COMANDANTE PRESIDENTE: ¡Declare la Guerra!

A COLOMBIA, o mejor…

 a ESTADOS UNIDOSSSSSSSSSShhh(*)

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DECLARAR LA GUERRA

Este subtítulo es una oración que para nosotros los venezolanos es extraña, es sumamente rara. No sabemos qué es eso.

¿Se escribe con mayúsculas, como un nombre propio? Declarar la Guerra

¿O con mayúsculas sostenidas? DECLARAR LA GUERRA.

No sé.

No estamos nada claros.

Hoy corremos el riesgo de que se me caiga el papel de identificación.

Nosotros como venezolanos, por más agua que hayamos visto pasar por debajo del puente de nuestras vidas, por mucho que se nos haya floreado el merecure -así le decimos en el Llano a quien se le puso el pelo blanco, por ser las flores de este árbol autóctono de encanecido color-, no sabemos qué es eso de declarar una guerra. Cómo se come esto, preguntaría un personaje de esta vetusta, másdelomismo y caduca República Bolivariana.

Ahora no somos un país de guerreros. Los tiempos de la Guerra a Muerte de Bolívar, y muerte a todo aquel que sepa leer y escribir, de Zamora, son tiempos que no son los nuestros. Los que pelearon e hicieron este país “a despecho del Imperio Español”, no somos los venezolanos de hoy.

Como prueba de la baja nota que nosotros sacamos en la materia Guerra -no aprobamos, tamos raspaos-, es que cuando algunos esperaban que el Poseso le declara la guerra a Colombia, fue a hacerle la corte a Santos, a visitarle en su propio hogar. Algo así como ir a la casa de la novia y declararle su amor…

Ahora sí, lo que les dije, se me cayó la cédula. En nuestros tiempos de mozo, -no sé y no creo que eso se haga ahora-, cuando nos enamorábamos de una muchacha bonita, le hacíamos la corte: pedíamos permiso a los padres de la pretendida para visitarla, y le declarábamos nuestro amor. Esta es la única declaración que los venezolanos -eso sí, los de cierta edad-, conocemos. Los hechos previos a la visita del Poseso a Colombia indicaban que la declaración de guerra era inminente, era ¡para ya!. Pero nosotros los viejos no conocemos en Venezuela otra palabra que se asocie al verbo declarar que no sea amor. Y viajó el Susodicho,  y el anuncio de la declaración de guerra era un hecho para la generación que se comunica con Internet. Pero... Cambio de señas. Ocurrió lo que conocemos la generación que se comunicaba con los telégrafos, la declaración fue de amor.

Bienvenida sea la paz.

Reitero. Para nosotros los venezolanos del reino de la cotidianidad, nacidos a mediados del siglo pasado y un poco más allá, este verbo declarar está firmemente asociado a lo contrario de la guerra. De no entender esto que afirmo, mi caro lector, hay un vacío provocado por la brecha generacional, entonces pregunta a tu papá o a tu abuela: en sus tiempos, qué significaba si algún mozo decía de una muchacha, “me le declaré”. O, “aprovecha este bolero bailas y te le declaras”, o en la conversación entre amigas acerca de un pretendiente, una pregunta, “¿no se te ha declarado aún?”. Los venezolanos sólo sabemos declarar el amor. Por eso los más agoreros del poseso y los contras se unieron para pensar en la inminente Declaración de Guerra de parte del Poseso, pero éste viajó a Colombia a recitar de memoria la falsa carta de Fanny, la prima del Libertador. Y a realizar una auténtica y venezolana declaración, que por supuesto, no fue de guerra.

Lo más cerca que está la guerra para los venezolanos es, con gran esfuerzo, pensar y recordar -de los libros viejos de historia- en una batalla que hubo hace más de un siglo por allá por el Estado Bolívar, donde nadie le interesa quien murió porque de ninguna manera nos toca, porque… ¿y es que murió alguien?... ¿cuántos?... ¿de qué bando?... ¿cuáles eran los bandos? ¿Por qué peleaban? …¿y quién ganó eso?

Esta guerra está demasiado lejos para que se gane un análisis.

La guerra de independencia. De la cual nos  dijeron en primaria que la  realizó Venezuela contra un imperio, pero que en secundaria comprendemos que fue una guerra civil, es decir, los dos bandos en conflicto estaban compuestos por venezolanos, y si en un bando estaban los Antonio Martínez coleados, también en el otro bando estaban los O Higgins, Perú de Lacroix, O`Leary, Mac Gregor, Manfredo Bertolazi y Campo Elías.

Si damos como cierto que la Guerra de Independencia fue una guerra civil, necesario es concluir que Venezuela no ganó la guerra. Ganó un bando de venezolanos, pero perdió otro bando de nacidos en esta tierra. En próximas entregas estaremos analizando lo asegurado por algún pensador y poeta aragüeño, -valga la redundancia-, quien dice que de haber ganado el otro bando, para Venezuela hubiese sido muchisísimo mejor, pues, seríamos una colonia española, seríamos ciudadanos españoles –como Miranda y Bolívar cuando nacieron-, miembros de la Comunidad Económica Europea, aquí circularían euros y nosotros rodaríamos con libertad en cualquier país de Europa. Autosuficientes, que con la tecnología europea seríamos el primer productor del mundo de… de…de casi los que nos dé la gana. Pero esta guerra está lejos, y en cualquier caso es otro tema.

 

LA PROPUESTA

Le propongo al Presidente de la República declararle la guerra a alguien.

En tiempos de la Guerra Fría, -si usted es el caso de la brecha generacional que se mencionó, y si el viejo aún está cerca del computador, dile que te explique cómo fue eso-, el enfrentamiento del periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial, en que las potencias políticas y económicas –Estados Unidos y Unión Soviética- vivían en un estado de tensión como de guerra, pero como no disparaban un tiro, los cañones no se calentaban, la guerra era de temperatura fría. Bien. En un tiempo de esta guerra fría los mandamás de los imperios eran de este lado Reagan –ojo, de este lado del océano  quiero decir- y Gorbachov en la otra esquina. Éste declaró: “Si cualquier ciudadano americano es libre para presentarse ante Reagan y ponerlo a parir, nosotros no seremos menos: a partir de ahora, cualquier ciudadano ruso es libre de presentarse ante mi y poner a parir a Reagan”.

Pues bien, por analogía, me presento, y pongo a parir al Poseso.    

Si el Susodicho, cuando estaba en Santa Marta, recitando de memoria la carta apócrifa de Fanny Louise Denisse Dervieux de Villar, la prima de Simón, le echaron este pasaje, se lo recuerdo para que sepa que este cuento ya me lo sé.

A algún presidente de Colombia se le acercó un ciudadano común y le planteó:

- Presidente. Tengo la idea para la solución de los problemas para Colombia.

El presidente del momento, que estaba preparado para una salida ocurrente de parte del presidido, le prestó atención.

- A ver, dígame usted, cuál es la solución para Colombia para ponerla en práctica.

- Declare la guerra a Estados Unidos. Bombardea la Embajada, ellos nos envían los marines, en pocas horas nos destrozan. Nos rendimos. Interviene la ONU, declaran un plan Marshal, traen muchos dólares, comida, y solucionamos nuestros problemas, no más hambre en Colombia. ¿Qué le parece?

El Presidente lo oyó con fingida receptividad, y le dio respuesta con la pregunta más certera:

- ¡¿Y si le ganamos la guerra a Estados Unidos entonces, qué hacemos?!

La propuesta nuestra no es cuento.

Se fundamenta en el Artículo 51 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela: “Toda persona tiene el derecho de representar o dirigir peticiones ante cualquier autoridad, funcionario público o funcionaria pública sobre los asuntos que sean de la competencia de éstos o éstas, y de obtener oportuna y adecuada respuesta. Quienes violen este derecho serán sancionados o sancionadas conforme a la ley, pudiendo ser destituidos o destituidas del cargo respectivo.”.

Tampoco es la panacea. Evitemos la demagogia. Con el declarar la guerra a algún país, preferiblemente a los Estados Unidos, no se pretende solucionar todos los problemas de los cuales se “aqueja” la sociedad escuálida, y de los que se “queja” la oposición idem. Lo del Seguro Social, los hospitales públicos, la alimentación que es Pudreval, lo del Guaire y el Lago, que es el ambiente de los dos centros poblados más importantes  del país, esto no tendrá solución. Por ahora.

Lo que sí vamos a solucionar con esta Declaración de Guerra es el gravisísimo problema de inseguridad y de muertos por violencia. Hay tantos muertos en Venezuela, y bajará tanto esta cifra, que los que no mueran  y sus familiares votarán por siempre por el Comandante Presidente hasta el fin de sus días –mosca, el fin de los días de los salvados, quiero decir.  

Las cifras que se filtran del INE –ente oficial- hablan de varios secuestros por hora, miles mensuales, 16.917 secuestros por mes. Que son más, porque esa cifra no incluye la cifra negra, o  mejor afrodescendiente(**), que eso es “normal” y previsible en un país “normal”, que la gente no denuncie por temor a represalias o por cualquier razón, o sin ella. Pero que en Venezuela, dadas las cualidades del régimen, que es “anormal”, esa cifra es imprevisible. Es decir, la cifra negra de los secuestros, además de ser afrodescendiente rojita, está en la oscuridad del autoritarismo.

Que el porcentaje de secuestros en la frontera ahora es más alto que en las entidades no fronterizas. Que los muertos no son muertos de verdad son muertos por ajustes. Que los muertos que tengan antecedentes penales no se cuentan, no son humanos, -un militar dixit.

Que eso no es crimen, es sensación de criminalidad que le inocula a la gente un canal escuálido y golpista. Que eso que mancha no es sangre, es Kool-aid.  

Trabajemos con números redondos, hablemos de 20000 homicidios por año. Un país en guerra con Estados Unidos no es tan pírrico como nosotros: con una población equivalente tiene una cantidad de muertos de 5000. La matemática dice que son 15.000 muertos menos.

(De este paréntesis no nos arrepentiremos: el sentido que le damos a la palabra pírrico es el auténtico, el que le da la RAE: ”Dicho de un triunfo o de una victoria: Obtenidos con más daño del vencedor que del vencido”. No el que le da el Poseso, que presumo que revoluciona el idioma creando una palabra como pichirrico, SIC, SIC).

Las cifras oficiales hablan de 19.133 asesinatos por…, eso significa que hay más de… por mes… por hora… total de asesinados en 12 años. Los 395.754 delitos que se cometieron en 2009, perdón esos son los que se denunciaron, recordar la cifra “afrodescendiente rojita en la oscuridad”. Olvidemos estos escuálidos números.

Que ocupamos el primer lugar en corrupción, o el último. Depende del ángulo de su posición política, de si estás o no estás con el Poseso, si estás o no en un lugar donde hayga.

Que somos el primer país del mundo. Primero en criminalidad, -70 homicidios por cada cien mil habitantes. Primeros en inflación, más del 30%. Primeros en embarazos de adolescentes...

Olvidemos estas estadísticas.

Un país en guerra con los Estados Unidos, la primera potencia bélica del mundo, con una población equivalente a la nuestra, tiene un cuarto de la cantidad de muertos que tenemos nosotros sin guerra. La solución entonces, es que en medio de un enfrentamiento con los gringos, nos ahorraremos tres cuartos de muertos. Lo que significa que en la foto de El Nacional, en la que aparecen doce muertos –por ejemplo-, aparecerán sólo tres, lo que podría significar que la condena a Miguel Enrique Otero por ese crimen, en vez de ser de treinta años sea de siete, lo que ayudaría a descongestionar las cárceles, pero ese es otro tema.

LA QUINTAESENCIA

Lo realmente relevante de esta declaración de guerra que propongo es que el Comandante Presidente será comandante y presidente por siempre, por decisión de los sobrevivientes de la guerra que declaremos.

Hablemos de un número aproximado. Digamos que en un periodo de tiempo equis sobreviven, gracias a la decisión de la declaración de guerra, cien mil personas. Este es un número importante de votantes, tanto que con cien mil votos se ganan las elecciones de aquí de Guárico. Tomemos a Guárico como de población promedio de las entidades federales. Estos cien mil ciudadanos tienen novias, esposas, o esposos, queridas, hijos, nietos, admiradores, en un número promedio de diez, supongamos -siendo conservadores. Esto hará votantes suficientes como para que el Poseso gane las elecciones en diez Estados. Pero además, debe sumarse similar cuenta al tomar en cuenta a los asesinos frustrados, que no llenarán las cárceles, sino que agradecidos votarán con sus novias, queridas y etcéteras,  por el Comandante Presidente. La estadística de la propuesta indica que sólo se ganarán veinte Estados, (este paréntesis es para demostrar el margen de error de esta proyección estadística: no se toman en cuenta los votos del PSUV, ellos que sigan donde hayga), las restantes cuatro entidades federales se las dejamos a los escuálidos. Tampoco se toma en cuenta el crecimiento vegetativo de los sobrevivientes.

Pendiente escrito acerca de tema que insinúen por correo electrónico.

 Saludos cordiales, desde Calabozo, la capital del Llano integral colombovenezolano.

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Eduardo López Sandoval 

 

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(*) Sonido onomatopéyico de silencio solicitado de modo aprehensivo. O apuraito, le decimos por estos llanos.

(**) Para los que se sientan un tanto confundidos con el indiferenciado uso que se le hace a las palabras afrodescendiente y negro, no les pregunten nada a sus abuelos, lean escrito anterior del Autor denominado, PEDRO CAMEJO, AFRODESCENDIENTE PRIMERO: http://bit.ly/aEwnDt

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