Los experimentos con inoculación de enfermedades venéreas a ciudadanos guatemaltecos que realizó Estados Unidos entre 1946 y 1948 fueron investigados en Guatemala por una comisión conducida por el vicepresidente Rafael Espada, que se apresta a presentar su informe final, con recomendaciones para resarcir a los sobrevivientes y armar un centro de estudios que regule la ética en los procedimientos científicos.
Una comisión investigadora no política, instituída por el presidente Barack Obama en 2009, descubrió archivos que daban cuenta de estos experimentos, para las que inocularon en Guatemala virus de sífilis y gonorrea a prostitutas, soldados prisioneros e internos psiquiátricos.
Ese descubrimiento fue informado por el mismo Obama a su par de Guatemala, Alvaro Colom, en octubre de 2010, lo que motivó que se creara la comisión que dirige Espada.
"Este es un evento trágico, desde el punto de vista social, político y humano, que hoy se magnifica mucho más", remarcó el vicepresidente, un reconocido cirujano cardiovascular, cuando recibió a Télam en su despacho de la Casa Presidencial.
"La sífilis y la gonorrea eran epidemias espantosas en todo el mundo en esos años de posguerra, y la población militar estaba muy expuesta. Acababa de salir la penicilina y no se sabía exactamente cómo actuaba. Era una enfermedad en la que había muchas incógnitas", contextualizó Espada.
Paradójicamente, fue un médico guatemalteco que trabajaba en Nueva York quien propuso a un doctor de apellido Cotler, asociado del cirujano general de los Estados Unidos y con llegada a la Casa Blanca, realizar experimentos con seres humanos en Guatemala.
El gobierno revolucionario de Juan Arévalo Bermejo (1945-1951) había sancionado la Ley de las Ménades, que "regulaba la prostitución y permitía un control sanitario de las prostitutas y por extensión de sus clientes", relató Espada.
El vicepresidente destacó que el gobierno de los Estados Unidos "amablemente nos mandó todos los documentos que encontraron de la investigación", que daban cuenta de la selección de 5.000 guatemaltecos, de los cuáles 1.300 fueron sometidos a estos experimentos que, curiosamente, nunca fueron publicados".
Tras ser informado por Obama, Colom le encargó a Espada armar y conducir una comisión investigadora, científica, jurídica y política, "para desentrañar exactamente qué había pasado y para medir el impacto social, político y económico de este experimento tan cruel e inexplicable".
Cuando se hicieron estos experimentos, Guatemala tenía mucho prestigio en materia de enfermedades venéreas, al punto que hubo aquí un congreso mundial sobre el tema en 1947, al que llegaron científicos de todo el mundo a estudiar la sífilis.
Lo que se estaba haciendo "fue presentado y aplaudido incluso. Y todo el mundo de lo más orgulloso en ese momento de que la ciencia avanzaba a través de esos experimentos".
"Se hicieron 17 experimentos con inoculaciones directas en los genitales masculinos de los prisioneros y pacientes del neuropsiquiátrico", reseñó Espada, quien indicó que en ese momento el Hospital Neuropsiquiátrico era directamente un asilo de locos.
"A las prostitutas se les pagaba una cantidad mínima de dinero, a los soldados y a los prisioneros nunca se les dio una compensación económica; sólo cigarros o una Coca Cola", puntualizó.
Los experimentos podían ser interesantes desde el punto de vista médico y científico, dijo Espada, "pero en sí el proceso era de una crueldad inaceptable desde el punto de vista ético".
La Comisión se abocó también a la búsqueda de posibles sobrevivientes. "Encontramos el listado de los pacientes, los buscamos a través de los medios, pero no encontramos más que cinco, porque toda esa gente estaría arriba de 80 años y la mayoría murió", explicó el vice.
También constataron que murieron todos los médicos que participaron, que fueron 12 guatemaltecos y 10 americanos, que también hicieron experimentos con poblaciones indígenas.
"Había anotaciones en las que se hablaba de que los indígenas ofrecían una cepa muy buena para hacer experimentaciones porque no había cruces raciales. Había notas científicas muy crueles, como si hablaran de selección de ratas, de animalitos de laboratorio.
Prácticamente seleccionaron a los indios de Guatemala como animales de laboratorio", añadió Espada.
Con todos esos materiales, la Comisión guatemalteca elaboró tres volúmenes de conclusiones desde el punto de vista científico, político y humano, y recomendaciones, que a mediados de octubre será presentado a los presidentes Colom y Obama.
Para Espada, "habrá que hacer junto con la comisión americana un análisis moral, ético y científico, y luego, hablar de una compensación a los sobrevivientes, a los que se estudia para descartar secuelas".
En este punto, Espada destacó que la comisión guatemalteca recibió llamadas de firmas de abogados, estadounidenses y guatemaltecas, para llevar jurídicamente el tema, pero "rechazamos cualquier contacto con gente que intente comercializar esta tragedia".
Su país sí quiere una compensación de gobierno a gobierno.
"Ambos administraciones deben dar una señal para reparar ese daño horrible. La idea es crear un instituto científico en que se estudie ética, moral y desarrollo de la actividad científica, para dar un ejemplo y hacer una regulación a nivel mundial para controlar las ambiciones científicas. Que la experimentación sobre seres humanos sea regulada e identificada, porque siempre ha habido en la ciencia experimentación con humanos y la sigue habiendo", concluyó el funcionario./TÉLAM
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