Por Catherine Makino
TOKIO, 26 may (IPS) - Las pruebas nucleares de Corea del Norte constituyen un motivo de gran preocupación para Japón, que, sin embargo, poco puede hacer al respecto.
La mayoría de los analistas creen que Japón sería un blanco probable si el régimen de Kim Jong Il alguna vez usara armas nucleares en un conflicto armado.
Aunque ese escenario nunca tenga lugar, a Tokio lo perturba tener de vecino a un estado impredecible y potencialmente inestable que posee armas nucleares.
"Esto no puede permitirse de ningún modo. En esta etapa la comunidad internacional tiene que actuar unida. Esto es una clara violación de la resolución vigente del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)" sobre el desarrollo nuclear de Corea del Norte, dijo el lunes a la prensa el primer ministro Taro Aso en Tokio.
Japón convocó a una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad para el lunes. El órgano de la ONU, de 15 miembros, aprobó una unánime condena a las pruebas nucleares de Corea del Norte por considerar que se trata de "una clara violación" de sus resoluciones.
"Japón puede asumir un rol de liderazgo en la condena a Pyongyang a través del Consejo de Seguridad de la ONU. Es previsible que lo haga", dijo a IPS Weston Konishi, de la Fundación Mansfield, con sede en Washington.
Es probable que Japón trabaje detrás de bambalinas para persuadir a Rusia y China de mostrar dureza, posiblemente acompañando una nueva serie de sanciones económicas contra Corea del Norte.
Sin embargo, en este punto quedan pocas sanciones que usar contra el aislado régimen, según Konishi.
"La prueba de este año es la apuesta de Corea del Norte a concitar más atención y buscar concesiones de Estados Unidos", dijo Jeffrey Kingston, de la Universidad Temple en Japón.
"El gobierno de Barack Obama se ha tomado las cosas con calma y, a diferencia de sus predecesores, no ha entrado en pánico, negándose a jugar el juego según las reglas de Pyongyang. La secretaria de Estado (canciller, Hillary) Clinton dijo hace poco que es poco plausible e improbable que se reanuden las conversaciones", agregó.
Beijing todavía brinda un auxilio económico clave a Pyongyang. Japón, Estados Unidos y otras partes interesadas pueden intentar convencer a China de presionar más a Corea del Norte para que vuelva a la mesa de negociaciones.
El Consejo de Seguridad de la ONU y toda la comunidad internacional --incluido Japón-- han condenado varias veces a Corea del Norte, sin consecuencias.
Ésta no es una señal promisoria para la reanudación de las negociaciones de seis partes --China, Corea del Norte, Corea del Sur, Estados Unidos, Japón y Rusia-- luego que Corea del Norte se retiró del Tratado de No Proliferación Nuclear en 2003.
Esto sirve como recordatorio de las oportunidades que perdió Japón a lo largo de varios años, al marginarse de los esfuerzos por la desnuclearización mundial, según Kingston.
Al estancarse las conversaciones de las seis partes y con Japón atrapado en su propia retórica e inflexibilidad, pueden surgir sus peores temores sobre conversaciones directas entre Estados Unidos y Corea del Norte.
"En el último año del gobierno de George W. Bush (2001-2009), a Tokio le enojó estar fuera del circuito de las negociaciones clave. Y le indignó la decisión de Estados Unidos de sacar a Corea del Norte de la lista de estados que patrocinan el terrorismo, eliminando de ese modo cualquier influencia que pudiera haber tenido Japón en las ‘negociaciones’ por los secuestrados", planteó Kingston.
Se refería a al menos una veintena de japoneses raptados en los años 70 y 80 y trasladados a Corea del Norte para ser entrenados como espías.
Pyongyang reconoció oficialmente ese plan en 2002, y permitió a algunas de las víctimas regresar a su país. Otras fueron declaradas muertas.
La clave para el gobierno de Obama es manejar esta situación con clama y metódicamente, mientras mantiene a Japón involucrado e informado, sostuvo Kingston.
Las perspectivas de lograr que el genio vuelva a la lámpara parecen remotas, precisamente porque Corea del Norte ha ganado mucho al desarrollar la opción nuclear y ahora hay intereses creados en el régimen, que se opone a negociar un apartamiento de la misma.
"Obviamente la situación es seria e indeseable, y solamente pone de relieve cuán poca influencia tienen todos, incluida China sobre Pyongyang", dijo Kingston a IPS.
"Dudo que China y Rusia cambien su tonada en el Consejo de Seguridad de la ONU al grado que Japón quiere. Eso volverá a ser un callejón sin salida", agregó.
Kenneth Quiñones, director de evaluación de investigaciones y profesor de estudios coreanos en la Universidad Akita de Japón, planteó que "en la mente de los dirigentes políticos (…), el temerario rechazo de Corea del Norte de las condenas internacionales no es ni irracional ni impredecible. En los últimos años hemos visto un ciclo similar repetirse tres veces".
Las últimas figuras que ocuparon el puesto de primer ministro en Japón parecen estar usando a Corea del Norte para ampliar su apoyo popular acentuando las tácticas coactivas al tratar con Pyongyang, según Quiñones.
Las declaraciones del Consejo de Seguridad, la condena internacional y las sanciones económicas son las tácticas favorecidas.
"Desafortunadamente, ninguna de ellas tiene o tuvo ningún impacto positivo o constructivo en Corea del Norte. Yo sugeriría que es tiempo de que Tokio y Seúl se sienten con Washington, Beijing y Moscú y lleguen a una estrategia diseñada para inducir a Corea del Norte a regresar a las negociaciones, ya sea bilaterales Estados Unidos-Corea del Norte o multilaterales, por ejemplo las conversaciones de las seis partes", dijo Quiñones.
Esta estrategia enfatizaría las negociaciones y los incentivos en vez de la condena y tácticas coactivas como las sanciones.
De otro modo, Japón, sus vecinos y Estados Unidos podrían experimentar una intensificación de las tensiones en Asia nororiental, que podría estallar abruptamente en una segunda Guerra de Corea, pronosticó Quiñones.
"Una guerra en breve no le serviría a nadie, y su costo para todas las partes involucradas sería astronómico", dijo a IPS.
En términos estratégicos, eso significaría poco para Japón. Corea del Norte tiene un programa nuclear y de misiles desde hace tiempo.
Los ensayos pueden o no indicar que esté avanzando hacia el desarrollo de una bomba nuclear que pueda ser transportada por un misil, en oposición a algo que es demasiado grande o frágil para servir como ojiva efectiva, dijo Robert Dujarric, director del Instituto de Estudios Japoneses Contemporáneos en la Universidad Temple.
Aunque Corea del Norte tenga un arma nuclear efectiva, el paraguas nuclear estadounidense y sus fuerzas convencionales son suficientes para disuadir a Corea del Norte, según él.
"No estoy pensando en un ataque contra Japón, sino en algún enfrentamiento con Corea del Sur. Eso no conduciría a una guerra a gran escala, pero podría intensificar las tensiones en un momento en que lo último que Asia necesita es una crisis política-diplomática-militar", agregó Dujarric.
Hay poco que Japón pueda hacer. La clave es la reacción china y, en menor grado, la estadounidense. Así que, al fin y al cabo, Japón es un país que mira la situación desde afuera.