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Luis Britto García escribió el domingo 02 de octubre pasado en Últimas Noticias este bello juego de palabras:

 “En nombre del imperialismo humanitario, la atrocidad bondadosa, y el holocausto bienhechor, intensificamos la agresión pacífica, el bombardeo filantrópico, el exterminio vivificante y el genocidio benévolo, para asegurar la rebatiña honrada, el saqueo generoso y el pillaje altruista”.

Uno, empeñado en escapar de la polarización, interna y global, resume los últimos 13 años en Venezuela y no ve diferencia entre los métodos de uno y de otro.

Si colocamos al principio: “En nombre del socialismo humanitario…” el juego de palabras es igual de válido.

Los dos responden al mismo instinto de llegar al poder, apelan a las mismas argucias y buscan los mismos privilegios. Los camaradas locales también se mueven “para asegurar la rebatiña honrada, el saqueo generoso y el pillaje altruista”. Ahí están las invasiones y expropiaciones a industrias, viviendas y haciendas. El saqueo a las arcas del Estado.

A los camaradas también les fascina el lujo, ciudades con buenos servicios, iluminación y seguridad que permita divertirse a cualquier hora, pero sus ideas conducen a ciudades fantasmagóricas, como La Habana, no al  “american dream”.

Estos revolucionarios se parecen tanto a los capitalistas, que  en cuanto corresponde a medios de comunicación y periodistas, se aferran a la tesis de la objetividad.

Un camarada criollo como el profesor Héctor Mujica planteó lo pernicioso de esa escuela norteamericana en su libro “El Imperio de la Noticia”.

Dijo que el periodismo profesional debe encaminarse  urgentemente hacia la explicación de los hechos, más que a continuar en la práctica de seguir citando “objetivamente” lo ocurrido. Agregó que “deformados por un ejercicio profesional implacable, los periodistas suelen decir que su misión se limita exclusivamente a informar. Que  los otros opinen, dicen los reporteros”. “La escuela norteamericana ha logrado imponer ese juicio que se acepta y se acata sin discernimiento en casi todas las partes del mundo. El carácter ‘sacrosanto’ de los hechos (facts) y la servidumbre del cartabón de las 5 W del periodismo norteamericano han convertido a millares de reporteros, periodistas profesionales, en eunucos”, remató Mujica.

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