Por Manuel Isidro Molina

Los resultados del 15F han provocado muy diversas lecturas, predominando las que sectariamente intentan desconocer la fuerza del contrario, como si la campaña electoral no hubiese cesado.

Autocríticamente, debo comenzar por reconocer que mis apreciaciones sobre las tendencias más importantes hacia el referendo sobre la enmienda constitucional, no fueron correctas. Y no lo fueron, fundamentalmente, por sobrevalorar el potencial desprendimiento de buena parte del electorado de la predica gubernamental, que a fin de cuentas fue controlado y minimizado por el liderazgo del presidente Hugo Chávez, quien accionó sobre un diseño político inescrupuloso que tuvo en el abuso de poder y la corrupta utilización de los recursos públicos su principal base de sustentación.

LARGO CAMINO DE CONFRONTACIÓN

Valen poco los "balances" parcailizados, según los cuales el gobierno ganó y se consolidó irreversiblemente; o que la oposición ganó perdiendo porque superó los cinco millones de votos. La situación es compleja y anuncia un largo camino de confrontación política estéril y retos electorales (2009, 2010 y 2012) de no variar los conceptos y estrategias de los factores de oposición e independientes, pues nos mantendrá como hasta hoy, con un gobierno que juega sucio, militando en la petrificada idea de que "el fin justifica los medios", y una alternativa democrática progresista que no termina de cuajar frente a la presión de una vigorosa derecha neoliberal trasnochada y la cultura de la corrupción en la función pública abrazada por parte de la dirigencia tradicional que todavía sufre de añoranza del poder perdido.

EN LOS PORCENTAJES ESTÁ LA SUSTANCIA

En principio, no queda más recurso que evaluar los porcentajes, porque los números o magnitudes cuantitativas poco dicen si no se les asocia con el crecimiento del padrón electoral y los niveles de participación (o abstención).

De acuerdo con el acta de proclamación del Consejo Nacional Electoral, del miércoles 18 de febrero, la suma del 99,75% de las actas de escrutinios trasnmitidas arrojó 6.319.636 votos a favor del Sí (54,86%) y 5.198.006 por el No (45,13%). La abstención se situó en 30,08% del total de inscritos en el Registro Electoral: 16.652.179 ciudadanos y ciudadanas.

La abstención se puede "redondear" en 30%, para una participación del 70%, porcentaje bastante alto si se le compara con eventos similares en otros países; y en el caso venezolano, fue curiosamente igual, exacto, a la del negado referendo revocatorio presidencial de 2004 (30,08%).

Y tomo el referendo del 2004, para efectos comparativos, porque se medía la aceptación del liderazgo presidencial, si bien el universo electoral era menor: 14.037.900 electores y electoras, 2.614.279 menos. En el referendo del 15F, la propuesta de enmienda involucraba directamente el rol presidencial, mucho más nítidamente que en el de la reforma (2007) que abarcó 69 artículos de la Constitución.

Como ya indiqué arriba, en ambos procesos la abstención, curiosamente, calza 30,08%, por lo que podemos resaltar igual nivel de participación del 70%.

En 2004, la votación favorable al presidente Chávez fue del 59,09% (5.800.629 votos), mientras que en 2009, baja a 54,86% (6.319.636 votos). Es decir, baja de 59% a 55%, redondeando los porcentajes por defecto mayor o menor de 0,5.

En 2004, el voto contrario a Chávez fue del 40,63% (3.989.008 votos), y en 2009 subió al 45,13% (5.198.006 votos). Redondeando, pasó de 41% a 45%.

7.309.080 votos para un 62,84%, los más altos porcentaje y votación obtenidos hasta hoy. Para aquella oportunidad, el universo de votantes fue de 15.784.777 personas, por lo que el reelecto Chávez captó el 46,3% de los inscritos en el RE, digamos 46%, 8 (ocho) puntos más que en 2009. Es decir, si tomamos los tres eventos comentados, la secuencia porcentual de la votación presidencial es la siguiente: 41,3% en el referendo revocatorio del 15 de agosto de 2004; 46,3% en la reelección presidencial del 3 de diciembre de 2006; y 38%, el 15F/2009, tres puntos menos que en 2004, y ocho menos que en 2006.

Es interesante comparar esas votaciones obtenidas por ambos bloques, con los respectivos universos de electores:

En 2009, la opción presidencial obtiene 38% de los 16,65 millones de votantes inscritos en el RE; y en 2004, captó el 41,3% de los 14.037.900 electores inscritos. Es decir, bajó del 41% al 38%.

La expresión contraria a la opción presidencial, capta el 28,4% del universo total de electores en 2004 (14.037.900); y 31,2% de los 16.652.179 electores inscritos en el RE en 2009. Escaló de 28% a 31% del universo electoral.

Puntualicemos, entonces, que la correlación de fuerzas era en 2004, de 41% a 28%; y en 2009, es de 38% a 31%, con idéntico 30% de abstención. Ello puede entenderse como la existencia de tres bloques, más o menos consolidados, en los que la tendencia pro gubernamental es predominante con 7% de aceptación por encima del 31% de quienes se manifiestan en contrario. Un poco menos de un tercio de los electores y electoras (30%) se mantienen al margen de los procesos de votación, lo que no significa que carezcan de opinión política o, lo que es más importante, disposición al activismo político. El universo abstencionista ha sido poco estudiado en Venezuela, pero es tan heterogeneo como el 70% que vota.

La gran diferencia entre el 38% pro gubernamental y el 31% opuesto, es que el primero es coherente, gira en torno a la fuerza del liderazgo de Chávez y su variante propuesta política (ahora, "socialista"), mientra que la contraparte es incoherente por la naturaleza diversa de los factores de oposición y la gran franja de personas independientes que no acompañan los postulados ideológicos, éticos y políticos de sus principales actores.

FUERZA BUROCRÁTICA Y DINERARIA

El "chavismo" cuenta, además, con la fuerza burocrática y dineraria del Estado, manejada inescrupulosamente por el presidente Chávez y su alta burocracia nacional, regional y municipal. El abuso de poder, el peculado de uso y, en fin, la corrupta utilización de los recursos públicos fueron extremadamente visibles durante 2008 y 2009, en las campañas impulsadas por el Presidente. Aunque punible, este factor goza de impunidad por la inacción del Consejo Nacional Electoral, la Fiscalía General de la República y la Contraloría General de la República, la complicidad del Poder Legislativo y la cohonestación del Poder Juducial, todos dominados por la tendencia oficialista. Este ventajismo gubernamental -ridículamente negado por el presidente Chávez- se erige en palanca decisiva para los saldos electorales oficialistas.

* ¿QUÉ PASA CON EL METRO CABLE DE SAN AGUSTÍN?

 

Lo ofrecieron para octubre de 2008, y no estuvo listo; para noviembre y diciembre, tampoco; para el 4 de febrero pasado, en campaña por el Sí, y nada... Lo que aspiran "inaugurar" pronto es la mitad del proyecto, desde la estación Parque Central del Metro de Caracas hasta la cima del cerro de San Agustín. La otra mitad, que baja del cerro hasta el bulevar Leonardo Ruíz Pineda, sigue en veremos... El costo del proyuecto inicial fue estimado en 40 millones de dólares, pero ya van más de US$ 200 millones, más caro que los dos sistemas funiculares que funcionan en Medellín. ¿Cuánto nos costará la obra completa? Es apenas una de las "perlas" que dejó el general de división (Ej) Gustavo González López y su grupo en CAMETRO. ¿Será verdad que el presidente Chávez lo tiene "jugando banco", en su casa?Gustavo Luna (6.913,62 Bs F) y Jonathan Millán 6.020,35 BsF. Los trabajadores le reclaman al presidente encargado de la empresa, Claudio Farías, el incremento acelerado de la burocracia, con sueldos jugosísimos, nula experiencia y poca preparación profesional (como él), mientras no da cumplimiento al nuevo contrato colectivo por oneroso. ¡Y eso que es "encargado"! ¿Cómo será si a Disodado Cabello, ministro de Infraestructura, se le ocurre dejarlo en el cargo.