Por Norvis E. García
"A costilla de uno les quieren poner las cosas bonitas a Chávez", es la expresión del indigente Douglas, localizado bajo uno de los puentes de la Cota Mil en las faldas del Avila. Es el eterno problema que agobia a la ciudad capital. Son los que no creen en la Misión Negra Hipólita, por no ser más que un programa para aprovecharse de la miseria humana, mientras viven de limosna en limosna. No son más que un registro, una ficha técnica para el balance financiero de fin de mes.
"Muchos de los que nos quieren censar se aprovechan de nosotros para llenarse los bolsillos y disfrazar las políticas del Estado venezolano con simples consignas políticas". ¡Uh, ah! Y todo aquello que ya sabemos, vale. Algunas de las contraseñas pudieran estar cargadas de buenas intenciones, sólo que como hay dinero a manos llenas, es mucho el incauto que cae en la trampa mortal.
Sin embargo, los harapientos no comen cuentos en esta época, después de ver que regalan casas y disfrazan a los descamisados de rojo para el paseo mitinesco. "Es la indigencia desbordada", recalca el reportero del canal de televisión. El pan nuestro de cada día que es escarbado a diario a las puertas del restaurante en La Castellana o en la avenida principal de Altamira. Las sobras son buenas allí, mientras la gente de etiqueta come como el Presidente. Es uno de los tantos programas que muestran el verdadero rostro de la Venezuela de mentira, no de verdad, como lo muestra el mensaje repetido mil veces al día. Es el alma que se quiebra.
Marisol, otra desdichada y supuesta malviviente de hablar ligero, señala a sus 56 años, que lo mejor que le ha ocurrido en su vida azarosa es haberla sacado las autoridades de la "Negra Hipócrita" donde vivía, y llevarla a un refugio en Boleíta", mientras le asignaban una vivienda, junto a su hija y su marido cuidador de carros. Se le abordó en un lugar cualquiera de las moles de concreto que sirven de arteria vial a la Alta Florida. Escribe esta mujer –según su mundo imaginario- un libro titulado "Sueño del terrorismo presidencial". Obviamente está contrariada con el jefe de Estado y no oculta su enfado, al extremo de retar lo que ella considera una amenazante fatalidad que le aguardaría por haber revelado su verdad y la de muchos otros que como ella viven de la caridad, el vicio y el delito. "Si me matan, ya no importa, dije la verdad".
Dos historias, dos verdades y una sola explicación: un gobierno inmensamente rico que no ha sido capaz en 10 años de rociar a la estepa social más humilde, la que tanto defienden con cierta hipocresía, con lo mínimo posible que exige la exclusión de las clases más pobres: la humildad, la igualdad deseable y la justicia plena, apartada de las consabidas emboscadas políticas.
Hemos sido receptores, eso sí, de un despliegue magistral de propaganda partidista que proyecta seducir a los incautos de siempre, los que todavía piensan que la revolución con sus imperfecciones y el enorme raudal de atrevidos funcionarios que practican el cinismo salvaje y cruel, es el mejor camino para el socialismo democrático. Simplemente es un fraude político sumamente grave.
Por eso se comprende la reacción del pueblo menesteroso, hambriento y decepcionado. Hugo Chávez no se ha hecho cargo de sus mentiras, y son precisamente sus secuaces los que hostigan a quienes desembuchan la verdad, a quienes se atreven a hablar desde los basureros de la ciudad o encaramados en lo alto de la tribuna improvisada. De un soplido son calificados de pitiyanquis, desestabilizadores y apátridas.
Negar que existen niños en la calle y seres que se confunden con las cucarachas y las ratas que se alimentan de porquería, como ellos mismos lo ratifican en las entrevistas, es contradecir la propia esencia social que advierte la peligrosidad de ser encubridores de un mal que se convierte en plaga. Esos alcahuetes no son más que los responsables de esa tragedia nacional que estorba cualquier pretensión por las postulaciones sucesivas del jefe de Estado, sin incluir a los otros cargos de elección popular que estorban y perjudican los relevos generacionales de la política. Nadie es imprescindible en el poder.
La Constitución lo recoge en su articulado cuando, además de atacar el abuso de esa autoridad indefinida, también limita el tiempo de su ejercicio. A los causantes de esa desventura nada les importa, ni siquiera en su empeño por consolidar la revolución bolivariana al estilo chavista. Ignoran los que le hacen el juego a la voracidad fiscal en el manejo de las misiones, que la nación se resiente del señuelo degradante como humillante de la farsa leguleya.
Ofende y lastima escuchar al presidente Chávez suplicar el favor de la población en su enmienda, claro como está de la ineficacia de su gobierno y la torpeza de sus hombres de confianza, repletos de dinero, traficando con el poder, malgastando a más no poder los recursos del país y decidiendo como seres supremos el destino de los venezolanos indefensos que solo esperan trabajo y bienestar. Es indigno también tragarse las palabras del pordiosero cuando grita a los cuatro vientos, en los umbrales de los comicios del 15F, qué sabe el burro de chicle, si lo que mastica es paja, o lo que es igual, dejar de masticar paja para tragar mejor la saliva.
Hora | Noticia |
---|---|
10:02 | MUNDIAL DE FÚTBOL / Italia empató a Nueva Zelanda 1-1 |
09:48 | MUNDIAL DE FÚTBOL / Nueva Zelanda sorprendió en el comienzo y vence a Italia 1 X 0 |
09:05 | MUNDIAL DE FÚTBOL / Italia irá por tres puntos vitales ante Nueva Zelanda |
09:00 | MUNDIAL DE FÚTBOL / Paraguay venció a Eslovaquia y lidera el grupo de Italia |
05:55 | COLOMBIA / Juan Manuel Santos, favorito en las presidenciales de hoy |
05:51 | MUNDIAL DE FÚTBOL / Paraguay se enfrenta a Eslovaquia sin margen de error |
05:47 | MUNDIAL DE FÚTBOL / Holanda venció a Japón y es el primer clasificado a octavos |
05:41 | PASANDO LA HOJA / Por la democracia progresista |