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Desde los primeros días de septiembre ya la presidenta del TSJ, la ex copeyana-calderista Luisa Estela Morales, ahora chavista-leninista, sabía que la sentencia que iba a dictar la Corte Interamericana de Derechos Humanos, era condenatoria, por eso ordenó la censura parcial. En la “justicia bolivariana”, vale todo, como en la capoeira brasileña. 
 
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Por Santiago Alcalá

El resultado estaba cantado. Para anticiparlo, no había que ser abogado, ni faculto en cosas legales. Bastaba saber leer. La Convención Americana de Derechos Humanos -que es ley en Venezuela- expresa (artículo 23 ordinal 2°) que para restringirle a los ciudadanos sus derechos políticos se requiere “condena, por juez competente, en proceso penal” y ni el fallecido Clodosvaldo Russián era “juez competente” ni las tramitaciones que adelantó Contraloría para sancionar a Leopoldo López Mendoza, se realizaron en “proceso penal”.
La pataleta que ha armado el vivo-bobo de la Cancillería, para protestar, para denigrar de la sentencia publicada el viernes pasado, que condenó al Estado de Venezuela, no pasa de ser eso, una pataleta vulgar. Si Chávez y sus alabarderos, pretendidos cruzados de la pulcritud administrativa, querían sancionar al ex alcalde de Chacao, hoy precandidato Presidencial, por supuestos hechos de corrupción, han debido respetar el debido proceso, es decir, pedir la apertura de un juicio, ante “juez competente en materia penal” y esperar la condena judicial. Pero como lo que buscaban era lincharlo, políticamente, acudieron a un trámite, relancino, express, notoriamente ilegal y parcializado.
En la “justicia bolivariana”, vale todo, como en la capoeira brasileña. Codazos, patadones, mordiscos, pellizcos y hasta uno que otro pasito tuntún, con movimientos rítmicos del pompi, dedicados al amo. En una instancia judicial seria, por el contrario, no caben los argumentos torticeros, ni las “tramparencias” del “Como-moco” Carrasquero o las de la doctora Luisa Estela, saltimbanqui de la política, antes, sumisa copeyana-calderista, hoy, exaltada comunista-fidelista-chavista. Y pa’ lo que venga.
COMICA EN SAN JOSE
Los pleitos judiciales, se ganan o se pierden. Eso lo sabe el más ignaro demandante de justicia. Otra cosa es dar la cómica. Hacer el ridículo. Causar pena ajena en un juzgado.
Hasta San José de Costa Rica, el desgobierno “bolivariano”, mandó a Jesús Cabrera Romero, “Cabrerita” ex magistrado del TSJ. La misión de tan conspicuo plenipotenciario era despotricar de la Corte Interamericana, descalificarla, estigmatizarla, por pitiyanqui y por su hipotética complacencia o alcahuetería en materia de corrupción. Las carcajadas, estallaron –todavía retumban- en los salones de audiencia de la mencionada Corte, en Los Yoses, un acogedor barrio aledaño a la Ciudad Universitaria Rodrigo Facio, cuando se reveló que “Cabrerita”, desdoblado en Robespierre, años atrás había patrocinado y defendido ante esa misma corte, a los perpetradores del escandaloso desfalco de los tanques de guerra AMX-300.
Dicho sea muy de paso. La Corte Interamericana, en asuntos como el de López Mendoza, no dictamina sobre el fondo. Vale decir, si este último incurrió o no incurrió en ilícitos administrativos. La instancia interamericana lo que juzga en tales casos es, si al ex alcalde de Chacao, se le respetaron sus derechos humanos, entre otros la garantía de ser juzgado y sancionado –si fuere el caso- por sus jueces naturales, con apego al debido proceso tal como lo ordena la misma Convención Americana (artículo 8).
CENSURA PARCIAL
El respeto al fallo de la Corte Interamericana por parte del Estado venezolano, está por verse. Las primeras señales, indican que habrá desacato. Ya la presidenta del TSJ ante la inminente condenatoria, lo dejó entrever el domingo antepasado en una entrevista televisiva. Ahora, se suma la actual pataleta gubernamental.
 La última palabra, como en todo, la tendrá la Sala Situacional del G-2 cubano que opera en Miraflores. Si los adelantados o virreyes enviados por Fidel Castro, estiman que la habilitación de Leopoldo López es capaz de enrarecer el clima opositor, desautorizarán los insultos a la Corte Interamericana y le darán puerta franca a las aspiraciones de López. Caso contrario, habrá desacato y el lanzamiento presidencial de este último tendrá que esperar hasta el año 2018, si es que para esa fecha Venezuela, todavía, existe como país.
Mientras tanto, ya se comienzan a sentir los coletazos del fallo condenatorio. El primero, tan grave, o más, que el eventual desacato. Nos referimos a la censura impuesta por el TSJ a su propia página en la Internet.
Gente ligada al funcionamiento de la tal instancia judicial, nos informa que la medida fue ordenada, directamente, por la magistrada Luisa Estela Morales, al enterarse que la Corte Interamericana, para redactar la condena en el caso Leopoldo López, se había apoyado en la página en la red del propio TJS. Tal servicio, tiene más de 15 años de operatividad, producto de un financiamiento obtenido por Venezuela del Banco Mundial. El motor de búsqueda, corazón del sistema, permitía a cualquier usuario, desde Venezuela o aun desde el extranjero –como lo hicieron los magistrados de la Corte Interamericana- acceder a un localizador de cuentas de actuaciones y lo más importante, de preceptos legales invocados en las sentencia dictadas, no solo por el propio TSJ sino de los demás juzgados del país. Ahora que ese “Buscador TSJ” ha sido deshabilitado, será muy difícil, por no decir imposible, contrastar los diferentes criterios judiciales –muchas veces contradictorios, según las órdenes del Amo- sobre determinadas materias o por ejemplo, constatar cuando el TSJ se salte o burle la resolución de los casos, no según el estricto orden de antigüedad, sino según el estricto orden del amiguismo. Muchos de los bochornos judiciales en los últimos años, se desvelaron, gracias a la acuciosidad de abogados, periodistas, estudiantes o interesados, en general, que hurgaban a través del “Buscador TSJ”. En lo sucesivo, en las actuaciones del TSJ prevalecerá el secretismo, el ocultamiento, la desinformación, el tapareo.
Es que cuando la Corte Interamericana, estornuda, los venezolanos sufrimos una pulmonía./LaRazón

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