Votar: 

• Currently 0; ?>/ TOTALSTARS
• 1
• 2
• 3
• 4
• 5

394 Lecturas   

Por Santiago Alcalá
 
        Siguen los atropellos al debido proceso y al derecho de defensa, en el juicio contra Oswaldo Álvarez Paz.  El viernes pasado, la Corte del Circuito Judicial Penal de Caracas, declaró inadmisible una de las apelaciones del dirigente opositor sin embargo, los defensores denuncian que por segunda vez el expediente ha sido mutilado, porque ellos, apelaron de dos sentencias, una del 22 de marzo y otra fecha del 24 de ese mismo mes. Pero ahora resulta que, los folios de los alegatos contra el pronunciamiento mencionado en último término, fueron alterados o arrancados, literalmente de los autos lo que además de manipulación propia de los picapleitos más inescrupulosos, constituye delito.
Pero así andan las cosas en la bien llamada “Robolución” Bolivariana. Mientras las mujeres y hombres honestos están presos, delincuentes y enfermos mentales peligrosos –como lo era el “Inca” Valero y lo es quien lo apadrinaba- disfrutan de impunidad y valimiento de las altas esferas “revolucionarias”, como el mismo caso del llamado jefe del grupo “La Piedrita”.

. 
¿QUIÉN ES Y QUÉ DIJO ÁLVAREZ PAZ?
Oswaldo Álvarez Paz, maracucho, de 67 años, casado, con cinco hijos, ex gobernador de Zulia, ex parlamentario por más de 25 años, fue candidato presidencial del otrora poderoso partido socialcristiano Copei, en las elecciones de 1993 y aunque renunció a tal militancia, no se encuentra retirado de la política, pues es el actual presidente de “Alianza Popular”, un pequeño pero muy activo movimiento disidente.
Aunque quienes lo tienen encarcelado, ahora, lo estigmaticen de recalcitrante, reaccionario y ultraderechista, pocos recuerdan que a finales de 1988, apenas proclamado Chávez como presidente electo, Álvarez fue llamado por este último, para integrar aquella Comisión, supuesta a preparar la convocatoria de la Asamblea Nacional Constituyente. Fueron intensas las jornadas del grupo que integraban, el ex rector Maíz Vallenilla, Jorge Olavarría y el propio Oswaldo Álvarez Paz, entre otros, para ultimar los pasos de lo que había sido la viga maestra de los ofrecimientos electorales del recién electo jefe de Estado.
Poco duró esa aparente apertura y pluralismo, porque Chávez, actuando como lo que es y a espaldas de sus sorprendidos “comisionados”, apenas pisó Miraflores, firmó el decreto convocando la Asamblea en referencia. Es decir, utilizó a sus asesores para darles, en cuanto los consideró suficientemente utilizados, el consabido patadón.        
Nada de lo que dijo Álvarez Paz, en el programa “Aló, ciudadano”, no lo han expresado numerosos opinadores y entrevistados. Todavía más, si señalar a Chávez como alto pana y mentor de las FARC o de la ETA fuese delito, nuestras cárceles estarían atiborradas de ministros y altos funcionarios, comenzando por el jefe de Estado, que ha mandado a erigir estatuas en honor de “Tirofijo”, le guardó un minuto de silencio cuando murió el entonces segundo de las FARC, “Raúl Reyes”, en territorio ecuatoriano y hasta ha bautizado bibliotecas con el nombre del célebre narcoguerrillero Manuel Marulanda Vélez-“Tirofijo”.
  ¿Y por qué, entonces, el encarcelamiento de este opositor por órdenes, directas, del presidente de la República?
Álvarez Paz, en varias oportunidades ha sido señalado por el gobierno –sin prueba alguna- de golpista, lo cual incluye desde su pretendida participación en el llamado caso de “Los Paracachitos”, hasta voladuras de oleoductos en el Estado Zulia, pasando por sediciones en cuarteles y guarniciones. Nos replicarán los lectores que si eso es así, porqué el gobierno no ordenó abrirle un expediente en los tribunales militares y remitirlo a las ergástulas de Ramo Verde.
Es que la revolución forajida es como es. Dispara primero, física o moralmente y averigua después o lo que es lo mismo: te condenan y luego salen a buscar las evidencias. Basta que a cualquiera lo etiqueten con la acusación más atrabiliaria, para que a renglón seguido un fiscal o un magistrado termine por validarla. Álvarez Paz, tenía tiempo “sentenciado” por Hugo Chávez por golpista. Lo que faltaba era el pretexto para concretar el carcelazo.

. 
UN PROCESO PLAGADO DE IRREGULARIDADES
Tal es el origen de las irregularidades que han plagado el juicio en referencia. En primer término, cabría señalar, la sospechosa celeridad. Álvarez, ofreció una entrevista a “Globovisión” el ocho de marzo y a los 15 días estaba preso. Algo totalmente inusual en las rutinas de nuestro paquidérmico aparato jurisdiccional.
Después figura la descabellada acusación por conspiración. El Tribunal Supremo en un juicio contra Chávez, dictó el año pasado una sentencia según la cual para conspirar se necesita el acuerdo de “dos personas”, por lo menos, pero ahora jueces y fiscales se niegan a acatar tal jurisprudencia, para finalizar con el más reciente episodio: la alteración o mutilación de actas del caso, para evaporar las apelaciones presentadas por la defensa.
El escritor cubano Carlos Alberto Montaner, sostiene que Álvarez Paz es un preso de Fidel Castro. Quizás sea una exageración del intelectual antifidelista. Pero de lo que no existe duda, es que los laboratorios de guerra sucia dirigidos por el G-2 cubano, que operan en Miraflores, llamados con el eufemismo, de “salas situacionales” evalúan a diario el desarrollo de este tipo de casos.
En tal termómetro, juegan diversos factores. El grado de intimidación que despierte. La reacción, tanto nacional como internacional. El peligro de insurrección a partir de un evento determinado.
Hasta ahora, el repudio en el extranjero ha sido vigoroso. No ha habido una sola ONG, vinculada a la defensa de los derechos humanos que no lo haya condenado. Numerosos parlamentarios alrededor del Mundo, ex jefes de Estado, intelectuales, federaciones y confederaciones de diversos partidos políticos han hecho lo mismo.
En el ámbito nacional, la reacción aunque igual de unánime, ha sido menos enérgica, quizás, a causa de las primarias para seleccionar los candidatos a la Asamblea Nacional. Habrá que esperar si concretadas las elecciones internas, el repudio en las instancias locales alcanza decibeles más altos.
De cualquier manera, la liberación del dirigente opositor, se concretará más temprano que tarde. Así serán de deleznables sus basamentos.  Pero el mensaje ya estará enviado y copiado por sus destinatarios. Es decir: Álvarez Paz, está preso, “pa’ que los venezolanos sepamos que hay gobielno”.    
  
.

JVR: “Alvarez Paz tenía razón”
 
 “Oswaldo Alvarez Paz es un político distinto. Porque no tiene temor a nadar contra la corriente. Porque defiende con coraje sus puntos de vista en un país donde el guabineo es lo que impera. Un hombre de las nuevas generaciones que ha estudiado con ahínco las realidades nacionales. Que no practica la política para medrar, que no le importa chocar. Que no le importa denunciar. Que no le importa debatir. Que no se somete a las viejas verdades heredadas, si no que las desafía. Que se ha propuestos descender del Olimpo para comunicarse directamente con el ciudadano.

Confieso una cosa sobre Oswaldo Álvarez Paz. En los tiempos en que me aferraba al maniqueísmo y al culto por los dogmas y los mitos tuve reservas hacia él. Hacia su manera de pensar. Hay una política facilista en el país que consiste despachar cualquier opinión o cualquier actitud de una persona que uno no comparte metiéndola dentro de un rígido clasificador. Para el caso concreto de Oswaldo Álvarez Paz la carpeta de ese clasificador tenía la siguiente etiqueta: “Hombre de derecha”, con eso bastaba y sobraba. ¿Para qué perder el tiempo indagando sobre el personaje, recapacitando sobre lo que decía? ¿Qué importaba, por ejemplo, si era honesto, si creía sinceramente en lo que decía?
“Con el tiempo aprendí que Álvarez Paz tenía razón en muchas cosas. Que tenía valor para decirlas. Que defendía muchas cosas que yo defendía. Que sabía jugárselas por las cosas en las cuales creía. Hoy no tengo inconveniente en declarar que me encuentro honrado en compartir, más allá de diferencias políticas e ideológicas, que para el tiempo en que vivimos es lo de menos, una misma trinchera de lucha con él. Lo aprecio como amigo, como dirigente, como ser humano, como hombre que dice cosas importantes, como integrante del país decente que se resiste a dejarse avasallar por los pillos y los corruptos. Este libro es testimonio de la Venezuela honesta, mayoritariamente decente, que no se rinde, dispuesta a dar la batalla contra la corrupción. Y su autor es gallardo exponente del país que sirve de marco a un proceso de reencuentros con la verdad y la ética".
(José Vicente Rangel en la presentación del libro  "El círculo vicioso de la droga", 7 de abril de 1988)

.

Semanario LA RAZÓN

www.larazon.net

Caracas, 25.04.2010