Mar. 10 (VTV).- Monseñor Georg Ratzinger, de 86 años, hermano del actual Papa Benedicto XVI, pidió perdón por los casos de abuso sexual contra niños que vivían o estudiaban en internados de Alemania, de los cuales negó responsabilidad.
Tras pedir perdón, admitió al mismo tiempo que "abofeteó" en varias oportunidades a los alumnos del coro de niños cantores de Ratisbona, donde dirigió entre 1964 y 1994.
En una entrevista concedida a un periódico alemán tras conocerse las acusaciones de abuso sexual, Ratzinger dijo que no era consciente de la brutalidad de la disciplina que se ejercía en la institución.
"Estaba feliz por cada prueba del coro, sin embargo, tengo que admitir que a veces me deprimía porque no lograba los resultados deseados. Al principio, en varias ocasiones distribuí alguna bofetada, aunque después me remordía la conciencia por haberlo hecho", expresó.
"Los alumnos me contaban lo que sucedía en los viajes para dar conciertos. Pero no caí en cuenta de que debía hacer algo. No era consciente del alcance de estos métodos brutales", dijo Ratzinger.
La diócesis de Ratisbona denunció que un sacerdote abusó sexualmente de dos niños en 1958 y que fue sentenciado a dos años de cárcel. Un clérigo cumplió 11 meses de cárcel en 1971 por abusos. Otros ex alumnos afirmaron que sufrieron abusos sexuales, palizas excesivas y humillaciones a principio de la década de 1960 por maestros no identificados.
Ratzinger afirmó que sabía de severas golpizas que recibían los alumnos en una escuela primaria vinculada al coro Regensburger Domspatzen, pero "no me pareció que debería hacer algo al respecto".
El Vaticano se defiende
El Vaticano defendió este martes el comportamiento de la jerarquía de la Iglesia Católica del viejo continente frente a los escándalos por pedofilia que sacuden Alemania, Irlanda, Austria y Holanda, y recordó que se trata de un fenómeno que afecta a toda la sociedad.
En una nota divulgada a la prensa, el vocero del Vaticano, padre Federico Lombardi, reconoció "la gravísima cuestión de los abusos sexuales de menores en instituciones administradas por entes eclesiásticos", y a la vez elogió la "determinada" y "rápida" respuesta de las iglesias locales, lo que suele ser desmentido y reprochado por familiares y víctimas.
La declaración del Vaticano es una respuesta a la ola de críticas contra las iglesias locales e inclusive contra el mismo Vaticano, acusado de haber ocultado por años los abusos sexuales.
Las denuncias en Irlanda, Alemania, Austria y ahora Holanda, que suman más de 500 casos y abarcan largos períodos, han conmovido a la sociedad tras haber conocido los testimonios de muchas víctimas de abusos cometidos en los últimos 30 a 40 años.
"Los errores cometidos por las instituciones y los miembros de la Iglesia son particularmente reprensibles, dada la responsabilidad moral y educativa de la Iglesia", dijo Lombardi a Radio Vaticano.
"Sin embargo, toda persona objetiva y bien informada sabe que el tema es más amplio, y que concentrar las acusaciones sólo en la Iglesia saca las cosas de perspectiva", agregó.
La Iglesia Católica de Holanda dijo el martes que pidió a una comisión independiente que investigue los reportes de supuestos abusos sexuales por parte de sacerdotes, en respuesta a un creciente número de víctimas.
A continuación reproducimos textualmente la nota de prensa divulgada por Radio Vaticano, órgano oficial de la Santa Sede:
“La Iglesia hace todo lo posible para que no se repitan los abusos sexuales de menores
Martes, 9 mar (RV).- El director de la oficina de prensa de la Santa Sede, saliendo al paso de la gravísima cuestión sobre los casos de abusos sexuales a menores por parte de eclesiásticos, en particular sacerdotes, que en las últimas semanas está invistiendo algunas instituciones de la Iglesia, ha escrito una nota con algunas consideraciones al respecto. El padre Federico Lombardi explica que recientemente, el Santo Padre ha demostrado su participación personal en el caso de la Iglesia de Irlanda, convocando dos encuentros: uno, con los más altos representantes del episcopado de este país y otro, con todos los obispos y está preparando una carta sobre el argumento. Pero en las últimas semanas el debate sobre los abusos sexuales en la Iglesia se está extendiendo a otros países europeos: Alemania, Austria y Holanda.
«Las principales instituciones eclesiásticas implicadas han afrontado el problema desde su manifestación con tempestividad y decisión. Han dado prueba de voluntad de transparencia, en cierto sentido han acelerado la manifestación del problema invitando a las víctimas a hablar, aún cuando se trataba de casos de hace mucho tiempo. Actuando de este modo han afrontado las cuestiones con ‘el pie derecho’, porque el punto de partida correcto es el reconocimiento de lo que ha sucedido y la preocupación por las víctimas y las consecuencias de los actos cumplidos contra ellas».
Para que “no se repitan en el futuro estos gravísimos hechos”, la Iglesia, explica el padre Lombardi, ha retomado “directivas ya existentes” y “nuevas indicaciones operativas” en una campaña de “estrategia” y “prevención”.
«Estos hechos movilizan a la Iglesia a elaborar respuestas apropiadas y se insertan en un contexto y en una problemática más amplia, con el fin de tutelar a niños y jóvenes de abusos sexuales en la sociedad. Ciertamente, los errores cometidos en las instituciones y por parte de responsables eclesiales son particularmente reprobables, dada la responsabilidad educativa y moral de la Iglesia. Pero todas las personas objetivas e informadas saben que la cuestión es mucho más amplia y que concentrar las acusaciones sólo sobre la Iglesia lleva a falsear la perspectiva».
El padre Lombardi termina diciendo la Iglesia está preparada a participar y comprometerse en toda iniciativa para afrontar la cuestión que contribuya a acabar con “esta dolorosa experiencia”. Pero recuerda que si bien la Iglesia vive insertada en la sociedad civil y en ella se asume sus responsabilidades, por otra parte, tiene un propio ordenamiento específico distinto, el “canónico”, que responde a su naturaleza espiritual y sacramental, cuyos procedimientos jurídicos y penales son de distinta naturaleza”. “En el ámbito canónico el delito de abuso sexual a menores ha sido siempre considerado uno de los más graves.
En conclusión, “no se puede negar la gravedad del doloroso trance que está atravesando” la Iglesia, y “no hay que renunciar a hacer todo lo posible para que se obtengan resultados positivos de mejor protección de la infancia y la juventud en la Iglesia y en la sociedad y de purificación para la misma Iglesia”.
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