Foto Greenpeace

Oct. 08 (TeleSUR).- El número de muertos por el vertido tóxico en el oeste de Hungría se ha elevado a seis, después de que los equipos de rescate encontraron en el lodo el cuerpo de una persona desaparecida.

El hallazgo del cadáver de un hombre fue confirmado por Tibor Dobson, responsable gubernamental para coordinar las tareas de descontaminación, precisando que aún se buscan a otros dos desaparecidos.

El fallecido era vecino de Kolontár, el pueblo más afectado por el siniestro, y fue arrastrado por el torrente tóxico del pasado lunes alrededor de cinco kilómetros.

La contaminación de lodo tóxico, que afecta al suroeste de Hungría y que fue causada por la ruptura de un tanque de una planta privada de aluminio, llegó el jueves hasta el río Danubio, el segundo cauce más grande de Europa que pasa por territorio croata, serbio, búlgaro, rumano, moldavo y ucraniano.

La portavoz de la Oficina de Catástrofes de Hungría, Gyorgyi Tuttos, explicó que aunque la concentración de metales pesados en el vertido es muy reducida y el riesgo de contaminación es bajo, se debe estar alerta con los "daños ecológicos que pudieran ocurrir".

"El lodo rojo amenaza ahora el ecosistema del río más grande del país y el segundo de Europa, con una tasa de residuos alcalinos superior a la normal pero más baja que la de ayer (...) Su ph descendió de 13 a 9", aclaró.

Tuttos también manifestó que las autoridades húngaras han iniciado una investigación criminal para conocer las causas del derrame.

En relación a su trayectoria, que ya alteró el río Marcal, el vertido llegó al Danubio en la mitad del camino entre Viena y Budapest.

El río llega a Croacia a unos 155 kilómetros al sur de la capital húngara, luego va a través de Serbia, Bulgaria, Moldavia, Ucrania, Rumania, y posteriormente llega al Mar Negro.

Según las autoridades, la ola tóxica ha ocasionado además de las muertes, entre ellas la de una niña de 14 meses, más de 120 heridos.

Los equipos de socorro trabajan para cerrar el depósito de lodos de la planta química, que sigue avanzando mientras deja a su paso decenas de hectáreas contaminadas y ríos devastados.

Especialistas han explicado que las actividades de desintoxicación pueden durar más de un año, ya que es necesario remover toda la tierra que el lodo rojo tocó.

Daños en el ecosistema

Este vertido de lodo tóxico ha arrasado con una superficie aproximada a 40 kilómetros cuadrados y varios ríos en el oeste de Hungría.

Hasta ahora el más afectado es el río Marcal, que fue catalogado por el jefe húngaro de la unidad de desastres, Tibor Dobson, como "totalmente destruido debido al alto nivel de alcalino de las aguas".

Dobson señaló que los peces habían muerto y que no había sido posible salvar a la vegetación.

"El lodo lo ha matado todo", afirmó.

Del mismo modo, dijo que los equipos de emergencia habían estado trabajando para reducir la acidez y el nivel de alcalinidad de las aguas de 9PH a entre 6 y 8PH,  que es "lo que se considera seguro".

Ante este panorama, Croacia ha puesto en alerta la inspección de las aguas del río Danubio, que pasa por 137 kilómetros en el este de país y que forma la frontera natural con Serbia.

Asimismo, la Administración estatal de protección y salvamento (DUZS), ha intensificado el control de las aguas, que se mantendrá durante los próximos días para detectar a tiempo la posible llegada de los fluidos contaminantes.

También se anunció la adopción de medidas de precaución, sobre todo, para proteger a la flora y la fauna.

Por su parte, el primer ministro de Hungría, Viktor Orban, ratificó que los daños causados por los tóxicos son "realmente lamentables" y que considera que el accidente pudo haberse evitado. 

"Es una catástrofe ecológica sin precedentes en Hungría. El error humano es más probable. El muro (del depósito) no se desintegró en un minuto. Debería haberse detectado", aseveró.

El lunes pasado la rotura de un tanque de acumulación, propiedad de la empresa fabricante de aluminio MAL Zrt de Hungría, provocó el derrame de aproximadamente un millón de metros cúbicos de lodos altamente tóxicos.

A pesar de que hasta el momento no se ha podido realizar un cálculo de los daños, el secretario de Estado de Medio Ambiente estimó que podrían ser decenas de millones de dólares.

En algunas localidades las autoridades de rescate señalaron que el tóxico rojizo alcanzó los dos metros de profundidad. 

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