Por Pompeyo Márquez
Entramos a vivir tiempos intensos y peligrosos. Dicho de otra manera: estamos en turbulencia, amárrense el cinturón. Las posibilidades de derrotar a la autocracia militarista con tendencias totalitarias al estilo cubano crecen. Por un lado, las políticas equivocadas del autócrata se estrellan contra la realidad y conducen a la destrucción del aparato productivo, al aumento de la desconfianza, a la exhibición de la ausencia de estado de derecho, al crecimiento de la inflación y del desempleo, a que la inseguridad rebase no sólo al gobierno sino al Estado en general.
En fin, se desarrolla un cuadro de la situación nacional donde el gobierno da la sensación de haber perdido la gobernabilidad y en su lugar procede a la represión y a la improvisación contando con una Asamblea Nacional que cumple con las funciones, como se decía después de 1912 cuando Gómez decide perpetuarse en el poder, que “parla..y miente” y aprueba aceleradamente una legislación anticonstitucional por orden del autócrata empeñado en imponerle a los venezolanos un régimen que es rechazado, según las últimas encuestas, por un 90 por ciento de los encuestados. Del lado de la alternativa ésta aparece con mayor visibilidad. En lo principal tiene un mensaje que se podría resumir en vivir en libertad, al amparo de la Constitución, con una profunda vocación democrática y de justicia social. Y, además, cuenta con un mensajero que es la unidad, la cual va más allá de los candidatos unitarios.
Justamente lo definitorio es que se termine de conformar una gran unidad nacional no sólo electoral para el 26S sino que vaya más allá con la perspectiva del 2012 y tomando en consideración lo que pueda suceder de aquí a septiembre y luego de septiembre a enero del 2011 cuando deban tomar posesión los nuevos diputados a la AN y lo que pueda provocar el autócrata durante todo este período.
Las tendencias lucen con mayor claridad, y ningún maniqueísmo las podrá borrar: una línea decreciente del lado gubernamental y una línea ascendente del lado de una alternativa amplia, nacional, democrática, constitucional y pacífica.
Venezuela no quiere más confrontaciones que evoquen aires de violencia. La inmensa mayoría de nuestros compatriotas queremos vivir en paz, en el respeto del uno al otro, de la Constitución. Este es el marco de ese gran acuerdo nacional. Ese es el terreno del encuentro de la oposición y la disidencia y de todos aquellos que anhelan un funcionamiento democrático de la sociedad venezolana,.
Están elaboradas las CIEN PROPUESTAS que resumen los principales problemas y soluciones. Ellas deben seguir siendo profundizadas mediante el estudio de los equipos técnicos que funcionan en la Mesa de la Unidad. Ahora en septiembre debemos crear una nueva realidad política, como decíamos antes con miras al 2012. Y después del 2012 pensar en un gobierno de unidad nacional.
La victoria del 26S es un gigantesco paso hacia recobrar la libertad, la democracia y la justicia social.