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Por Nelson “iPodpelúo” Ramírez
     Los chavistas del “23 de enero” se declararon el pie de guerra. O de guerrillas, porque uno de sus voceros al autoasignarse este último calificativo, tomo aire, lanzó un suspiro y se sintió calzando las botas de los legendarios combatientes que en la década de los 60 tomaron la montaña.
         Querían apropiarse de la efemérides de  hoy, domingo y el delincuente común que los comanda les ordenó tomar las calles.
     Pero una cosa es con cuatro y otra con bandola. No es lo mismo, ni se escribe igual levantarse en armas y enfrentar las entonces dignas Fuerzas Armadas Nacionales, que tomar armas, también, pero con la vista gorda de la PM, Policaracas, la Guardia Nacional, sin dejar de mencionar que todos estos presuntos rebeldes, cobran 15 y último en el despacho de la señora Farías, la alcaldía de Libertador y en determinados casos, hasta se acercan al sabor de la partida secreta.
     Hay gente que se indigna, porque se califique a esos grupos de marihuaneros o periqueros. Pero ya lo tenemos dicho. No es que en la Revolución Forajida, los políticos se comporten como delincuentes –que se comportan, comenzando por su Jefe Máximo- sino es que los delincuentes comunes, incluso los genéticos se han arrogado el apelativo de políticos. O de “luchadores sociales”. O de “promotores culturales” porque basta que cualquier azote de barrio, vaya, calce una boina roja, toque una charrasca al filo de la medianoche o recite un verso ramplón totalmente trono y ¡ya! exijan para sí, el título de  “músico” o de “poeta”.
     ¿Y qué mosca los picó para este domingo?
     Ya han anunciado, se quejarán de la mala prensa.
     -‘E que lo’ periódico dicen que semos uno malandro y ademá ¿Pol qué van a bucá al “Pata de Calambre” si él, lo que ha matao e’ cuatro muchachito, dos anciana y cinco policía? ¿Ah?
     Una imagen, dice más que mil palabras, en este caso las gráficas de los preparativos. Un contingente de ciudadanos olientes y corrientes, portando armas largas, granadas, ametralladoras.
     ¿Y contra de quién o quiénes emplean tal arsenal?
     El columnista no ha tenido noticias que hayan resistido un desembarco de los marines. Ni siquiera, que sean veteranos del Caquetá, colombiano a donde bien pudieron ir a reforzar a los “panas” de las FARC.
Los verdaderos dolientes o sufrientes de las arremetidas de esta horda de vándalos son otros. Damas, ancianos, niños y parroquianos pacíficos, que viven en ascuas, porque en los alrededores de la urbanización “23 de enero” no hay ley, o mejor dicho, sino la quienes repiten como loros que son víctimas de “la represión o persecución política” o del “golpismo y de la derecha”.
     Una asociación de amas de casa, sale, manifiesta porque no se consigue leche, arroz, harina de maíz precocida y de inmediato se le abre causa por “obstruir las vías públicas”, con cárcel de cuatro a seis años de pena, a tenor de las reformas al Código Penal, para asfixiar la disidencia y si es usted y yo, los que estamos en posesión de una cabilla para librarnos de los embates del hampa nos abren proceso por “porte ilícito de armas”.
      Sea como sea, hay fuego en el  23. Los mencionados próceres de la “robolución” saldrán hoy a la calle armados hasta los dientes y ningún organismo de seguridad se atreve a pedirles recato.
         La tensión política sube en Caracas y en medio del sopor Chávez acusa a la oligarquía de planificar magnicidios. No sabemos si sus temores están bien fundados. Pero, el columnista, su caso, apuntaría mis preocupaciones hacia sus propios partidarios.
         Es que ya lo dice el tópico. Nada más peligroso que un mono - gorila o chimpancé- con una hojilla. Y si no nos creen, ahí tienen el caso del que anima, todas las mediasnoches un programa  por el “Canal de Todos los venezolanos”. Aunque pensándolo mejor yo creo que ese, no llega ni a mono tití.

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