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Por Antonio Di Giampaolo Bottini

En medio de la cuaresma otro venezolano de profunda formación cristiana es víctima de una denuncia temeraria y de una detención arbitraria. Se trata  ahora de Oswaldo Álvarez Paz  miembro  fundador del Polo Constitucional, ex candidato presidencial , ex presidente de la Cámara de Diputados del Congreso de la Repùblica y  ex gobernador del Estado Zulia quien ha sido  imputado por traición a la patria,  conspiración, e instigación al odio. Quienes lo conocemos sabemos de su valentía en la defensa de los principios democráticos y de su motivación en la lucha ciudadana.  El país lo ha visto enfrentar la acusación con serenidad y con coraje cívico, y con indignación  ha presenciado su injusta detención. Oswaldo es  un político que ha sido hecho  preso y ciertamente  es un preso político. Su caso es la expresión más vergonzosa  del  delito de opinión cuestionado y condenado por la  sociedad democrática venezolana  y por la comunidad internacional.
Con estupor observamos como los órganos de los poderes públicos se muestran diligentes en  la persecución política pero conspicuamente complacientes en el combate contra la delincuencia y la corrupción además de  altamente ineficientes en el cumplimiento de sus obligaciones y responsabilidades con las demandas ingentes de la población.   A los integrantes  de los poderes públicos les queremos recordar la frase lapidaria del filósofo  democratacristiano Jacques Maritain  quien señaló que “la revolución será moral o no serà”. La acusación en la jurisdicción penal contra Oswaldo Álvarez Paz pretende doblegar su espíritu de luchador social y su detención busca intimidar a la dirigencia política del país que no claudica principios, ni negocia  prebendas. Voceros del gobierno han dicho que se trata de un proceso judicial independiente  para intentar  desvirtuar   la idea, sembrada en el país  de que Hugo  Chávez Frías está  detrás del juicio en su contra.  Ahora bien ha sido el propio Presidente de la República,  la Presidenta del Tribunal Supremo de Justicia, La Fiscal General de la República, la Defensora del Pueblo y hasta la Presidenta de la Asamblea Nacional quienes públicamente han cuestionado la norma constitucional  de la separación de los Poderes Públicos por ser una tesis contraria a la revolución  del socialismo del siglo  XXI. Aquellos polvos trajeron estos lodos.
 Oswaldo Álvarez Paz, para sorpresa de algunos,  encaró responsablemente la acusación, lo cual  obligó al  gobierno  a actuar a la sombra de la noche  para practicar su detención  con el aminó de sembrar miedo entre la gente. Oswaldo soportó  con reciedumbre el trance. Hugo Chávez Frías ha sido implacable con sus antiguos colaboradores yy por lo tanto  no esperamos clemencia para con  sus adversarios.  El juicio en su contra constituye una violación a  la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela  en cuanto a la libertad de expresión, las garantías procesales y al juico en libertad, y  también representa una violación a la  Declaración Universal de los Derechos Humanos y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y la Convención Americana sobre  Derechos Humanos.  Estamos atentos al desarrollo de los acontecimientos y  formulamos votos porque el calvario que él,  su familia y sus amigos enfrentan, así como el viacrucis de tantos otros venezolanos dure lo menos posible.
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@adigiampaolo

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