SAN JOSÉ, 15 may (IPS) - Con charlas, talleres y otras acciones para generar conciencia y desterrar la intolerancia, entidades gubernamentales y de la sociedad civil prepararon la celebración, el domingo 17 de mayo, del Día Nacional contra la Homofobia en Costa Rica, donde se verifican avances en la materia.
El decreto emitido por el presidente Óscar Arias en marzo de 2008, que oficializó el 17 de mayo como la jornada nacional de lucha contra la discriminación de los homosexuales, puso a Costa Rica entre los 30 países que cuentan con una declaratoria de este tipo en el mundo.
La norma establece que las instituciones públicas deberán difundir ampliamente los objetivos de la conmemoración, así como deberán "facilitar, promover y apoyar las acciones orientadas a la erradicación de la homofobia".
Esta acción fue impulsada por el Centro de Investigación y Promoción para América Central en Derechos Humanos, uno de cuyos representantes, Francisco Madrigal, explicó a IPS la importancia de este instrumento para que el Estado tome parte en la transformación social.
A su juicio, "hay que fortalecer la sensibilización e institucionalización de políticas de respeto a las personas por su orientación sexual".
Para ayudar a esta tarea, diversas instituciones gubernamentales van a realizar actos de concienciación, como charlas entre sus empleados, capacitaciones y mesas redondas en distintos puntos del país. También se izará la bandera del movimiento homosexual en sus sedes.
El Tribunal Supremo de Elecciones, la Defensoría de los Habitantes o el Ministerio de Salud son algunas de los organismos involucrados.
Además, desde el miércoles se viene desarrollando el I Festival Interuniversitario por la Diversidad Sexual en la Universidad Nacional, el Instituto Tecnológico y la Universidad de Costa Rica (UCR).
Los avances en la lucha contra la discriminación por la orientación sexual han sido notorios a lo largo de los años. El líder del Movimiento Diversidad, Abelardo Araya, reconoció ante IPS que, pese a esos esfuerzos, la homofobia sigue presente en el país.
Sin embargo, Araya aseguró pero "no es comparable a la existente hace 20 años", donde la homosexualidad se perseguía con "redadas policiales y encarcelamientos".
A juicio de este activista, el patrón de la homofobia es hoy distinto, aunque sigue habiendo sectores que se resisten a una apertura más amplia, y "están dentro de todos los estamentos de la sociedad".
En este marco, la Iglesia Católica ya mostró su oposición al proyecto de ley de unión civil entre personas del mismo sexo, hoy a estudio del parlamento.
Esa actitud de la jerarquía eclesiástica no sorprendió a nadie, pero sí la posición coincidente adoptada al respecto por el centroizquierdista Partido Accesibilidad Sin Exclusión (PASE), puesto que en las últimas elecciones legislativas pidió expresamente el voto del colectivo homosexual.
El PASE promueve ahora convocar un plebiscito para decidir sobre si se instaura o no la unión civil entre homosexuales y gays, herramienta que los colectivos implicados entienden que no es conveniente usar "porque es una cuestión de derechos humanos", como explicó Araya.
Desde el Movimiento Diversidad se ultima la redacción del documento que se presentará ante el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), en el que muestran tanto los cambios que sufrió el proyecto así como las convenciones ratificadas por Costa Rica, que impedirían la convocatoria de un referéndum en aspectos que involucran a los derechos humanos.
Entre esos acuerdos internacionales se cuentan la misma Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer.
El sociólogo Jacobo Schifter, una de las primeras personalidades costarricenses en admitir públicamente su condición de homosexual, en 1988, comentó a IPS que la homofobia "ha existido y existirá". A su juicio, hace 20 años el gay estaba totalmente invisibilizado, pero "el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) hizo más visible a este colectivo".
En la encuesta nacional del sida de 1987 "vimos que los más homofóbicos eran los que menos conocían a los homosexuales".
Schifter cree que las mentalidades son más abiertas en las zonas no urbanas y marginales, porque hay una mayor vida social en común. Pero entiende que el hecho de modificar las leyes "es importar el modelo gringo (estadounidense)". "Es un énfasis estúpido", apuntó.
Para el activista, en América Latina "es más fácil enfocarse en cambiar las actitudes sociales de la gente. El matrimonio gay no traerá mayor o menor aceptación" hacia el colectivo homosexual. También opinó que "a la Iglesia Católica nadie le hace caso, por eso ¿qué importa lo que digan de la vida sexual de la gente?".
Lo que debe haber, agregó, es "un avance social, que el gay salga del ghetto y se meta en todos los sectores. Y que se haga desde abajo". Cree también que la estrategia actual del colectivo es una pérdida de tiempo.
Respecto de la participación en la vida política, Araya anunció que pretenden estimular la participación de los gay dentro de las estructuras de los partidos, sin "reducirnos a un partido, sino que en las estructuras existentes surjan otros liderazgos en la comunidad".
El líder del Movimiento Diversidad confía en que los partidos comiencen a crear "carteras" de grupos GLBT (Gay, Lesbianas, Bisexuales y Transexuales).
También están trabajando en el "voto por la igualdad", con el que pretenden tener un "voto informado" entre la comunidad, en el que "llamamos a no adherir a quienes nos discriminan, como el PASE".
Según Araya, 20 por ciento del padrón electoral de Costa Rica, es decir unos 550.000 votantes, son GLBT, pero Madrigal baja ese porcentaje a la mitad.