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Por Norvis E. García

A unos los mandó a montar en bicicletas, a otros a pasear en burros por el pueblo, sin olvidar tampoco a los que gustan de las camionetas último modelo, los que cobran viáticos a diestra y siniestra y a los que disfrutan de grandes sueldos. La crítica estuvo dirigida principalmente a los alcaldes, acostumbrados a dejar todo pendiente, como las obras de infraestructura y las emergencias en el área de salud, la prevención del delito, el transporte y el alto costo de la vida.

El presidente Hugo Chávez ha decidido llamar las cosas por su nombre, sin dejar para mañana la agenda de problemas que lo vuelve impopular. Aun siendo extraño, el jefe de Estado la emprendió contra Diosdado Cabello, quizás por su fidelidad y consecuencia innegable con el jefe del Poder Ejecutivo. Sabía que no replicaría.

Cabello recibió lo suyo sin chistar, aunque otros ministros han podido hacerlo peor, como Elías Jaua, que en su intensa y vehemente campaña por la soberanía agroalimentaria, se ha convertido en todo un terrateniente, porque no hay un pedazo de tierra que se ponga a salvo en sus planes por declararlo y pasarlo a la nación. No importa que hayan sido sembrados, sean productivos o tengan una larga titularidad. ¿Será que el presidente desconoce que la construcción de viviendas en buena parte la ha obstaculizado el instituto de tierras? Porque, efectivamente, es lo que viene ocurriendo desde hace algún tiempo. Terreno que es apto para la construcción de casas, de inmediato es perseguido e incautado por el MAT para sembrar maíz o cualquier otro rubro alimentario que sea bueno para el mercado de consumo, no importa que a la vuelta de un lapso relativamente corto se pierda la cosecha por el pésimo manejo del cultivo o porque se lo comieron los gusanos.

De esta forma, imaginar eficiencia en los planes habitacionales del gobierno es como pedirle peras al olmo. Eso sí, Jaua gana y Diosdado pierde, o sea, los venezolanos se quedan con una demanda insatisfecha y el ministro Cabello con un jalón de orejas presidencial. El atribulado jefe de la cartera del Mopvi, apenas tuvo tiempo para garantizarle al primer mandatario nacional 83 mil viviendas este año, si es que le dejan espacios libres sin el cultivo de papas y caraotas.

El 2010 tendrá prioridad en el sector habitacional, para lo cual el despacho de obras ha previsto utilizar directamente 10 millardos de bolívares fuertes. Sin embargo, el gasto del año entrante contempla además 638 millones de dólares, es decir, 1,3 millardos de bolívares fuertes, que resulta inferior a la cantidad que se destinó en el 2005 que fue de 1.900 millones de dólares o 4 millardos de bolívares fuertes.

Los cálculos conservadores estiman que todo ese platal no será suficiente para profundizar en el plan de viviendas para el país, cuyo déficit todavía se ubica en los 2 millones de unidades familiares. Es por ello que las regiones, a través de las alcaldías y las gobernaciones, tendrán que afinar mejor el uso de los recursos provenientes del Fides, dado que el situado constitucional nunca será suficiente para cubrir esa y otras demandas sociales. Inclusive se puede señalar que tales proyectos dependerán de otros recursos adicionales, bien sean petroleros, tributarios o fondos especiales.

Finalmente, cuando se habla de disciplina revolucionaria, Chávez Frías ha pretendido reimpulsar la política de construcción de unidades habitacionales, la cual por cierto debe ser acelerada en lo que resta de año, debiendo para ello recurrir a la experiencia nacional y extranjera que garantice el cumplimiento de las metas. Ahí están los promotores y empresarios privados, dispuestos a contribuir con el país en la solución de una de las mayores preocupaciones de los ciudadanos que viven arrimados, comparten habitaciones o reciben la noche a la intemperie o bajo cualquier puente de la ciudad.

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