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Por Augusto Figueroa

La agenda electoral de Colombia para los próximos tres meses tiene en jaque la posibilidad de un tercer mandato para el presidente Álvaro Uribe Vélez. El 15 de marzo se realizan las elecciones parlamentarias y a finales de mayo serán las elecciones presidenciales.

La Corte Constitucional tiene en sus manos la brasa ardiente, decidir si rechaza o aprueba el dictamen del magistrado Humberto Sierra que le echó bola negra al referendo por considerar “que hay cinco vicios de forma y que por tanto es inconstitucional”.

  Pero, como en los cenáculos políticos se manejan diferentes opciones y los cabildeos para el arreglo de situaciones complicadas no es descartable, según los amarradores de cabos, pueden dejar abierta la posibilidad de la reelección de Uribe para el 2014, ante las duras críticas, tanto nacionales como extranjeras a un nuevo y consecutivo tercer mandato.

  Sin embargo, el actual jefe de Casa de Nariño ha decidido participar en el debate e insistir en que 8 años de gobierno “son pocos” para cumplir con su programa político y planes económicos. El mandatario se basa, seguramente, en el alto nivel de aceptación que tiene ante la opinión pública con más de un 70 por ciento en las encuestas y unas expectativas como candidato que le darían una victoria fácil ante una oposición dividida.

   El uribismo se debate en un mar de contradicciones pues, si bien, Juan Manuel Santos, candidato del partido de la U, encabeza las encuestas contra el candidato liberal, conservador o polista, para una votación sin Uribe, hay quienes dudan de una victoria segura. Pero, como señalaba un análisis de la revista Semana, dejar abierta la reelección para 2014 sería como dar unas vacaciones al presidente para que regrese en esa fecha, lo que lo convierte en “un padre de la Patria”, como Fidel Castro o Hugo Chávez y la continuidad de las roscas burocráticas.

  Hay una tradición en Colombia de derrotas de las aspiraciones continuistas de los mandatarios. La Constitución de 1991 eliminó la reelección no inmediata que se permitía hasta entonces. Carlos Lleras quiso volver a la presidencia en 1974 y fue derrotado. Insistió en 1978 y también salió derrotado. Alfonso López Michelsen pretendió repetir en 1982 y fracasó.

 Mientras en nuestro país, la experiencia ha sido funesta con las reelecciones de Carlos Andrés Pérez y Rafael Caldera, por la influencia ulterior que han tenido en las calamidades que padece el país con el presidente Hugo Chávez, aspirante al mandato vitalicio. Y quien tiene los riñones de anunciar que cuando cumpla 77 años, dentro de 23, verá si aspira a un nuevo mandato. Chávez y Uribe, aunque con visiones aparentemente distintas, nos quieren llevar a la era de los regímenes vitalicios de Juan Vicente Gómez, Anastasio Somoza y Rafael Leonidas Trujillo. Aplazando indefinidamente la necesaria renovación de las instituciones democráticas y la modernización de la administración pública.

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