Por Santiago Alcalá

Chávez, es como un marido engañado, que finge cólera y ser el último en enterarse, pero que conocía las infidelidades de su pareja y hasta las gozaba. Depravados que son algunos.
 Pretende rasgarse las vestiduras como una supuesta virgen vestal por la debacle bancaria. Sin embargo, los hechos, siempre tercos, demuestran que esas supuestas pataletas no son sinceras, ni obedecen a ningún propósito de rectificación o de purificación de su hipotética revolución. Responden más bien, a un “sálvese quién pueda” de quien el 4 de Febrero y el 11 de Abril demostró que para él, lo primero es proteger su pellejo.

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UNA LARGA LISTA
El columnista tiene la convicción de que cuando esta pesadilla concluya, el señor Chávez tendrá que ser llevado a juicio ante el Tribunal Penal Internacional. El motivo de la remisión del caso a este último es que a causa del grado de polarización, de radicalización que existe en Venezuela, no se le podrá ofrecer al imputado juicio justo. En otras palabras, no habrá venezolano alguno capaz de ser imparcial para tal labor. Y si alguien se considera imparcial, más bien habrá que considerarlo sospechoso. Frío o caliente o te vomitaré de mi boca, abjuraba el Salvador de la Humanidad, a los tibios ante tragedias como la que actualmente sufre Venezuela.
Por eso le vamos a ofrecer al señor Chávez la siguiente lista. Si la aprovecha, como estamos seguros que no hará, para investigar expolios contra el patrimonio público, tal vez se haga merecedor de algunos atenuantes cuando se siente en el banquillo del mencionado tribunal con sede en La Haya. Quizás, con ello demuestre que su actual conducta de cruzado anticorrupción, tiene atisbos de sinceridad. A saber:

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Un señor de origen israelí –porque el antisemitismo de Chávez, llega hasta donde el bolsillo pierde su decente nombre- de apellido Beracha, enriquecido como perro de la guerra y con la emisión y colocación de deuda pública del Estado venezolano.

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Otro señor de apellido Díaz Granados, convertido en ricachón, para usar la germanía de su mentor, producto de las coimas por manejo de colocaciones bancarias del gobierno.

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Del Nogal y Helmeyer ex convictos por delitos atroces, pero que se han acercado al sabor de los negociados bolivarianos, entre otros, la legitimación de capitales.

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Otro de apellido Guillén, con oficina en el CCC Tamanaco, sobrino de Pedro Carreño, que igual le vende al gobierno una aguja que un Airbus.

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Una dama de apellido Soto, asistente de Tobías Nóbrega, ex ministro de Chávez quien, a su vez, de pelabola de solemnidad se convirtió en uno de los hombres más adinerados de Latinoamérica.

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Otro de apellido Tobía –los lectores se servirán no confundirlo con Tobías Carrero, otro compinche de Chávez, hasta que riñeron por un reparto de botín- con oficina en el Multicentro Empresarial Las Mercedes manejador cambiario.

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Ricardo González y su patrón el “señor” Goncalves, potentados de bingos y casinos con comanditas con Diosdado, el ex alcalde Rangel y el padre de este último. .

Eudo Mario Carruyo, con intensa figuración en el mundo de la “beauty people”, incluida la posesión de jets ejecutivos y coches de carrera.

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Leo Castillo y Omar Faría, que de modestos corredores de seguros ahora tienen posesiones y empresas en Dominicana y Ecuador.

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Un tal Mayed, que combina contactos con el radicalismo musulmán, ocultamiento de terroristas en Margarita incluidos, con el tráfico de influencias.

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Sarría, conocido y recontrarreconocido testaferro de Diosdado Cabello.

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Otro señor de apellido Benshimol, artífice del tráfico del mercado negro del dólar.

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Los señores Zabala y Salazar, empresa Coopergay, socios del ministro Rafael Ramírez, felices propietarios de varios pisos ejecutivos, completos, en hoteles de cinco estrellas y llegamos a donde no queríamos llegar, el hermano Adán, el hermano Argenis, el profesor Hugo de Los Reyes, hoy cagalitroso, pero depredador de la Tesorería de Barinas. .

Todos ellos, con el apoyo o “back up” de sus ministros y altos funcionarios y quién sabe de si usted mismo, señor Chávez, porque no me venga con el “yo no fui” con que pretende desembarazarse, ahora, de las tropelías de los bolibanqueros.
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¿Quiere más nombres de “boliguisadores” señor Chávez? Tenemos otros, pero por lo pronto ahí tiene para que se distraiga. Atrévase a procesarlos. Hasta que no lo haga, nosotros seguiremos considerándolo, además de un hablador de pendejadas, coautor material de todos las depredaciones que se siguen cometiendo en su desgobierno.

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Semanario LA RAZÓN

www.larazon.net

Caracas, 13.12.2009

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