Por Haider Rizvi
NUEVA YORK, Dic 2008 (IPS) - Las temperaturas registradas este año
fueron en promedio las más altas desde 1850, cuando los
científicos comenzaron a registrarlas, evaluó la Organización
Meteorológica Mundial (OMM) en su último estudio sobre cambio
climático.
La ocurrencia de fenómenos meteorológicos extremos, como
inundaciones devastadoras, sequías severas y persistentes,
tormentas de nieve y olas de calor se registraron en varios
países, según esa agencia de la Organización de las Naciones
Unidas (ONU).
El estudio de la OMM mostró que este año, la temperatura
promedio de la tierra y del mar fue 0,31 grados superior a las
registradas entre 1961 y 1990.
La información preliminar de 2008 se basa sobre datos
tomados por estaciones meteorológicas en tierra, barcos, boyas,
y también desde satélites.
"En 2008 se volvieron a registrar temperaturas superiores al
promedio en Europa", indicó Carine Richard-Van Maele, de la OMM.
"Una vasta zona geográfica, incluida Siberia y partes de
Escandinavia, tuvo un invierno notoriamente más suave".
En la mayor parte de Europa, enero y febrero fueron "muy
suaves", con temperaturas promedio siete grados más altas que en
Escandinavia. De hecho, para los habitantes de esa región fue el
invierno más templado en más de 100 años.
Sin embargo, el invierno pasado fue inusualmente frío en la
mayor parte de Eurasia. En algunas partes de Turquía, en la
misma temporada se dieron las temperaturas más bajas en casi 50
años.
"Este invierno extremadamente frío se cobró cientos de
víctimas en Afganistán y China", señaló Maele.
Los datos muestran que febrero también fue un mes muy frío
en Estados Unidos. La región centro-occidental del país, por
ejemplo, registró temperaturas promedio entre cuatro y cinco
grados por debajo de lo normal en algunas zonas.
En cuanto a los cambios abruptos de las condiciones
climáticas, los investigadores de la OMM señalaron que algunas
zonas de América Central fueron golpeadas en medio del verano por
una ola de frío con temperaturas por debajo de los seis grados.
A la inversa, en julio, en algunas zonas de América del Sur
hubo una ola de calor con temperaturas tres por ciento por
encima del promedio, por lo que fue el mes de invierno más cálido
de los últimos 50 años.
Lo mismo sucedió en el sur de Australia, dónde hubo una ola
de calor sin precedentes con altas temperaturas. Adelaida tuvo
el verano más largo y caluroso de su historia.
Las variaciones en los patrones climáticos causaron las
sequías y las inundaciones más prolongadas y las tormentas más
devastadoras en muchas partes del mundo, según los especialistas
de la OMM.
El sur de la provincia canadiense de Columbia Británica, por
ejemplo, sufrió su quinto periodo más seco en medio siglo.
En Europa, España y Portugal se registraron el invierno más
seco en décadas. En América del Sur, una gran parte de
Argentina, Paraguay y Uruguay sufrieron una situación similar.
El estudio también se extiende en las consecuencias
devastadoras de inundaciones y ciclones en numerosos países.
Bangladesh, India, Pakistán y Vietnam fueron considerados
los países más perjudicados y donde decenas de miles de personas
perdieron sus hogares y más de 10 millones debieron ser
reubicadas.
Los investigadores de la OMM señalaron que la capa de ozono
se amplió este año sobre la Antártida respecto de 2007.
Asimismo, el hielo del mar Ártico alcanzó su segundo nivel más
bajo desde que comenzaron las mediciones satelitales en 1979.
Teniendo en cuenta los cambios dramáticos de las condiciones
climáticas y su impacto en el ambiente y la economía mundiales,
la ONU divulgó el martes unas pautas nuevas para ayudar a los
países a recabar información importante que permitirá hacer
frente a los desastres naturales.
"Para evitar que los desastres naturales sean
responsabilidad de la actividad humana, necesitamos sistemas
efectivos para identificar necesidades, gestionar datos y ayudar
a disminuir las respuestas calibradas", señaló John Holmes,
subsecretario general de la ONU para Asuntos Humanitarios.
Esos sistemas pueden resultar provechosos para la
coordinación de la distribución de suministros en tiempo y
forma, señala Holmes en el prólogo del informe "Datos contra
desastres naturales", presentado el martes.
"La eficiencia de la respuesta es especialmente importante
porque, como ahora queda claro, la vulnerabilidad ante los
desastres naturales y la ineficiencia en la distribución de
asistencia conlleva pérdidas económicas innecesarias, mayor
sufrimiento y profundización de la pobreza", añade.
Basándose sobre estudios de caso como el tsunami del océano
Índico que en 2004 golpeó a Indonesia y Sri Lanka, los últimos
huracanas en Guatemala, Haití y Mozambique y el terremoto de 2005
en Pakistán, el libro subraya la necesidad de crear sistemas de
gestión de información para lograr una respuesta efectiva a los
desastres.
"Deben reunirse datos básicos por adelantado como parte de
la preparación para responder a los desastres", señala el libro.
"Las operaciones de búsqueda y rescate, las evacuaciones y la
atención a las víctimas de traumas deben estar coordinadas".