Por Augusto Figueroa
La reciente destitución de la cúpula de las Fuerzas Militares de Paraguay ha creado incertidumbre en América Latina, sobre las posibilidades de un golpe de Estado en la nación guaraní.
Las expectativas de cambio creadas por el triunfo del ex obispo Fernando Lugo han ido diluyéndose en el breve período de 14 meses que tiene en la presidencia.
La primera decisión fue destituir a los comandantes de los tres componentes de las fuerzas armadas. En el Ejército, el general Bartolomé Pineda sustituyó a otro general, Juan Óscar Velazquez; en Fuerza Aérea, el general Hugo Gilberto Aranda reemplazó a su colega Darío Dávalos; y en Armada, el contraalmirante Emérito Orué, sustituyó a Claudelino Recalde. En su segunda decisión respecto al estamento militar, el presidente Lugo ha sustituido al jefe de las Fuerzas Militares, Cíbar Benítez.
Los sorpresivos cambios en los mandos castrenses desataron una ola de rumores en la población. Durante más de 60 años, padecieron la atroz hegemonía del Partido Colorado, historia en la que se inscriben los 36 años de dictadura del general Alfredo Stroessner y la lucha de facciones de la misma organización, que dirimían sus intereses por el control del poder a través de sucesivos golpes militares.
.
PARTIDO MILITAR
Se podría inferir que los colorados constituyen un partido militar. Los generales pasan de la fuerza armada a la dirección del partido. Como fue el caso del Alfredo Stroessner, creador del "stroessnerismo", que según Mario Elizeche (EFE-AFP) domina la cúpula militar. “Es el mismo equipo que tumbó al presidente Raúl Cubas en 1999, y que no terminan de irse”. Me temo que Elizeche dirá lo mismo de la nueva cúpula y si el reenganche del exjefe del Ejército, Juan Óscar Velázquez, como jefe militar supremo no significa un retroceso de Lugo en su decisión de realizar cambios en la estructura castrense. Tal hecho indicaría que la crisis continúa y que aún no está consolidada la autoridad del presidente.
Lugo explica las razones para proceder a reestructurar la dirección de la FA debido a “ciertos bolsones pequeños de militares que pueden ser usados por la clase política” opositora. Pero, según informan agencias, desestimó la posibilidad de un golpe de estado al estilo Manuel Zelaya, de Honduras. Para el analista Hugo Galeano, “se instaló el tema de la conspiración y la responsabilidad de los que quieren llevar (a Lugo) a un callejón sin salida. Definitivamente Lugo no quiere seguir los pasos de Zelaya”.
Mientras, el general Bernardino Soto, stroessnerista, da la versión del alboroto en el cotarro militar que considera “una humillación y falta de respeto”, las destituciones de los comandantes, que “no pueden ser manoseados como lo hizo Lugo”.
.
EL PELIGRO ESTÁ EN EL CONGRESO
El ex obispo presidente no deja de insistir en que el golpe de estado “no será promovido por el estamento militar”. La vieja clase colorada -represiva, corrupta y autoritaria- que controló el poder por más de seis decenios, no se aviene a luchar democráticamente, desde el llano de la oposición. Maquina un juicio político contra Lugo, por supuestos actos de corrupción en la compra de tierras para la reforma agraria.
Primero ha sido el devastador ataque a la transparencia del ex cura con las sucesivas apariciones de mujeres que afirman haber tenido hijos con él, mientras Lugo ejercía el sacerdocio y estaba obligado a la castidad de acuerdo a los reglamentos del Vaticano. Y luego, los ataques por corrupción.
La ofensiva propagandística ha tenido sus efectos. Del 92 % de apoyo de las encuestas de agosto de 2008, cuando asumió el poder, ahora tiene solamente 45. Menos de la mitad.
En este contexto los líderes colorados y sus aliados, que conforman las dos terceras partes del Congreso, anuncian la posibilidad de llevar a juicio al mandatario.
Periodistas de BBC recogieron declaraciones en las que las FF. MM. no serían suficientes para dar un golpe. La verdadera amenaza estaría en el Congreso, que de llevar a juicio político a Lugo, cuenta con la mayoría de dos tercios para destituirlo. Lo que significaría “un golpe de Estado encubierto”.
.
DIVISIÓN EN LAS PROPIAS FILAS
También hay otro peligro clave: Las propias fuerzas que apoyaron a Lugo, están divididas. El vicepresidente Federico Franco, del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRD), encabeza la facción disidente del oficialismo. El PLRA es la principal base de apoyo. Evidente, carcomida. Mientras, los grupos de izquierda que lo apoyaron se pelean entre sí, por temas ideológicos. Su acción es estéril para el duro trabajo que tiene el Presidente que realizar hasta 2013, si las circunstancias se lo permiten.
El analista Francisco Capli, de First Análisis Estudio, daba una opinión aleccionadora al respecto. Como respuesta a la pregunta ¿llegará Lugo a 2013?, respondía: “No sabes, no contestas”.
A estas calamidades, hay que agregar que el obispo no ha tenido capacidad para organizar su propio movimiento político, que le permita enfrentar la conspiración del Partido Colorado, realizar un gobierno eficiente y proyectarse como una esperanza cierta para el futuro del pueblo guaraní. El giro a la izquierda y a la democracia dado por Paraguay con la elección de Lugo, podría naufragar, si no logra en la coyuntura superar sus debilidades políticas y organizativas.
.
.