Luego de una intensa jornada de negociaciones que terminó a las 23h00 de Honduras (05.00 GMT del miércoles), se logró al menos avanzar en el aspecto de que es necesario derogar el decreto de expulsión.

Uno de los pocos en dar declaraciones de lo ocurrido en el debate fue el ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Celso Amorim, quien dijo que " por lo menos hay hoy una conciencia de que la resolución del 62 es un cadáver insepulto que tiene que ser enterrado. Me gustaría hacer un entierro democrático sin grandes pompas. Pero no ha sido posible".

Sin embargo, a la salida de la reunión el pesimismo se veía en las caras de los cancilleres tras retirarse.

El funcionario señaló que "era necesario derogar la resolución, pero no hubo acuerdo sobre la modalidad de hacerlo ni en los términos que se deben utilizar".

Brasil considera que se debe revocar la resolución aprobada en 1962 en Punta del Este (Uruguay) por consenso y, pese a la falta de un acuerdo, Amorim indicó que hay que respetar las posiciones de los diferentes países.

Varios bloques presentaron su objeción, como fue el caso de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), que no acepta que se imponga a Cuba condiciones para anular la suspensión, corregir el error histórico y dejar claro que la decisión de un posible regreso a la OEA depende del gobierno de Raúl Castro.

La canciller hondureña, Patricia Rodas, reiteró a los periodistas que el levantamiento de la suspensión que excluyó a Cuba del Sistema Interamericano por su forma de organizar su sociedad y su economía y también su sistema político "debe ser incondicional"

"Ese es nuestro compromiso (...) y el compromiso de América", sostuvo Rodas, para quien consideró que el tema es de fondo y que "tiene que ver con la moral continental".

Las negociaciones continuarán este miércoles pero no a nivel de cancilleres.