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Santiago, 09 Mar (Télam).- La imagen positiva de la presidenta Michelle Bachelet se mantuvo en su nivel más alto a pesar de las graves consecuencias del terremoto del 27 de febrero y de las críticas opositoras que marcaron la transición hacia al gobierno de Sebastián Piñera, cuyo primer funcionario asumió anticipadamente ayer.
A dos días de la asunción de Piñera, una encuesta de la consultora Adimark Gfk que se hizo entre el miércoles 3 y el sábado 6 de marzo, indicó que "la presidenta Bachelet sale indemne de la hecatombe", según analizó ayer el titular de la encuestadora, Roberto Méndez.
El sondeo original había sido cerrado el 24 de febrero, pero entre esa fecha y la prevista para su difusión se produjo el terremoto que lleva hasta el momento casi 500 muertos, por lo que la consultora decidió realizar un nuevo relevamiento comparativo que arrojó un idéntico respaldo del 84 por ciento.
El subsecretario del Interior, Patricio Rosende, dijo que esa encuesta "reconoce los esfuerzos" de Bachelet y del gobierno tras el terremoto, pero admitió que el gobierno hubiera querido entregar el mando "en otras condiciones", al dar un último reporte del sismo y tsunami, en el cual se mantuvo la cifra de víctimas en 497.
El reporte permitió afirmar que la fase más dura de la emergencia "está superada" al lograr llevar el servicio de agua potable, alimentos y abrigo a los miles de afectados.
A pesar de que la mandataria socialista mantuvo el respaldo popular, Rosende aclaró que "nadie está contento, ni el gobierno ni Chile", previo a entregarle el cargo a su sucesor, Rodrigo Ubilla, el primer funcionario del gobierno de Piñera que asumió funciones en La Moneda.
También hoy, pero en Valparaíso, la Sala de la Cámara de Diputados aprobó en forma unánime la creación por 90 días de dos comisiones investigadoras, a diez días del terremoto y posterior tsunami que devastaran a la zona centro sur del país.
La primera de las comisiones fue aprobada por el voto de 50 diputados, con el fin de que se indague la calidad de las construcciones, que en varias ciudades se vieron dañadas a pesar de la existencia de una norma antisísmica.
La segunda, en tanto, deberá analizar el estado actual de la institucionalidad, en cuanto a su capacidad de respuesta ante el terremoto, considerando los nuevos instrumentos tecnológicos disponibles y recomendar criterios de modernización.
Al conocerse los primeros efectos del desastre, las críticas surgieron en torno a la falta de alerta del tsunami que sobrevino al terremoto y que había sido desestimado por la Marina de Chile, lo que impidió la evacuación de las zonas más vulnerables de la costa del pacífico.
El gobierno y los organismos de atención a la emergencia, también fueron cuestionados por la demora en la llegada de la ayuda humanitaria a las zonas más castigadas, así como el retraso en decretar el estado de excepción en las ciudades en las que se registraron saqueos y robos.
Pese a las críticas mutuas, la Concertación acogió de todos modos el llamado de las nuevas autoridades para que algunos funcionarios y gobernadores actuales sigan en sus cargos.
El Partido por la Democracia como el Partido Socialista y la Democracia Cristiana, autorizaron a sus militantes a continuar en sus puestos, considerando los atrasos en los nombramientos por parte de la futura administración, tal como lo solicitó Piñera.
El jueves, el electo presidente asumirá su cargo y pondrá fin a 20 años de gobiernos de la Concertación en un conjunto de ceremonias oficiales que llevarán la consigna de "total austeridad", incluso en las más emblemáticas y tradicionales referidas a la recepción de los mandatarios extranjeros.
Uno de los primeros en llegar será el presidente boliviano, Evo Morales, quien a las 18 de hoy disputará un partido de fútbol en Santiago, junto al propio Piñera para recaudar fondos para la asistencia de las víctimas.