Por Santiago Alcalá

En la oscuridad del lounge bar del “Trasnocho Cultural” de la urbanización Las Mercedes, aquella chica de ojos grises y afrancesados modales se convirtió en centro de las miradas. Tras pasar gran parte de su vida en la Ciudad Luz, esta actriz de teatro había venido de vacaciones a visitar a su familia sin saber que, en ese instante, estaba a punto de “abandonarlo todo por amor”.

Era Anastasia Mazzone. Tenía, ya, fecha fijada para su boda, pero… no era feliz. Su amiga, Andreína, con quien estaba supuesta a encontrarse en la barra del establecimiento, se había retrasado. Otra jugada del destino.

-      ¿Te invito a un trago, preciosura?

-      (Silencio absoluto)

-      ¡Ay, pero qué antipática! – contraatacó el galán.

Aquel reproche tan pero tan “ocurrente”, logró cautivar a la muchacha. No podía ser de otra manera. El piropo provenía de un libretista de esas telenovelas que cada noche son un alarde de ingenio, ocurrencia, imaginación pero sobre todo, de una originalidad que cala hasta los tuétanos. No es que se tenga que pensar mucho para hacer tales guiones. Pero a partir de ahora, Leonardo Padrón tendrá menos necesidad de poner a trabajar esa mollera. Para escribir el próximo culebrón, le bastará recrear su propia vicisitud. Una  historia “arrancada de la vida misma” como suelen ser promocionados semejantes brodios televisivos.

- ¿Vas a seguir de novia de ese franchute tan pelmazo? ¿Ah? ¡Mira que a esos musiúes no les gusta bañarse! – Nuevo alarde de sutileza, intuición, perspicacia, delicadeza del pretendiente, con lo cual sentenció semejante flechazo.

Padrón y Anastasia se empataron y de allí, esta última, fue lanzada directo al estrellato ¿Se acuerdan de Isabella, la malvada de “Arroz con leche” frente a la cual las más villanas del oficio parecen monjitas de la caridad? Esa fue su consagración como celebridad de la pantalla chica.

En una entrevista publicada en “Todo en Domingo”, concedida en el apartamento con vista al Ávila, residencia de la parejita en la que se narra los pormenores del mencionado romance, la chica confiesa: “Fue amor a primera vista. Él llegó con un cartelito que decía: ‘Yo, soy el hombre de tu vida” La verdad, es que tanta originalidad no la aguanta nadie.

Chequera mata a galán y si es bolivariana, además lo sepulta

- ¡Qué hombre de tu vida, ni qué ocho cuartos. Además ¡No es ningún original, ese tipo lo que es, es un cursi! – el vozarrón era nada más y nada menos que de Willmer Ruperti.

La primera vez que Ruperti leyó su nombre en letras de molde, fue en “La Razón”. Recién culminaba el paro petrolero y de modesto “dealer” de fletes navieros, había mutado en megamagnate bolivariano con vinculaciones estrechas con Raúl Isaías Baduel, Perucho Torres Ciliberto y Hugo Chávez. En aquella oportunidad reseñábamos que “La Ballena” -mote cordial que le han puesto sus amigos, a causa de su enorme obesidad- había comprado un piso entero en Torre Cristal (antiguas oficinas de Oswaldo Cisneros) y que gustaba de cerrar para sus celebraciones el “Lassere” (el de Los Palos Grandes, aunque también nos dicen que recientemente, ha ordenado cerrar el restaurante del mismo nombre que existe en París con similares propósitos).

La boda de Ruperti y de Anastasia Mazzone, ex de Leonardo Padrón, se celebró en Star Island, extrarradio de Miami Beach. Reseña la crónica rosa que, como padrinos, oficiaron Emilio Estefan –con merecida fama de pesetero- y su esposa Gloria,  “socialité” después de haberse retirado como cantante, su anterior profesión. No hay asistencias gratis a ningún evento social de los Estefan. Conocedores de la “beauty people” mayamera nos aseguran que se “rebuscan” con comparecencias a inauguraciones de restaurantes, salones de belleza y SPA de lujo. 50 mil dólares es la tarifa mínima. Dom Perignon, caviar de beluga y testículos de tucusitos, completaban el canapé. Total un millón de dólares ¿Qué es un millón de billetes verdes para un supercompinche de Chávez?

En la lista de invitados, como es de suponer, figuró este último. Una cuestión de reciprocidad, de agradecimiento, de consecuencia, de quid pro quo. Recordarán los lectores que nuestro presidente de la República condecoró al novio con la Orden del Libertador en su primera clase “por sus valiosos servicios a la revolución”, según el respectivo decreto. Nuestro jefe de Estado, quiso, pero no pudo asistir al casamiento de su carnal, por las causas que se señalan en otro comentario contenido en este mismo Quirófano. Pero mandó su regalote. No fue una vajilla, una cubiertería de plata, ni le hizo caso al consabido versito de Aquiles Nazoa, que aconseja obsequiar, en efectivo, en lugar de cachivaches inútiles. Otro de los contratos con Pdvsa, con los que su amigote se ha hecho archimillonario, fue el obsequio.   

Fuentes bien informadas nos aseguran que “La Ballena”, antes de la ceremonia, se sometió a una rigurosa dieta y “refrescamiento”, incluida la papada y liposucción.

No dudamos que Ruperti, Viagra Plus en mano, tenga sus encantos personales. Pero ya lo dice el tópico: “Chequera mata galán (aunque sea de telenovela)”. Y si es una chequera bolivariana, además de matarlo lo sepulta.

Ahí lo tiene el hoy, lloroso, Leonardo Padrón. Mucha tela qué cortar para su próximo culebrón ¡Qué vivan los novios!

Chávez en la ruta de Manuel Noriega

En las próximas semanas, quizás días, la Federal Reserve de Estados Unidos y varios bancos centrales de la Unión Europea, aplicarán sanciones contra el Banco Binacional Iraní Venezolano, BBIV.

Lavado de dinero, operaciones vinculadas con el tráfico de armas y respaldo financiero al enriquecimiento de uranio, motivan la inminente orden de cierre del establecimiento. No han pasado dos años desde la aprobación de la ley que creó este instituto con el deliberado propósito de delinquir y ya las autoridades monetarias de varios países tienen numerosa  evidencia  incriminatoria.

De la adopción de las inminentes medidas, está informado el gobierno forajido de Hugo Chávez. Días atrás, las autoridades policiales norteamericanas encarcelaron a varios venezolanos por legitimación de capitales. Los  nombres de los implicados fueron entregados a los medios de comunicación, pero de manera aparentemente inexplicable, Chávez comenzó a pedirle al gobierno de Estados Unidos, que revelase las identidades de los detenidos ¿Y para qué tal exigencia a todas luces innecesaria por  extemporánea?

En paralelo, el “Nerón de Sabaneta”, tan amigo de asistir a foros, convenciones y toda clase de eventos internacionales para posar de irreverente, se abstuvo de hacerse presente en la Cumbre de la Unión Europea y América Latina. Mientras Porfirio Lobo, presidente democrático de Honduras, que había sido vetado por el jefe de Estado venezolano y sus compinches, sí fue a España. No quiso presentarse a la cumbre por prudencia, pero se reunió por separado con sus principales protagonistas.

¿A qué se debe tal comportamiento errático y aparentemente contradictorio?

Chávez sabe que en cualquier momento le libran un citatorio o un “subpoena”, como se le denomina en inglés.  O peor. Una orden de captura internacional. Es lo mismo que temía Fidel Castro, antes del deterioro de su salud. Que lo agarren. Que lo atrapen. Que le pongan los ganchos, por sus crímenes que abrazan todos los capítulos del Código Penal, las leyes Contra la Delincuencia Organizada, contra el Tráfico de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas, la Corrupción y hasta la ley de Tránsito Terrestre. 

Mientras Chávez, cada día, limita más sus viajes a países diferentes a los de su comparsa, Venezuela avanza de manera vertiginosa hacia la calificación de gobierno forajido. Es la misma ruta que emprendió Manuel Noriega, que concluyó en su actual calabozo en Francia. Vidas convergentes, delitos similares, destinos ineludibles para los perpetradores de delitos atroces. Más temprano que tarde,  veremos a tal personaje en la cárcel, de donde jamás ha debió ser sacado mediante el irresponsable sobreseimiento que le otorgó el difunto Rafael Caldera (q.e.p.d.).

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