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Por Nelson “iPodpelúo” Ramírez

Con motivo de la orden de captura librada por el Tribunal Penal Internacional contra Moamar El Gadafi, su hijo y miembros del gobierno de Libia, los gobernantes, ex gobernantes y políticos forajidos del Planeta, deberían recapacitar. En especial en lo que se refiere al costo-beneficio de sus tropelías o megatropelías.
Rascabuchear el erario público y colocar en un paraíso fiscal el producto de los latrocinios en Pdvsa, Mercal, el Seniat, MINFRA, Cadivi, era visto, si se quiere, como un pecadillo metabolizable por la vindicta mundial. Pero no, ahora, a tenor de los perseguidos más connotados.
Más que una mala racha para los ex mandatarios forajidos, se trata de un aviso para todos los imbéciles que deliran cuando están en posesión de un cargo. Desde una prefectura civil hasta una presidencia de una republica. Gente que cree que el Poder es eterno o por lo menos "hasta el 2021".Les dedicamos de manera cordial la presente nota, como una invitación a comer avispa, porque el cigarrón atora.Un juez establecido en Nuremberg, tiene pendiente orden detención contra Jorge Videla, Emilio Massera y Carlos Suárez Masson, militares argentinos sindicados, entre otros delitos, del asesinato de los súbditos alemanes Elizabeth Kaesemann y Klaus Zieschank. Hace poco el tribunal internacional que juzga los crímenes en la ex Yugoslavia, condenó a 30 años al general Stanislav Galie, culpable de la masacre perpetrada en Sarajevo mientras que el ex dictador de Liberia, Charles Taylor espera turno en el Tribunal de La Haya por crímenes cometidos en la vecina Nigeria y ahora, la justicia internacional nos sorprende con esta requisitoria los gobernantes forajidos de Libia.
 En otro tiempo a los defenestrados del Poder les bastaba con poner mar por medio, para salvaguardarse de toda rendición de cuentas. Los peculadores y perpetradores de crímenes contra la humanidad mas conspicuos del siglo XXI, se  refieren a aquella época con añoranza inocultable. Pérez Jiménez, pasó medio siglo como "don" Marcos, en un palacete en Madrid, regordete, plácido, pero sobre todo, contabilizando y recontabilizando con  fruición de avaro, el producto de sus saqueos al Fisco.  Raoul Cedrás y Bucaram, matan el tiempo en los casinos de Panamá y Amín Dadá, genocida de Uganda, murió de viejo en su exilio dorado de Arabia Saudita. La vituperada globalización, en este caso de la justicia, amenaza con acabar con esas idílicas jubilaciones. Podrá dudarse de sus verdaderos propósitos morales. No importa. En estos, como en otros casos, no cuentan las intenciones sino los resultados tangibles.
¿Recuerdan los lectores, a Imelda, esposa del ex sátrapa Ferdinand Marcos, célebre por sus 1.500 pares de zapatos y su colección de joyas que exhibe con jactancia en la Internet? ¿Y a Alberto Fujimori?  Doña Imelda ha entrado y salido de prisión mientras que  Fujimori, vegeta en una cárcel después de dar tumbos desde Japón a Chile y de este último a Perú donde enfrenta una posible condena de 30 años. La justicia además de ciega es coja por lo que camina muy lentamente. Pero de que llega, llega. Además, si falla la Internacional, más temprano de lo que muchos suponen, llega la Justicia Divina.

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