Por Diana Cariboni
MONTEVIDEO, 25 oct (IPS) - El gobernante Frente Amplio (FA) no consiguió la mitad más uno de los votos válidos en los comicios celebrados este domingo en Uruguay y deberá competir a fines de noviembre por la Presidencia con el derechista Partido Nacional (PN).
La coalición de izquierda FA obtuvo entre 47 y 49 por ciento de los votos válidos, mientras el tradicional PN o Blanco consiguió entre 28 y 30 por ciento, según las proyecciones realizadas por distintas encuestadoras con base en datos del escrutinio primario oficial.
Los postulantes presidenciales de ambas fuerzas, José Mujica, del FA, y Luis Alberto Lacalle, del PN, se medirán nuevamente en las urnas el 29 de noviembre.
Mientras el también tradicional Partido Colorado, el gran derrotado de los comicios de 2004 cuando obtuvo apenas 10 por ciento de los sufragios, consiguió este domingo un gran avance al alzarse con entre 17 y 19 por ciento de los sufragios.
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A la hora 22.10 de este domingo (00:10 hora GMT) todavía no estaba claro si el FA conseguiría mayoría en el Poder Legislativo, como tiene actualmente.
"Todo indicaría que nuestra fuerza política va a tener una expresión muy importante y no descartamos la mayoría parlamentaria", dijo Mujica en conferencia de prensa en la sede del comando electoral que su partido instaló en el hotel NH Columbia, en la Ciudad Vieja, el barrio histórico de Montevideo.
"Soy hombre de lucha y estoy francamente encantado" con el resultado, porque "nadie nunca nos regaló nada", agregó.
"Estamos contentísimos con esta votación que supera a la de los dos partidos tradicionales juntos, e indica que nos dirigimos hacia la victoria, añadió su compañero de fórmula, Danilo Astori, ante la pregunta de un periodista sobre los restos adustos de los postulantes.
El senador Astori sostuvo que en noviembre se planteará un "plebiscito" sobre el proyecto de país que tiene el FA y los logros de su actual gobierno, ante la ausencia de propuestas de las fuerzas opositoras.
También, según las proyecciones de escrutinios parciales, resultó negativo el plebiscito para anular la Ley de Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado, que coloca en manos del Poder Ejecutivo la facultad de decidir qué procesos pueden llevarse a cabo para juzgar a uniformados acusados de crímenes de derechos humanos durante la dictadura (1973-1985).
El segundo plebiscito constitucional celebrado este domingo, sobre la adopción de un sistema de votación por carta para los ciudadanos en el exterior, tampoco obtuvo la mayoría absoluta requerida para su aprobación.
Los plebiscitos "quedaron opacados" ante la elección nacional, opinó Mujica, quien se expresó contrario a que estas consultas populares se lleven a cabo junto con comicios generales.
Las de este domingo fueron las terceras elecciones celebradas bajo el régimen electoral adoptado con la reforma constitucional de 1996, que separó los comicios municipales de los nacionales y estableció la obligación de una segunda vuelta para el caso de que ninguna fórmula presidencial consiguiera la mitad más uno de los votos emitidos.
Para el investigador Juan Andrés Moraes, "el componente más positivo de la reforma de 1996" fueron "las elecciones simultáneas en cada agrupación para seleccionar los candidatos presidenciales", porque fortalecieron "a los partidos y su funcionamiento interno".
Pero la reforma dejó algunos problemas, como el alargamiento del proceso electoral, lo cual hace que el ciclo electoral sea más corto.
Además, "buscó en forma premeditada la elección de un presidente con mayor legitimidad electoral que los presidentes electos por mayoría simple", dijo a IPS Moraes, profesor adjunto del Departamento de Ciencia Política de la estatal Universidad de la República.
"Un mandato presidencial con mayoría absoluta podría coincidir con una elección parlamentaria en la que el jefe de gobierno no tiene mayoría para gobernar. De este modo, la disputa por la legitimidad del poder estaría bifurcada", apuntó.
Tanto el parlamento como el presidente son elegidos por voto popular, "y no hay forma de resolverlo durante cinco años".
Estos son, también los sextos comicios generales que celebra Uruguay después de concluida la dictadura, de cuyo fin han transcurrido 25 años.
"La democracia uruguaya es una de las más sólidas de América Latina. Es el país con el mayor porcentaje de ciudadanos satisfechos con la democracia y que al mismo tiempo apoyan a este régimen político", dijo Moraes.
Desde 1985, "los tres partidos más importantes del sistema político han tenido la oportunidad de gobernar sin que ello haya significado un problema desde el punto de vista de la gobernabilidad del sistema o la estabilidad política en su conjunto", añadió.
En opinión de Moraes, las fuerzas políticas "han sufrido al menos dos cambios muy positivos, si los comparamos con sus características en décadas anteriores al quiebre democrático de 1973", tienen "estructuras organizativas más complejas y sólidas desde el punto de vista institucional" y sus programas son también más "sólidos y claramente identificables para los ciudadanos".
En las décadas previas al golpe de Estado de 1973, "los partidos (fundamentalmente Nacional y el Colorado) eran débiles en ambos sentidos. Hoy han avanzado y la democracia se ha beneficiado de este proceso", sostuvo.
"En el límite, podríamos decir que la crisis política que nos llevó progresivamente al golpe de 1973 fue una crisis de los partidos en los dos sentidos señalados anteriormente", concluyó.
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