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Por Nelson “iPodpelúo” Ramírez

 Ahora resulta, que Chávez quiere darnos lecciones de dieta y de higiene personal. No le basta con haber querido enseñarnos valentía (él, que no la tiene, de ninguna forma, a tenor de sus gestas los días 4/F y  11/A en los que se rindió sin reventar un cartucho);  de honestidad (materia en la que familia entera, padre, madre, hermanos y compinches íntimos han resultado reprobados con las peores calificaciones); de hombría (pese que aquella tarde, por televisión, “botó la segunda” al ponerse a tatarearle a Diosdado “aquellos ojos verdes…en cuyas quietas aguas un día me miré”).

         Días atrás este individuo que personifica los peores defectos del gentilicio sin adunar ninguna de sus cualidades, emplazó a los venezolanos a bañarnos, como él, en tan solo tres minutos. Pero cuando la estupefacción alcanzaba las cotas más elevadas por esa pretendida cátedra de higiene personal, nuestro incorregible profesor Ciruela, que no sabe leer, pero puso una escuela, incurrió en un desmesura todavía peor: exhortarnos a la alimentación frugal, él, que desde llegó al gobierno ha aumentado unas cuantas arrobas cual si fuera una vaca.

         ¿Y qué relación tiene la obesidad con la condición de maloliente, con onda expansiva a varios kilómetros a la redonda?

         Santiago Alcalá, columnista de postín de “La Razón”, lo relataba meses atrás. El episodio tuvo lugar en “Planalto” sede del gobierno de Brasil, donde se escenificaba uno de los numerosos eventos de suscripción de los denominados acuerdos comerciales en los que la voracidad brasileña se lleva la parte del león y su contraparte venezolana lo único recibe a cambio es el encubrimiento a las fechorías que se cometen en Miraflores.

Uno de los oídos, siempre indiscretos que pululan en tal clase de eventos, fue testigo presencial de la queja.

         - Os brasileiros nom sabe o que teingo que soportaire, eu, pra sacarle a éste gordinflón, unos cuantos millones de “reales”.

         El comentario lo hacía el “fraterno” Lula Da Silva, en voz baja, a los directivos de “Odebrecht”, en referencia al legendario “golpe de ala” del jefe de Estado venezolano. La canícula de Brasilia sobrepasaba los 40° centígrados, el aire libre del acto protocolar amenazaba con aumentarla y en medio de esa manoseadera a la cual es demasiado proclive, a Chávez, seboso, sudoroso, cachetón se le ocurrió pasarle a Lula, su brazote zurdo por la espalda.

         ¡Fo! hubiera exclamado este último, gustoso, recordando sus tiempos de sindicalero, de no haber pesado millones de dólares que se jugaban en la faena.

         Y ahora, de Planalto, directo, a los aposentos de Miraflores.        

         Son las 9:45 a.m.. Después de una de esas noches locas de  mucho café tinto, Malboro, Haloperidol, Ritalín, Prozac y Diprivan –el mismo con que Michael Jackson agarraba esas voladoras- el gordinflón, barrigón, que se le chorrean los mofletes, resuelve que ya es hora de levantarse para iniciar una nueva jornada de destrucción de Venezuela. El pijama y el box-spring contienen evidencias de sus sudoraciones medicamentosas y enfermizas.

 Momento del pretendido aseo matutino y oportunidad de demostrarse, a sí mismo, que la carestía de agua no es a causa de su ineptitud, la ineptitud de sus amigotes al frente de los cargos públicos, del choreo, el despilfarro, la negligencia, del resentimiento personal. Los verdaderos responsables del racionamiento somos los demás venezolanos que despilfarramos el vital líquido y, él, después de tal hallazgo científico dispone solo tres minutos para la demostración de su pretendida genialidad.

         A ver, a ver, enjabonada por aquí, enjabonada por allá. “Labase” es lo primero, pero ya lo dice la coplilla popular: “Yo te conozco Robalo/ por el camino que vas/ Si es grande tu bocota/ es más grande tu mascá”. 

         ¿Tres minutos, solamente, para semejantes protuberancias?

         - ¡Escolta, escolta, urgente, ábrame la llave de paso, que no me alcanzó ni pa’ lavarme ni el lóbulo, inferior,  de la nalga derecha!

         Pero “Taguaza”, “La Mariposa”, “Lagartijo” y “Guri” estaban en el suelo. Así que Lula y demás gorreros que lo especulan, ya saben lo que les espera.

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