Lejos del anhelado “adiós a las armas”, el conflicto en la península coreana -haya o no guerra-, significa un revés en los esfuerzos para la limitación de los arsenales atómicos y un retroceso en la idea de un desarme promovido desde arriba que comenzaba a madurar y que podía haber conducido a avances sustantivos.
A diferencia de otras épocas cuando la lucha contra las armas nucleares era promovida desde abajo por los luchadores por la paz y los elementos progresistas que poseían mucha voluntad pero ninguna capacidad ejecutiva, actualmente había comenzado a gestarse un movimiento antinuclear desde el pragmatismo y el poder.
Cuando debido al desarrollo de armas convencionales tan letales como las atómicas, aunque menos problemáticas, se abría paso una perspectiva estratégica, que lleva a Estados Unidos y Rusia a preguntarse: ¿Para qué sirven unas armas extraordinariamente costosas, que no pueden ser utilizadas, plantean enormes riesgos para quienes las poseen y que, al obsoletizarse es virtualmente imposible deshacerse de ellas?, en Corea la perspectiva inmediata de la guerra frena en seco cualquier reflexión al respecto.
El primer paso en esa dirección fue dado en los años sesenta cuando comenzó a abrirse la voluntad de frenar la proliferación nuclear que intenta limitar el número de países nucleares que en aquella época Kennedy estimó en 40 para el año dos mil. El acuerdo no fue perfecto y no impidió que China, India, Pakistán, Israel e incluso Sudáfrica se hicieran con artefactos atómicos, pero suprimió el libre albedrio atómico.
Los próximos pasos se dieron cuando en los años setenta se firmaron los acuerdos SALT para la limitación de los arsenales nucleares estratégicos de las superpotencias, curso que con dificultades y zancadillas avanzó hasta llegar al más reciente entendimiento entre Rusia y los Estados Unidos. Ese acuerdo, que parecía muerto después del triunfo republicano en Estados Unidos, acaba de recibir un tiro de gracia en Corea.
Las tensiones bélicas en la península coreana, reforzada por el diferendo nuclear con Corea del Norte y estimulada por el gobierno surcoreano y el Pentágono que efectúan grandes maniobras aeronavales con tiro real y voluminosas fuerzas ofensivas en el mar Amarillo y el mar de China han conducido no sólo al fracaso de las negociaciones a Seis Bandas, al incidente del Cheonan, y al encontronazo actual que en conjunto parecen configurar un callejón sin salida.
De ese modo los líderes coreanos, del norte y del sur, pueden haber clavado el último clavo al ataúd del acuerdo negociado entre los presidentes de Estados Unidos y Rusia dejándolos sin opciones, otorgado la razón los halcones de ambos lados y empujado al mundo a un camino sin retorno. No hay manera de negociar la limitación de las armas ni avanzar hacia el desarme cuando hay cañonazos y muertos de por medio, se amenaza con bombas atómicas y ambos países son rehenes de sus propias políticas. Es probable que en mucho tiempo en Washington y Moscú no se vuelva a hablar de limitación de armas estratégicas.
Aunque ahora los peligros son mayores, de cierta manera lo que ocurre es más de lo mismo. Desde 1998 cuando los gobiernos del socialdemócrata sudcoreano de Kim Dae Jung y el norcoreano de Kin Song Il dieron pasos concretos para el aflojamiento de las tensiones, incluso para la reunificación, como ocurre cada vez que se registra algún tímido avance, desde las esferas militares, aparecen incidentes que lo cancelan.
Durante la Guerra Fría, en Corea se libró (por persona interpuesta), la única guerra grande entre las superpotencias, que incluyó también a China que entonces no lo era. Aquella contienda que dejó tendido sobre los campos de batallas a más de cuatro millones de personas terminó en tablas: El país no se reunificó y el propósito de Truman de contener la expansión del comunismo tampoco se logró.
Por las tensiones de la Guerra Fría, la cercanía de Japón, por existir fronteras con Rusia y China y por la dictadura de Park Chung-hee, (1961-1979) que se hizo del poder mediante un golpe de estado en 1961, en los primeros 25 años posteriores a la Guerra de Corea, la reunificación no fue un proyecto político concreto. En 1979 Park fue asesinado y sustituido por el primer ministro, aunque el poder real era ejercido por los militares, situación que se prolongó hasta 1987 cuando fue electo Roe Tae Woo.
Con el retorno de la democracia a Corea del Sur se abrieron nuevas posibilidades para el acercamiento entre los dos Estados constituidos dentro de un territorio común, por una misma Nación y un solo pueblo. En 1991, Corea del Norte y del Sur fueron admitidos en las Naciones Unidas como dos países separados y tres meses más tarde ambos firmaron un pacto de no agresión. En 1992 en Corea del Sur fue electo el primer presidente civil, Kin Young San (1993-1998).
Las mejores oportunidades se abrieron cuando en 1998 fue electo presidente Kim Dae Jung, el primer líder opositor que llegaba al poder en Corea del Sur y que avanzó más resueltamente en el diálogo con Corea del Norte, efectuando en el año 2000 la primera Cumbre intercoreana al reunirse con Kin Jong Il. En esa cita se avanzó en la solución de temas humanitarios como visitas familiares y otros asuntos relacionados con la reconciliación nacional. El sucesor de Kin Romoo Huyn se comprometió a continuar sus políticas y siete años después, en 2007 efectuó una segunda cumbre., efectuada en Pyongyang. Un gesto fue que el presidente surcoreano traspasó a pie la línea divisoria entre ambos países.
En esa segunda cumbre hubo consenso sobre: conversaciones para lograr un acuerdo de paz, establecimientos de una zona desmilitarizada en el mar Amarillo y el tema nuclear. El triunfo de la oposición en las elecciones de 2007 que llevaron a la presidencia a Lee Myong-bak dio un brusco viraje a la derecha que en las relaciones con Corea del Norte significó un retroceso a las etapas de mayor confrontación. Bajo su gobierno se produjo el incidente del Cheonan y se despliega la actual escalada.
Desde 2007 en Corea se vivía un estado de guerra en el que únicamente faltaban los muertos; ahora los hay. Allá nos vemos.
http://www.argenpress.info/2010/11/corea-el-lugar-mas-peligroso-del-mundo.html
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