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Por Mario Villegas

Fresco está el recuerdo de un reconcomiado Hugo Chávez que calificó como "victoria de mierda" la alcanzada por la disidencia en 2007 al derrotar la reforma constitucional. Con ánimo de empequeñecer el triunfo opositor, el Presidente manifestó en jerga beisbolera que el resultado era producto de un "podrío" bateado a última hora sobre la segunda base.

Muy lejos estoy de lanzar excremento sobre los venezolanos que hace apenas tres días votaron por la reelección presidencial indefinida, que era médula de la aprobada enmienda. Al contrario, extiendo mis respetos a quienes lo hicieron honestamente. Pero más allá de los resultados numéricos, que lejos de alegrar irreflexivamente deberían preocupar al alto mando chavista (puesto que la disidencia crece significativamente mientras los votos oficiales vienen en franca decadencia), no me resisto a parafrasear al Presidente para asegurar que el oficialismo ganó este nuevo referéndum por un verdadero y descomunal "podrío", compuesto por la suma de tantas corruptelas e ilegalidades electorales.

¿Qué más "podrío" que el asqueroso ventajismo puesto en práctica por el gobierno? ¿Qué más "podrío" que el obsceno dispendio de los dineros y demás recursos públicos en la campaña oficialista? ¿Qué más "podrío" que el apabullante manejo del poderoso aparato comunicacional del Estado? ¿Qué más "podrío" que el asfixiante aprovechamiento electoral de las cadenas presidenciales? ¿Qué más "podrío" que la desvergonzada utilización del funcionariado público y de los despachos gubernamentales en la campaña? ¿Qué más "podrío" que la abierta violación oficialista de las normas el mismo día de las votaciones? ¿Acaso puede haber mayor "podrío" que el cómplice y desfachatado silencio del Consejo Nacional Electoral ante semejante avalancha de ilegalidades?

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TRUJILLO

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RÉPLICA

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HERNÁN

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EL MUNDO

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