Por Santiago Alcalá

Persiste, Capriles Radoski, con su convocatoria de unión y reconciliación, de reencuentro entre todos los venezolanos, sin distinciones de ninguna naturaleza. Un mensaje, lozano, franco, necesario, fresco como una brisa mañanera e inédito, si lo comparamos con las más recientes competencias electorales.
Al comienzo, muchos se preocuparon, porque la reconciliación, puede confundirse con debilidad,  vacilación, con la falta de presencia de ánimo. Pero he aquí que, antes y después del 12 de febrero, el electorado ha sabido separar el trigo de las cáscaras y el llamado del candidato de las fuerzas democráticas del país ha calado no solo entre sus simpatizantes naturales sino en aquellos que no lo son –o que no lo eran.

Macartismo Bolivariano
Ya lo dice el tópico: “Los extremos se tocan”. O más bien, se manosean de manera babosa. Los lectores se servirán recordar a aquel senador, gringo, Joseph McCarthy, troglodita, intransigente, anticomunista radical, que se cebó contra numerosos norteamericanos por razones confesionales, mediante la elaboración de listas de la infamia.
Pues aquí lo tienen. Las ediciones, corregidas, aumentadas pero sobre todo, más depravadas del macartismo, made in USA, las encontramos en los sectores intolerantes del macartismo vernáculo, encabezados por el lunático que los naricea.    
A Capriles Radovski, lo han calificado de cochino, derechista, marrano, homosexual, majunche, oligarca, apátrida, vendido al  imperialismo. Sin embargo esas ofensas  –y otras peores- se han estrellado contra un muro. “Por supuesto que me hieren  – les ha replicado- pero mientras mayores sean los insultos, queda más demostrada la necesidad de reconciliación entre los venezolanos”.
Vale todo a la hora de golpe bajo electoral. Mandar un grupo de matones, asalariados del desgobierno y entrenados en Cuba, lo mismo que el empleo del “Canal de todos los venezolanos”, con su batería de cloacas tarifadas.
“Que Radoski, no habla de pobreza”. Sí que habla de pobreza, pero afirma que para superarla hay que activar la reconciliación.
 “Que Radoski, no menciona la inseguridad ni el mejoramiento de los servicios públicos”. Si que los menciona y para superarlos, su programa de gobierno tiene varios capítulos, pero los servicios y la inseguridad  pasan, también, por la reconciliación. La lucha contra el desempleo, la inflación, el monstruoso déficit de viviendas, el colapso hospitalario, el caos de Pdvsa, la pavorosa deserción escolar. Todo, todo, pasa por la unión, el reencuentro, el cese de la prédica de odio compatriota, porque mientras existan dos países, simplemente, no hay país.
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Los pensadores que inspiran la inclusión
El calor de la campaña electoral, suele ocultar el verdadero fondo del debate. El mensaje de Capriles Radoski, se emparenta con el de los  cultores más conspicuos de la no violencia. El de su adversario, con los teóricos y prácticos del militarismo, paramilitarismo, de la generación de conflictos como sucedáneo del diálogo y la concertación.  Lo cual, coloca a los votantes en el correspondiente dilema.
 Étiénne de La Böeti, teórico pionero del pacifismo o Norberto Ceresole, apólogo del terrorismo, del holocausto y mentor “intelectual” del candidato oficialista.
 Henry David Thoreau, mártir del antiintervencionismo norteamericano o El Bashir, genocida convicto, confeso y reincidente, de Sudán, con invitación abierta V.I.P., a Caracas para que aprenda cómo se bate el cobre en el “Socialismo del Siglo XXI”.
 León Tolstoi, asceta de la persuasión o Mammut Ahmadeniyad, “hermano del alma” bolivariano, con sus manos tintas en sangre de los niños que, él, en persona, envió al frente en la guerra contra Iraq.
  Ghandi, inmortal por su “Marcha de Sal” que condujo a la independencia de  la India o Moamar El Gadafi, alto pana, también bolivariano, con su marcha, pero de plomo contra el pueblo Libio para perpetuarse en el Poder.
 Martin Luther King, leyenda contra el racismo o el “Che” Guevara, Fiscal del vergonzoso paredón del Fidel Castro e ícono de quien se regodea de sus crímenes, en Caracas.
Nelson Mandela, artífice de la reconciliación surafricana o Saddam Hussein, genocida del pueblo kurdo, con derecho a un minuto de silencio, en Miraflores, a raíz de su muerte.
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Frases y fosas
“Ante el violento, es que cobra verdadero valor el pacifismo militante” (Ghandi) versus, “La violencia es el movilizador social más efectivo” (Ceresole), “La violencia es la partera de la Historia” (Carlos Marx).
   “Yo tengo un sueño que, un día, en las coloradas colinas de Georgia, los hijos de los ex esclavos y los hijos de los ex propietarios de esclavos, serán capaces de sentarse juntos en la mesa de la hermandad.” (King). “Tengo el sueño de incendiar toda la América Latina” (Ernesto “Che” Guevara”).
“Resolveos a no ser esclavos y seréis libres. No se necesita para esto, pulverizar al ídolo, suficiente con no seguir adorándolo” (La Böeti) versus “Jala, que algo queda” (Diosdado, Aristóbulo, Jaua, el “Turquito” de Relaciones Interiores, Luisa Estela, el Gabinete Ejecutivo en pleno y la bancada oficialista de la Asamblea).
  “Convoco a todos los surafricanos, blancos y negros, pobres y ricos, para que juntos vayamos al acantilado más alto, a lanzar al mar nuestros puñales” (Mandela, inmediatamente después de salir de la cárcel). “Me le compras mil millones de dólares a los rusos en aviones Sukoi, mil más en fusiles Kalashnikov y si queda algún sobrancero, los gastas en minas fabricadas en China” (anónimo bolivariano).
“En un país sin libertad, el lugar del hombre decente es la cárcel” (Thoreau). “Me les echas gas del bueno y me mandas presos a esos estudiantes revoltosos. En cuanto a los 'Pistoleros de Llaguno', a 'Marulanda', 'Tirofijo' y a Carlos 'El Chacal' me les eriges un monumento” (el mismo anónimo bolivariano)./LaRazón/mim

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