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"El Presidente de la República, Hugo Chávez Frías, aseguró que con la llegada del proceso revolucionario, en el país, se acabaron 'los intocables' y aseveró que cualquier persona que se compruebe este involucrada en hechos delictivos será juzgada bajo el ordenamiento jurídico vigente". Así reflejó la Agencia Bolivariana de Noticias (ABN) la última referencia del gobernante "al ex ministro de la defensa Raul Isaías Baduel quien fue sentenciado por estar incurso en hechos de corrupción".
"Eso demuestra que aquí no hay intocables, aquí se acabaron las vacas sagradas (...) Hay quien critica y dice que yo mando a meter presa a la gente. Eso no es así, yo no meto preso ni libero a nadie. Eso lo hace la justicia, quien tiene los elementos para determinar la culpabilidad o no de cualquier imputado”, aseguró el Jefe de Estado.
Valen las citas atribuidas por ABN a Chávez, para considerar uno de los temas más espinosos que afectan la credibilidad del gobierno: la corrupción. En principio, toda persona que robe dineros públicos debe ser investigada y enjuuiciada, de acuerdo con el ordenamiento jurídico, que incluye constitucionalmente la imprescriptibilidad de los delitos de salvaguarda del patrimonio público, como los de narcotráfico y lesa humanidad. Eso quisiéramos, pero la realidad es muy otra: el de Chávez es el gobierno más corrupto de tolda nuestra historia republicana; cual ratas de albañal se han ensañado contra las bases morales de la República, vulgarizaron el robo de dinero público y el peculado de uso y el abuso de poder son moneda corriente.
El cinismo presidencial radica en que sea el caso de Baduel, condenado a más de siete años de prisión por corrupción durante su gestión como ministro de la Defensa, no es más que un pase de factura de Chávez a su compadre por infidelidad política. Ninguno de sus burócratas corruptos ha sido enjuiciado y encarcelado, salvo que haya "saltado la talanquera"; mientras no lo hagan, cuentan con total impunidad.
Corruptos conocidísimos como los capos de la mafia Miquilena-Carrero o del Clan Rangel, ahora fuera del gobierno, no son tocados por la "justicia" robolucionaria por el cúmulo de secretos y andanzas que involucran a Chávez, Miquilena y Rangel, sus testaferros y demás operadores financieros.
Baduel -cuya inocencia no defendemos, hasta que se demnuestre lo contrario- es un conspicuo ejemplo de lo maligno que puede ser el eutócrata ante la "infidelidad" de sus subalternos. Todos han sido tolerados en sus corruptelas e incompetencias, premiados y protegidos por el jefe-único, mientras su genuflexión sea no sólo proverbial sino manifiesta en público y en privado.
A sus corruptos, Chávez los protege, ordena congelar expedientes en la Fiscalía General de la República, aborta investigaciones y mantiene los hechos en secreto hasta que le sean útiles para escarmentar la infidelidad política. Ahí, funciona el garrote.
La triste historia de Basduel es parte de la triste historia de Chávez. Juntos se elevaron protestando las injusticias y corruptelas del pasado; y juntos se hundieron en la indignidad. Familias enteras se han convertido en mafias de la corrupción, bajo el régimen de Hugo Chávez, quien trata de engatusar incautos con ese tipo de declaraciones contra la corrupción.
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Semanario LA RAZÓN
www.larazon.net
Caracas, 23.05.2010
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