Votar:
- Currently 0; ?>/ TOTALSTARS
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
407 Lecturas
Por Carlos Aznárez
Pocos días atrás deliberó en Suiza el Club Bilderberg. Le hacían fondo la guerra de Libia en pleno desarrollo, la catástrofe nuclear de Fukushima y los intermitentes levantamientos populares en el mundo árabe. Todos esos temas, y otros de igual interés, atrajeron durante horas la atención de los numerosos delegados llegados a la localidad de Saint Moritz.
A pesar de que las deliberaciones siempre se realizan en secreto y bajo la recomendación de evitar cualquier tipo de filtraciones, esta vez han llegado a trascender algunas de las más importantes discusiones.
En cuanto a Libia, varios de los asistentes habrían planteado la necesidad de respaldar la opinión expresada por uno de los máximos referentes de la institución, el ex secretario de Estado norteamericano Henry Kissinger, quien insistió en la necesidad de que Estados Unidos debe poner en marcha -cuanto antes- una invasión por tierra en Libia, y mantener la guerra durante al menos un año.
Kissinger está convencido que “si no se lo detiene expeditivamente a Kaddafi, puede tentar al régimen iraní a acelerar su desarrollo de un arma nuclear”.
Sobre Fukushima, algunos de los invitados confirmaron que el daño producido en dicha central es “incalculable” y que sus consecuencias pueden ser comparadas, a largo plazo, con lo ocurrido en otra ciudad japonesa: Hiroshima.
De todos modos, el Club Bilderberg habría convenido un respaldo formal a Japón, pero impulsando en la práctica nuevos operativos de “enmascaramiento” de la situación real para no obstaculizar la idea de que las centrales nucleares siguen siendo altamente justificables.
Otro tema que preocupa al Club es lo que llama “expansionismo financiero de China” por el continente africano y por Latinoamérica.
En la primera de las zonas, empresas chinas se han ido asentando en varios puntos importantes para explotar los recursos naturales y actualmente están construyendo un gigantesco complejo en Addis Abeba.
Para los poderosos banqueros y financistas trasnacionales de Bilderberg, queda claro que no pueden competir con las empresas chinas de propiedad estatal, que ofrecen los mejores precios de plaza.
El mismo temor se plantea en cuanto al avance “arrollador” en Centro y Sudamérica, sobre todo en el campo de la tecnología.
Entre la conspiración y la realidad Nacido en 1954 en Holanda, el Club está conformado por personalidades e instituciones vinculadas al poder político y financiero a nivel mundial.
En realidad, la institución ha apadrinado la famosa Comisión Trilateral, que desde los años 70 viene actuando como órgano ejecutivo de Bilderberg.
Los eventos Bilderberg siempre incitan a quienes viven imaginando conspiraciones. Pero no es menos cierto que quienes concurren a estas reuniones dan pie a que esos comentarios se enriquezcan.
Ya en 1977, el diario ingles The Times señalaba que “se trata de una camarilla formada por algunos de los hombres más ricos, poderosos e influyentes de Occidente, que se reúnen secretamente para planear eventos que después, simplemente, suceden”.
No son pocos los que atribuyen a los Bilderberg la ejecución de maniobras para que los militares argentinos se lanzaran a la guerra de Malvinas, o cierto auspicio a las trasnacionales armamentísticas para fogonear la guerra de Irak y la posterior invasión a Afganistán.
En esta edición 2011, el Club Bilderberg realizó la cuarta reunión desde su creación.
Fue en el lujosísimo hotel Suvretta House, en los Alpes Suizos, cuyo frente fue cubierto por completo con una gigantesca lona blanca para cerrar la visión de lo que ocurría dentro.
Mientras tanto, policías y soldados se desplegaban por la zona, ahuyentando a los pocos periodistas que se acercaron al lugar.
Lo interesante, más allá de la temática desarrollada en el encuentro, es quiénes concurrieron, ya que da una noción de la envergadura del poder que representan. / TÉLAM
.