El gobierno y la dirigencia del sector educativo chilenos se acusaron mutuamente por el quiebre del diálogo y se endilgaron los disturbios y la represión de la 37ma marcha estudiantil en Santiago.
La pelea se trasladó también al Congreso, donde el oficialismo y la oposición parecen haber comenzado a salir del letargo en relación con el conflicto, que lleva cinco meses.
El clima tenso que primó antenoche en la segunda reunión entre autoridades y dirigentes, y que preanunciaba el quiebre del diálogo, quedó más en evidencia ayer durante la marcha convocada por los universitarios de la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech) por el centro de Santiago, que terminó con disturbios, represión, 132 detenidos y 30 heridos, según un balance de la Intendencia Metropolitana.
En las marchas se vieron "delincuentes encapuchados sembrando temor en la población, nuevamente liderazgos irresponsables haciendo llamados por estar por sobre la ley", evaluó la intendenta de Santiago, Cecilia Pérez, citada por el diario El Mercurio.
Según la jefa del gobierno regional, los manifestantes no respetaron el recorrido autorizado ayer, que no incluía la Plaza Italia, donde los jóvenes quisieron concentrarse y donde comenzaron los disturbios con Carabineros.
Los violentos choques se extendieron por horas y tornaron irrespirable el centro de Santiago por los gases lacrimógenos lanzados por la policía especial, que también usó carros hidrantes y llegó a golpear y arrestar a periodistas, reseñaron las agencias Prensa Latina y DPA y los diarios El Mercurio, La Nación y La Tercera.
"Esto es inaceptable, el gobierno no deja de burlarse de nuestro pueblo, la represión y la violencia de hoy no tienen precedentes", expresó la presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (Fech), Camila Vallejo, alcanzada por el chorro de un "guanaco".
El presidente del Colegio de Profesores, Jaime Gajardo, señaló que el gobierno "está optando por un camino que es la represión, dividir al movimiento y desprestigiar a los dirigentes".
Los ánimos venían crispados desde anoche, cuando los representantes de los secundarios se retiraron luego de tres horas de la mesa de diálogo con el ministro de Educación, Felipe Bulnes, actitud imitada luego por los líderes de la Confech.
El tema principal que abordaron ayer las partes fue la gratuidad de la enseñanza, que el movimiento pretende que abarque al ciento por ciento del sistema, mientras el gobierno propone su limitación a los sectores más pobres y mayor flexibilidad en los créditos con los que los estudiantes financian su educación.
"No nos parece que terminemos financiando gratuidad para todos, es decir que los pobres financien la educación de los más ricos; los ricos se pueden pagar la educación, no corresponde educación gratuita para los sectores más acomodados del país", explicó el ministro Bulnes, quien precisó que el objetivo del gobierno es "avanzar en gratuidad para los sectores más vulnerables y avanzar en becas y créditos para la clase media".
"Aquí al parecer hay una postura obtusa, que no quiere escuchar nuestra demanda de cambio estructural que queremos para la educación", respondió Vallejo, quien afirmó que "nuevamente" los estudiantes sufrieron "un portazo" de parte del Ejecutivo.
"No había disposición de parte del gobierno para que la mesa tuviera el piso necesario para generar acuerdos; vamos a evaluar la situación con las bases y daremos un pronunciamiento el sábado", explicó el vicepresidente de la Fech, Francisco Figueroa, en relación con la asamblea que la Confech realizará en Valdivia.
La disputa se trasladó al Congreso Nacional, donde parlamentarios de la oposición emplazaron al presidente Sebastián Piñera a asumir un rol protagónico para solucionar el conflicto.
El diputado del Partido Socialista Carlos Montes sostuvo que "toda la iniciativa en materia de recursos y en materia institucional la tiene solamente el Ejecutivo", que es el que tiene que "asumir la responsabilidad de resolver esta demanda".
El demócrata cristiano Patricio Vallespín afirmó que cuando el gobierno hace fracasar el diálogo con posiciones inflexibles, nosotros quedamos con muy pocos grados de maniobra", aunque advirtió que la oposición frenará "la discusión de los malos proyectos para hacer una mirada integral.
El presidente del Senado, Guido Girardi (Partido Por la Democracia), afirmó que "el gobierno hace una supuesta defensa de los pobres" pero "lo que hay detrás de esto es impedir el debate de una reforma tributaria".
En tanto, los parlamentarios de Unión Demócrata Independiente (UDI) y Renovación Nacional (RN) rechazaron las críticas de sus pares de la oposición y defendieron la posición del gobierno, criticando en cambio la intransigencia de los estudiantes.
El gobierno está haciendo todos los esfuerzos necesarios pero los estudiantes no han estado a la altura, pateando la mesa y dando por terminadas las negociaciones", sostuvo Cristián Monckeberg (RN).
El senador Hernán Larraín (UDI) consideró que "si no hay entendimiento directo entre el gobierno y los estudiantes", el conflicto debe ser dirimido en el Congreso.
Las protestas estudiantiles, que ya duran cinco meses, coincidieron con otras masivas movilizaciones sociales, ambientales, regionales y civiles en Chile este año.
Los conflictos sociales, atravesados por la desigual distribución del ingreso nacional, derivaron en una crisis de representación política, con altos índices de rechazo al gobierno y la oposición./Télam
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