Marcos Winocur
(Especial para ARGENPRESS CULTURAL)
Del buen mear / 1
Instrucciones
Usted se encuentra plantado frente al water o mingitorio... Claro, estas instrucciones sólo se refieren al caso masculino, mil disculpas a las lectoras. Bien, prosigamos. Usted se encuentra plantado frente al water o mingitorio y entonces, la bragueta desabrochada... Oh, me olvidaba, las instrucciones para mujeres se encuentran en preparación y, tan pronto se hayan completado, serán dadas a conocer, mil disculpas. Bien, decíamos, usted se encuentra plantado frente al water o mingitorio y entonces, la bragueta desabrochada, lo ha pelado. Es posible que su cuerpo se encuentre ligeramente inclinado hacia delante, conserve esa posición pero ¡aguas!, no vaya a perder el equilibrio. Y bien, todo parece listo para soltar el chorro. Pues, fíjese que no. Debe direccionar la manguera, tal cual si estuviera regando las flores del jardín. Y además una recomendación: proceda a tomar el pajarito por el pellejito con cuidadito, ito, ito, ito, empleando al efecto el índice y el pulgar.
Ahora sí, se halla usted en posición de ¿soltar el chorro? No se impaciente, todavía no, sólo está listo para iniciar la maniobra. Ahí le va.
Estírelo hacia delante -nada de bruscos jalones- de modo de retirarlo lo más posible del pantalón, evitando así mojar a éste o a los zapatos, lo cual sería patético, y al mismo tiempo, lo deja colgar en el ángulo necesario para que el chorro caiga dentro de la taza y no fuera, especialmente si se encuentra de visita en casa de la novia. Se trata de una maniobra de alta precisión; según quede posicionada la manguera, dependerá el éxito del operativo. Se recomienda ensayarlo en su casa frente al espejo las veces que pueda. Una precaución adicional: levante los otros tres dedos de la mano para ponerlos a salvo del chorro, como si usted estuviera haciendo la seña de ¡mocos! Entonces, ya nada falta, afloja los resortes y se dispone a disfrutar de una sabrosa meada, así se lo deseamos.
Déjeme hacerle otra recomendación: para su mayor acústica, que el chorro caiga sobre el espejo de agua de la taza, la cual le prestará un efecto multiplicador, lográndose así una respetable sonoridad cataratas. Esto es importante para el propio meador, para reforzar su autoestima. Y también, si es posible, que lo escuchen las personas que se encuentran fuera del baño, lo que no quiere decir que usted mee con la puerta abierta, no, porque se ganará una fama de cochinón, especialmente si está en casa de la novia. Pero que ésta y los demás sepan que el meador cuenta con buenos riñones, le será muy positivo, verá cómo en adelante lo tratan con más respeto.
Y nuevamente: ¡feliz meada!
Nota: Agradezco al equipo de colaboradores que realizó el trabajo de campo, espiando durante horas y discretamente en baños públicos de cines, restaurantes y supermercados. Sobre una muestra de 1986 casos observados, se elaboró el modelus meandis masculinus, del cual dimos cuenta. Mi agradecimiento se redobla al considerar los olores soportados y riesgos corridos por el equipo de colabores. En más de una ocasión fueron sacados a empellones, cuando no a patadas, de los baños públicos, al grito de ¡bola de maricones, largo de aquí!.
Todo sea por el progreso de la ciencia.
Otra nota (de última hora).
Malas noticias. El financiamiento para el proyecto de instrucciones del buen mear femenino ha sido negado, argumentándose que no es prioritario.
Quienes así han fallado, me gustaría saber, cuando se están aguantando las ganas de mear ¿no las consideran "prioritarias" o se hacen encima? No importa, tengan la seguridad, en especial las lectoras, que seguiremos batallando hasta el logro del financiamiento.
Todo sea por el progreso de la ciencia.
Del buen mear/2
¡Aguas...!
Los baños públicos son un peligro, fuente de contagio de enfermedades. Usted, inocente y distraídamente, mea. ¿Y sabe lo que está pasando en ese mismo instante? Se ha creado una conexión entre usted, sea hombre o mujer, y la taza donde pululan las bacterias. Entre éstas, la fregona coeli, llamada también bacteria salmón pues remonta la corriente del chorro en sentido contrario, subiendo desde la taza al pene o a la vagina y ¡aguas...! Usted se pescará una sangronitis crónica para la cual no existe cura. Esta enfermedad se caracteriza por la súbita contracción de la facultad discretis, lo que conduce a jodedumbres múltiples de difícil cicatrización.
Al principio, parece que fuera nada. Las bacterias suben como por dentro de un tubito, que es el chorro, para luego entrar a un túnel y dar en la alberca cubierta de la vejiga, donde, de momento, se limitan a practicar la natación, haciendo cosquillitas. Hasta aquí, se las dan de simpáticas, pero, en cuanto las bacterias se reúnen en número suficiente ¡al ataque!.
No se confíe, lleve consigo su desinfectante portátil y antes de nada, rocíe la taza de los baños públicos.
Así se sentirá seguro, tranquilo y satisfecho.
¡Aguas al mear!
Del buen mear/3
Fue la decisión correcta
En una reunión social, Marcos sacó un pañuelo para sonarse la nariz.
- Huele a meada- dijo.
Varios reaccionaron sorprendidos.
- ¿Y por qué huele a meada?
- Verán. Cada vez que meo, luego de las sacudidas de rigor, corto un poco de papel higiénico y seco las últimas gotitas, las resistentes.
- Claro -acotó uno de los presentes-, de las sacudidas no se puede abusar, más de tres es chaqueta.
- Exacto -agregó otro-, la secada se torna así fundamental.
- ¿Y qué creen? -continuó Marcos-. Me encontraba en un baño público y no había papel higiénico. ¿Qué hacer? Se me planteó un urgente y difícil dilema. Las últimas gotitas ¿al calzón o al pañuelo? Opté por el pañuelo, por eso huele a meada.
Se hizo un silencio cargado de inquietud, cada uno de los presentes pensó qué hubiera hecho de encontrarse en la situación de Marcos, hasta que uno de ellos, luego de consultar a los demás con la mirada, dijo:
- Fue la decisión correcta.
MARCOS WINOCUR es argentino reside en México.
http://cultural.argenpress.info/2008/12/del-buen-mear.html