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Caracas, 01 Abr. ABN.- La iglesia Católica atraviesa uno de los momentos más oscuros de su historia, pues la divulgación de una serie de denuncias de abuso sexual de menores la han afectado seriamente en las últimas semanas, al disminuir la credibilidad y la confianza de los fieles en la institución.

Pocas veces, a lo largo de su existencia, y tras haber superado grandes cismas y reformas, la iglesia católica había sufrido una crisis de principios y valores tan grave como la que hoy padece, socavadas severamente como están las bases del sacerdocio, uno de sus pilares fundamentales, a raíz del escándalo generado por la pederastia que amenaza con afectar aún más su ya de por sí deteriorada imagen.

Aunque es un capítulo aparentemente nuevo en la milenaria historia del catolicismo, si bien hay quienes dicen que la práctica del abuso sexual es muy antigua y que en la actualidad los casos se conocen más por el fenómeno de los medios de comunicación, esta penosa aberración antievangélica en que incurren algunos obispos, sacerdotes y religiosos es un nuevo karma que ha condicionado dolorosamente la labor apostólica de los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI y aleja cada vez más a los fieles de la iglesia.

Los problemas que hoy enfrentan en todo el mundo la Iglesia Católica y el Vaticano en relación con el comportamiento sexual de los sacerdotes están en un punto crítico.

Los casos vienen repitiéndose en todo el mundo, desde Estados Unidos a los países más conservadores de la Europa Occidental; alcanzan tanto a clérigos ordinarios como a los que pertenecen a órdenes religiosas. Lo más lamentable de todo es que el escándalo aliena conciencias, lleva a descreer y a uniformar criterios, pensando que todos los curas son iguales, y -en definitiva- alienta el pase de los fieles católicos a otras religiones, a las que suponen más virtuosas.

La circunstancia de que en Alemania se haya ocultado un caso de pederastia por más de 20 años y otro en el que resultó comprometido hasta el propio hermano del papa Benedicto XVI, demuestran que la situación es crítica. Muchos teólogos consideran que la Iglesia deberá reformular ya -y en todo el mundo- toda su pastoral. Inclusive, abogan por la abolición del celibato como una herramienta práctica que permitiría a los sacerdotes superar sus deseos reprimidos y permitirles llevar una vida sexual ordenada.

En los casos de abuso sexual están involucrados prelados, sacerdotes y miembros de órdenes religiosas católicas. Se suelen dar en seminarios, escuelas y orfanatos, donde los niños han estado al cuidado del clero. Muchos miembros de la alta jerarquía de la Iglesia Católica se dedican a encubrir estos casos para que no salgan a la luz. El mayor castigo que suelen dar es el traslado de estas personas a otras diócesis, donde, claro está, reinciden en sus prácticas sexuales.

Casos de pederastia en la Iglesia Católica

La institución se ha visto involucrada en numerosos escándalos de pederastia en el mundo. De acuerdo con informaciones divulgadas por diferentes agencias internacionales, se presentará una breve lista sobre los casos que mayor conmoción y difusión han alcanzado.

En 1985, el abuso sexual por parte de sacerdotes se convierte en una cuestión nacional por primera vez en Estados Unidos cuando el párroco de Luisiana, Gilbert Gauthe, es encontrado culpable de once casos de abuso a menores.

Uno de los mayores escándalos de todos los tiempos se desató en enero de 2002 en Estados Unidos. El diario Boston Globe publicó una serie de reportajes desentramando los abusos sexuales cometidos por cinco sacerdotes de ese estado, lanzando a la luz pública la cuestión de los abusos sexuales de la iglesia a menores de edad.

El hecho de que las acusaciones se hicieran públicas animó a muchas otras personas a seguir el ejemplo, desatando un efecto en cadena a ambos lados del Atlántico y se inició una serie de juicios reclamando compensaciones económicas, lo que sumió a la Iglesia Católica en una crisis.

El Papa Juan Pablo II, en el abril de 2002, emitió una histórica condena por los abusos sexuales revelados en Estados Unidos: “No hay lugar en la Iglesia Católica para sacerdotes que abusen sexualmente de menores”.

En Estados Unidos, el cardenal Bernard Law fue acusado ese mismo año de haber protegido a sacerdotes pederastas, siendo luego obligado a renunciar del arzobispado de Boston.

En 2004, Una investigación encargada por la Iglesia reveló que más de 4 mil sacerdotes en Estados Unidos se han visto envueltos en acusaciones de abusos sexuales en los últimos 50 años implicando a más de 10 mil niños.

En Australia se produjeron agresiones sexuales en los años 70 y a principios de los 80, sobre todo contra alumnos del internado católico Saint Stanislas en Bathurst. La figura más importante de la Iglesia en Australia, el arzobispo de Sidney, George Pell, ofreció miles de dólares a las familias de los niños que supuestamente sufrieron abusos por parte de los curas. La Iglesia “pidió disculpas” oficialmente a los niños inmigrantes de origen británico y maltés que sufrieron abusos sexuales entre 1930 y 1960.

En Irlanda, una investigación del Gobierno irlandés en una diocésis del condado de Wexford, en octubre de 2005, reveló más de 100 abusos a menores por partes de curas. El informe contaba con más de 271 páginas de extensión en las que se hacían alegaciones contra 21 de los sacerdotes que habían estado trabajando en la diócesis entre 1966 y 2002.

La Comisión Investigadora de Abusos de los Niños en Irlanda, en mayo de 2009, dio a conocer tras casi 10 años de investigación cifras escalofriantes: se habían recogido más de 2 mil testimonios que relatan abusos físicos y sexuales por parte de sacerdotes. Éste es uno de los los mayores casos de reconocimiento de los abusos sexuales de la Iglesia Católica en una investigación que abarca más de 35 mil niños en un período de 60 años (de 1920 a 1980).

Cuatro obispos renuncian y toda la jerarquía de la Iglesia católica en Irlanda rinde cuentas ante el Papa.
En México, el fundador de los Legionarios de Cristo, el padre Marcial Marciel, tuvo que abandonar todos sus cargos en 2006 por actos de pedofilia. En 2002, la Iglesia es acusada de cubrir los casos de abuso e incluso de pagar dinero para comprar el silencio de las víctimas.

El sacerdote Julio César Grassi, responsable de la Fundación Felices los Niños, en junio de 2009, fue condenado a 15 años de prisión en Argentina por 15 casos de abuso sexual de menores que estaban bajo su cargo.

En Chile, un religioso español fue detenido en marzo de ese año por posesión de pornografía infantil y por supuestamente haber abusado de al menos 15 menores en colegios españoles donde trabajó entre 1992 y 2005. El religioso, que dictaba clases desde enero de 2008 en la universidad Santo Tomás de Santiago de Chile, fue detenido en la capital chilena y podría ser extraditado a España.

Por otra parte, el Vaticano reconoce la existencia de varios casos de abusos en Brasil después de que el programa de televisión Conexao Reporter recogiera las denuncias de varios alumnos contra religiosos en marzo de 2010.

En Austria, el arzobispo de Viena, el cardenal Hans Hermann Groër, renunció en 1995, y después el arzobispo de Poznan (Polonia), monseñor Juliusz Paetz, hizo lo mismo en 2002, tras ser acusados de acoso sexual.

Tres sacerdotes de un monasterio del norte de Austria fueron revocados por actos lascivos contra alumnos en los años 80, mientras que, según el diario Der Standard, se registraron abusos sexuales en el coro de los Pequeños Cantores de Viena.

En Alemania, desde principio de 2010, emergen más de 300 casos de acusaciones de abusos físicos y sexuales.
Varios de los casos son planteados por quienes fueron miembros del coro de niños del colegio Regensbug Domspatzen, que durante 30 años fue dirigido por el hermano del Papa, monseñor Georg Ratzinger.

En Holanda, desde comienzos de marzo de 2010 se registraron 350 demandas de personas que afirmaron haber sufrido abusos sexuales cometidos por miembros del clero en los años 50, 60 y 70.

En Italia, un ex alumno dijo que había sufrido abusos sexuales reiteradamente por parte de los monjes de un convento cerca de Bolzano, en la provincia autónoma del Alto Adigio (noreste), según publicó un diario local.

Otros países están involucrados, sobre todo España y Francia, donde la Conferencia Episcopal denunció este fenómeno que concierne a algunos curas, en noviembre de 2000, y a países africanos, fundamentalmente Senegal.

Lista negra de curas pederastas

El presidente de la Conferencia Episcopal Suiza, Norbert Brunner, aseveró este miércoles que es importante obtener información recíproca automática entre órdenes religiosas y diócesis.

El análisis lo hizo en estos momentos cuando el escándalo por abusos sexuales producidos en el seno de la Iglesia Católica pone cada vez en una difícil posición al Vaticano. La idea de la institución helvética es crear una lista negra de curas pederastas.

Destacó que la Conferencia Episcopal Suiza analizará la posibilidad de elaborar tal lista en la próxima reunión plenaria de junio.

Asimismo, Brunner se refirió al sistema de denuncia y adelantó que no está previsto discutir la posibilidad de denunciar a los culpables a la justicia de forma automática. No obstante, se mostró dispuesto a evaluar si es o no necesario cambiar las directivas sobre qué hacer cuando se detecta un caso de pederastia entre la curia.
El propio Papa Benedicto XVI, que afronta una de las crisis más graves de su pontificado por escándalos de abuso sexual que afecta a la Iglesia Católica, dijo este domingo que su fe le daría el coraje para no verse intimidado por las críticas.

Abusos sexuales en la Iglesia Católica: Impunidad

 

La Iglesia Católica protegió durante décadas a curas y religiosos pederastas que abusaron sexualmente de niños y niñas en Alemania e impidió que fueran procesados por la justicia, según teólogos, juristas y documentos eclesiásticos internos.

La complicidad de la jerarquía eclesiástica quedó confirmada recientemente cuando ex alumnos de instituciones católicas realizaron miles de denuncias contra numerosos sacerdotes.

En prácticamente todos los casos, los pederastas sólo fueron transferidos de una jurisdicción a otra y nunca fueron procesados legalmente.

Casos similares de abusos sexuales contra niños y niñas en escuelas católicas, con impunidad para los victimarios, han sido documentados en Australia, Austria, España, Estados Unidos, Filipinas, Francia, Italia y México, entre otros países.

De acuerdo con informaciones divulgadas en un portal especialista en religión y política, en Alemania las denuncias comenzaron en enero de este año, cuando el director de la escuela secundaria católica Canisius de Berlín, Klaus Mertes, en una carta abierta dirigida a los ex alumnos, pidió disculpas por los abusos sexuales perpetrados por los sacerdotes en las décadas de 1970 y 1980.

En la misiva, Mertes reconoció saber desde hace años de los abusos. También exhortó a las víctimas a revelar la naturaleza exacta de estos y los alentó a romper el muro de silencio que se mantiene en torno a estos casos.

Mucha atención recayó sobre la escuela secundaria Canisius, gestionada por la orden de los jesuitas y considerada una de las mejores instituciones educativas del país.

El 14 de febrero de 2010, este director declaró en conferencia de prensa que en Canisius se produjeron cientos de casos de abusos sexuales y sugirió que la Iglesia Católica indemnice con dinero a las víctimas.

La abogada berlinesa Manuela Groll, que asesora jurídicamente a varias de las víctimas de la escuela Canisius, confirmó las palabras de Mertes: 'Recibo denuncias nuevas prácticamente todos los días. Estoy segura que la cantidad de víctimas llega a los tres dígitos'.

Desde las revelaciones de Mertes, cientos de casos de abuso sexual protagonizados por sacerdotes fueron confirmados en numerosas escuelas católicas de Alemania. Muchos de los abusos datan de los años 60 y 70, pero algunos se perpetraron incluso hasta en 2002.

La teóloga alemana Uta Ranke-Heinemann dijo, en una entrevista a la agencia noticias Inter Press Service (IPS), que la Iglesia Católica, desde el Vaticano hasta los sacerdotes en el llano, ayudaron a garantizar la impunidad absoluta de los abusadores. “Existen dos documentos internos que muestran que la Iglesia Católica se toma el trabajo de mantener el abuso en el secreto absoluto', agregó.

El primer documento, Crimen sollicitationis (en latín, delito de solicitación), data de 1962 y fue escrito por el cardenal Alfredo Ottaviani, entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, anteriormente conocida como la Inquisición.

El segundo documento, De delictis gravioribus (Sobre delitos más graves), fue redactado en 2001 por el entonces cardenal Joseph Ratzinger, el actual Papa Benedicto XVI, quien también fue prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

'Ambos documentos, que hoy están en posesión de todos los obispos católicos del planeta, ponen énfasis en la exclusiva competencia del Vaticano sobre los delitos sexuales como la pedofilia', expresó Ranke-Heinemann.

La teóloga señaló que el único castigo que recibieron los pedófilos fue su constante reubicación. Se les transfiere continuamente de un lugar a otro. Esto les permite salir y cometer sus fechorías con total impunidad'.

El 22 de febrero la ministra de Justicia alemana Sabine Leutheusser-Schnarrenberger, en una entrevista de televisión con la red pública ARD, declaró que la Iglesia Católica no parece inclinada a cooperar con el procesamiento de los casos de abuso sexual.

De hecho, la jerarquía católica reaccionó a las revelaciones de estos últimos meses mediante una breve disculpa por escrito, leída en una conferencia de prensa el 22 de febrero por el obispo Robert Zollitsch, presidente de la conferencia episcopal alemana.

En la disculpa leída por Zollitsch se califica de 'crimen nauseabundo' al abuso sexual, pero el prelado no respondió a las preguntas de los periodistas.

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