Por Manuel Isidro Molina

Ahora, resulta que la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) es la casa de virtudes que Venezuela estaba esperando. La dirigencia de los partidos que hizo el reparto de cargos sin reparos éticos ni conceptuales y negó la participación democrática de la mayoría de los electores en la escogencia de los aspirantes a diputados por la pluralidad democrática; analistas políticos-asesores involucrados en esa política; y propietarios, gerentes y periodistas del área política de medios de comunicación social partidarios de la fórmula electoral de la MUD, han unido sus voces para santificar lo injustificable.

Asombra leer, escuchar y ver a vivaces críticos de siempre, inteligentes y cultivados intelectualmente, bendecir los magros resultados que la MUD le muestra a la Venezuela emergente que no cree ni quiere la suplantación  de los vicios de esta década perdida regida por Hugo Chávez, con reminiscencias éticas y políticas del pasado, incluyendo los vencidos mecanismos de “entendimiento” acrítico entre grupos partidistas venidos a menos.

Todos a uno, cual mosqueteros, van por los trofeos del 26 de septiembre próximo. La decisión –también por arriba, desde los poderes fácticos que suman los involucrados- es promover la oferta electoral de la MUD como lo mejor que se ha podido lograr frente a las perversiones antidemocráticas del chavismo. Lo demás queda en manos de quienes manejan, cual religión, el marketing político estadounidense: tratar a los electores como “mercado” e incitarlos con imágenes sugestivas a votar por la mejor “oferta”, no importa lo inconsistente o fatuo que en el fondo sea.

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Pretenden ocultar el error principal

El error principal de la MUD –lo que quieren ocultar sus raros exegetas-, fue negarse tercamente a la consulta popular plasmada en una consigna-exigencia que cogió vuelo nacional: “100% Primarias”. A los partidos le correspondía presentar a la comunidad democrática nacional, pluralista y diversa, sus principales cuadros dirigentes para que fueran legitimados junto a las opciones sociales y políticas de los sectores no controlados por las cúpulas de esos partidos. Sus dirigentes estaban obligados a facilitar los escenarios de la participación ciudadana, para que la escogencia fuera nutrida por la diversidad democrática que se opone tanto al actual estadio de cosas, como a la vuelta al pasado neoliberal y corrupto que sepultó la era democrática iniciada el 23 de enero de 1958, con el derrocamiento de la dictadura militar del general Marcos Pérez Jiménez, torturador, asesino y ladrón.

Más pudo la inercia. El peso de la añoranza del poder perdido fue muy superior a la necesidad de exploración democrática del futuro contemporáneo que merece la nación. Y sin embargo, sabiendo lo que ocurrió, los exegetas de la MUD se esmeran en argumentos y justificaciones, que ni ellos mismos se creen. Sesudos editoriales, artículos de opinión, entrevistas y declaraciones por diversos medios de comunicación social, atosigan a los ciudadanos en extraño canto unívoco: es labor de patria (obligatorio) votar el 26-S, como obligatorio es votar por los candidatos de la MUD.

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El voto, derecho a la participación consciente

Ante tan cínico planteamiento, reitero el concepto básico, esencial, de la democracia que defendemos y defenderemos: 1.- En Venezuela, el voto dejo de ser obligatorio al entrar en vigencia la Constitución de 1999; 2.- El voto es un derecho que se hace “obligatorio” a conciencia de cada ciudadano, cuando lo cree útil y decisivo para el destino de la nación, un estado o municipio; 3.- En consecuencia, nadie está obligado a votar una opción que no le satisfaga, convenza o, simplemente, simpatice.

A conciencia, el pueblo venezolano votará o no votará, en sus respectivas circunscripciones regionales (listas) o circuitales (candidatos uninominales), si alguna de las diversas opciones le satisface, convence o simpatiza. Es una decisión personalísima, la del voto.

Me responderán los “especialistas” y “asesores” que el voto consciente es una pamplina, que lo decisivo es el voto animaloide de la masa, instintivo y por conveniencia personal, manipulable al antojo de publicistas y farsantes politiqueros. Quisiera ver por televisión, a alguno de ellos desmenuzando esa argumentación. ¿Se atreven? Seguramente, no. Pero en el fondo, esa ha sido la lógica y motivación política de los dirigentes que controlan a los partidos de la MUD. Lo saben sus exegetas, pero tampoco se atreven a decirlo.

Más fácil les resulta reclamar una acrítica “unidad democrática” frente a la fuerza del gobierno de Chávez, que todavía conserva solidez política –a pesar de sus garrafales errores, pillerías administrativas y desvaríos autoritarios estatistas-, precisamente por las debilidades de los factores de oposición que han sido incapaces de zafarse de la cultura que los llevó al ostracismo.

La muy manida frase, pero reconfortante para algunos, “el país no se acaba…” el 26 de septiembre, sirve de augurio. Los modestos resultados (otro secreto) que prevé la MUD, se compadecen con el optimismo del gobierno. Lo saben. Tanto como que sólo el planteamiento de “100% Primarias” era el único método política y conceptualmente válido para revalidar el liderazgo parlamentario de la pluralidad democrática que se opone al gobierno de Chávez. Pero, prefirieron mentirle al país: dijeron que era muy costoso (falso), que no había tiempo (falso) y que no era confiable utilizar la plataforma tecnológica del Consejo Nacional Electoral (falso) para las elecciones primarias. Prefirieron realizar unas primarias ridículas en unos pocos circuitos, dándole la espalda al sentimiento nacional democrático de participación y toma de decisiones por la base. La calidad y densidad de los escogidos habría sido muy superior a lo “logrado” por la MUD, con muchas manos metidas desde tras bastidores.

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¿”Clavo pasa’o”?

El resultado de esas primarias abiertas y en todas las circunscripciones del país, hubiese sido la lección política del año y la década, a favor de la democracia con claro sentido social, vocación de servicio y valoración ética. “¡Clavo pasa’o!...”, corren a decir los exegetas, “… ¡Unidad! ¡Unidad!” ¿Cuál unidad? ¿La que a espaladas del pueblo, fraguó un grupo de dirigentes que muchas veces no dirigen ni a sus propios partidos? Esa opción “unitaria” no es legítima ni eficaz políticamente. No importa cuánto escriban o digan, esa opción propuesta por la MUD, sólo será válida en las circunscripciones donde la gente asuma esas candidaturas como las más idóneas.

Los electores y electoras no somos borregos. Varias veces se lo ha demostrado el pueblo venezolano a gobernantes y opositores. En esta oportunidad, hacia el 26-S, el gobierno tiene cómo argumentar a favor de un superior nivel de participación de sus seguidores en la selección del 100% de los candidatos del PSUV en los circuitos, clara maniobra ante el fracaso anunciado de las “primarias” de la MUD.

Esta complicada disyuntiva será resuelta democráticamente por el pueblo venezolano, que merece respeto por parte de los poderes fácticos del país, desde el gobierno y desde la oposición. Mientras el discurso de los factores de oposición siga siendo manejado determinantemente por los trasnochados planteamientos neoliberales y macartistas, la opción alternativa democrática válida (viable) frente al desastre autoritario chavista, seguirá postergada.

Quienes se convirtieron en “dueños” de la Unidad Democrática desde la mesa de los partidos, también se creen “dueños” de la pluralidad democrática venezolana, lo cual no es cierto. Aunque maniobren, no son “dueños” ni de sus propios partidos, donde las divergencias no sólo son inocultable sino vigorosas; mucho menos, de una pluralidad democrática agobiada por la corrupción, la ineptitud y las inconsecuencias de quienes han gobernado hasta el presente, a Venezuela. En nuestro país, se necesita un revolcón político democrático con alto contenido ético y social, que no sucederá en septiembre, cuando ocurrirá, palabras más o menos, una reafirmación del “statu quo” que tiene fatigada a la nación. Es lamentable, pero es lo más seguro. Y es lo que los dirigentes y exegetas de la MUD, aplauden como mal menor, especie de “operación naufragio”, por culpa de ellos mismos, de quienes hicieron todo cuanto le convenía al gobierno que tanto dicen combatir.

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EL CONFESIONARIO

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º AL SUPERINTENDENTE TRIBUTARIO Y ADUANERO, José David Cabello, le escribe una trabajadora del SENIAT-Maracaibo. Mercedes Delgado se atrevió a utilizar la red interna de dicha  institución pública para exigir sus derechos y el de sus compañeros: “…este año, bajo las banderas del socialismo con el comandante Coronel Hugo Chávez, nosotros los trabajadores y trabajadoras del SENIAT, NO hemos recibido aumento salarial, más sin embargo, hemos sufrido una gran disminución en nuestro salario, nos quitaron veintidós (22) días de la sobre producción del año 2008, la cesta ticket navideña y ahora la prima de antigüedad”. Según cálculos de los afectados, esta situación –dice ella- lesiona en un 40% los ingresos de los funcionarios del SENIAT. “A veces pienso –dice más adelante- que estoy en otro planeta, que soy una marciana o que estoy demente, porque no entiendo lo que pasa en mi institución, el tema de nuestro bono es altamente sensible y todos sabemos que el salario no nos alcanza, ¿sabe cuanto cuesta la cesta básica?” Espero que no la boten ni la maltraten por sus justos reclamos.

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º LA DIVISIÓN INTERNA DE COPEI es un escándalo de antología, como lo previmos ante las maniobras del clan Planas para mantenerse a flote. Prefirió terminar de hundir el barco. Quienes me han comentado el tema –ninguno chavista, por cierto-, dijeron sentir “pena ajena” ante ese “bochorno” que “afecta la imagen de la oposición”.

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º LA BOLSA DE MERCAL sigue, ¡a paso de vencedores! Lean esta protesta chavista ante lo que no es más que un abuso impuesto por los vendedores de Mercal: “Buenos días camarada. Eso que usted esta diciendo es cierto, yo particularmente no adquirí ningún producto  por la condición que me pusieron; para llevar un (1) pollo tenías que comprar otros productos que están fuera de la regulación, y aunque estuvieran regulados, eso no puede o debe ser. Esa condición es una práctica del capitalismo salvaje que va contra los principios socialistas, no podemos caer en eso, no podemos actuar utilizando las mismas trampas que ha utilizado el capitalismo. Eso es allanarle el camino a la contrarrevolución… debemos atacar la corrupción donde quiera que esté y en la forma que se manifieste, no podemos permitir que en nombre de la revolución se atropelle al ciudadano, permitir eso, nos niega decir… soy socialista.”

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º SECTORES CHAVISTAS denuncian lo que consideran abuso de poder y manejo de los recursos públicos en las votaciones primarias del pasado domingo 2 de mayo. Los preferidos por Chávez -encumbrados en el partido y el gobierno por el mismísimo jefe único-, hicieron propaganda hasta en los centros de votación, echaron mano a bienes y otros recursos del Estado, y manejaron dinero a manos llenas, como lo critiqué anticipadamente en mi columna anterior. Imperdonable será que Chávez coloque en las listas a connotados corruptos o gerentes fracasados de su gobierno, así como a políticos irresponsables que lo apoyan, que no pudieron convencer a los electores del PSUV, ni con esas malas mañas, ya tradicionales en la politiquería venezolana. La procesión va por dentro...

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