin, urgió a los padres de familia a mantener a sus hijos fuera de las calles. El primer ministro David Cameron tuvo que suspender sus vacaciones y regresar a la capital para hacer frente a la situación.

En una señal del creciente deterioro de la situación, el primer ministro, David Cameron, interrumpió sus vacaciones en Italia y tomó un vuelo de regreso a Londres para presidir mañana una reunión de un comité de crisis, mientras policías y políticos hacían lo imposible por contener la ola de violencia.

Decenas de manifestantes y policías heridos y dos patrullas incendiadas fueron repoirtadas por las autoridades. Todo comenzó con la concentración de unas 300 personas en las puertas de una comisaría en High Road para pedir 'justicia' por el crimen de un joven a manos de un efectivo, ocurrido el jueves.