Si no se ha enterado, termine de hacerlo: no se consigue la franela oficial de la vinotinto. Y si les soy sincero, no me sorprende. Desde un principio supe que era un plan para escoger la franela que mejor nos representara como país. Es que analizándolo con detalle, uno se da cuenta de que es así.

Para empezar, la escogieron de marca Adidas. Esta escogencia ya traía significaciones implícitas. La franela tiene tres rayas en un hombro y tres rayas en el otro: seis rayas -indicativo de que el sólo buscar la franela, te dejaba a medio camino de meterte en camisa de once varas.

La otra consecuencia de que sea Adidas, es que es una marca extranjera. Era cuestión de tiempo antes de que escaseara por falta de dólares para importarlas. Sé que parece una ironía que la franela de nuestra selección nacional de fútbol sea importada, pero es un error verlo así. En un país donde escasean los medicamentos, los repuestos, el aceite vegetal… ¿qué mejor manera de representarnos que con una franela que escasea? Una genialidad del mercadeo.

Lo curioso es que esta situación ya ha generando un mercado negro de las vinotinto. Por eso, para que la franela en cuestión termine de representarnos como es, propongo que el gobierno prohíba dicho mercado regularizando la adquisición de las mismas con una rama de CADIVI llamada CADIVINOTINTO. Así, circularía la “vinotinto oficial” y la “vinotinto paralela”.

El trámite para adquirirla sería sumamente sencillo. Sólo debes registrarte en la página web de CADIVINOTINTO y bajar las planillas para solicitar el cupo de la franela que te corresponde anualmente. Luego de llenarlas, armas 3 carpetas iguales y te vas para tu tienda deportiva más cercana 20 días antes del próximo partido.

Al comienzo, este cupo anual abarcaría cualquier talla que el usuario necesite, pero según vaya la economía, esto cambiaría. El primer año, tu cupo permite cualquier talla. El segundo año, sólo hasta tallas M. Y del tercer año en adelante, sólo tallas XS para que te arregles con lo que hay.

Esta situación nos haría usar la vinotinto sólo en momentos realmente importantes. Incluso generaría conductas deportivas nunca antes vistas en la historia de la FIFA; como que cuando la vinotinto termine un partido contra la selección española y el español le diga “¿intercambiamos camisetas?”, el venezolano le responda: “¡Ni de vaina! Si no me quedo sin franela y para el siguiente juego no me convocan”.

Si las autoridades piensan buscarle solución a este problema, deberían ser eficaces. No deberían encargarle las nuevas franelas de la vinotinto a una cooperativa, ni mandarlas a hacer en Irán (quien quita que se prenda un lío allá y bombardeen la fábrica que las hace). La próxima franela vinotinto oficial, deberían hacerla con marcas que comprobadamente no escasean en Venezuela: Lacoste, Columbia o Monster.

Sin embargo, escasea la vinotinto oficial. Ahora, si quieren saber más de la “vinotinto paralela”, métanse en www.lechugavinotinto.com .

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